A Luis Suárez todos le llaman “el caníbal”.

Nacido en Uruguay un día como hoy en el 1987, se ganó su fama a pulso, pues en tres ocasiones, dentro del terreno de fútbol, el delantero mordió a sus oponentes, siendo sus acciones castigadas severamente.

Pero al parecer, de ese Luis Suárez y sus temidos dientes no queda nada. Su desempeño en el Barcelona en España lo han llevado a la cima de su carrera, creando una nueva atmósfera a su alrededor y dejando atrás los fantasmas de sus temidos dientes.

Su ascenso deportivo

Miembro de la Selección Nacional de Uruguay, con la que consiguió la Copa América 2011, su carrera despegó velozmente, pasando por varios clubes donde marcó su territorio con su capacidad de liderato en el deporte. Ganó muchos premios, estableció récords jamás alcanzados por futbolistas latinos y logró una temporada de ensueño en el 2013-14 con el Liverpool. Fue ahí que consiguió 31 goles en 30 juegos, lo que le valió el título de máximo goleador y mejor jugador en la Premier League de ese tiempo. Gracias a su registro se ganó la Bota de Oro 2013-14, premio que compartió con el portugués Cristiano Ronaldo.

Las mordidas y sus repercusiones

Pero no todo ha sido lindo y bonito para el delantero que hoy alcanza los 29 años. El pasado de Luis Suárez está manchado por haber mordido no a uno, no a dos, sino a tres de sus rivales en el campo.

Mordida 1: En 2010, cuando militaba en el Ajax holandés, Suárez le clavó los dientes a su primera víctima, el centrocampista Otman Bakkal, jugador del PSV Eindhoven. Fue sancionado con siete partidos por parte de la federación holandesa, más dos partidos más por parte de su propio club y una multa económica.

Mordida 2: Para el 2013, estando en el Liverpool inglés, dio una segunda muestra de su canibalismo sobre el defensa serbio del Chelsea Branislav Ivanovic. Su castigo: 10 partidos en el inicio de la temporada. Ahí, su fama de caníbal creció. La prole futbolera comenzó a especular sobre un problema sicológico.

Mordida 3: Finalmente, en el partido Italia-Uruguay en la Copa Mundial de junio de 2014, Suárez volvió a atacar. Giorgio Chiellini reclamó que Suárez le había clavado los dientes en un hombro. Pero el árbitro no lo vio, así que Suárez permaneció en el campo. Un minuto después Uruguay anotó el gol que dejó a Italia fuera de la competencia.

Borrón, cuenta nueva y su llegada al Barcelona

Al parecer, Suárez superó su descontrolado humor y sus instintos canibalísticos. Su actuación con el Liverpool lo puso en el camino del FC Barcelona, nada menos que por 81 millones de euros, convirtiéndose nuevamente en el fichaje más caro de la historia de un futbolista uruguayo hasta el sol de hoy.

Actualmente, integra junto al argentino Lionel Messi y al brasileño Neymar el tridente llamado MSN (por las iniciales de los jugadores), considerado una de las mejores delanteras del mundo.

Ahí, en su primera temporada conquistó el triplete, ganando la Liga, la Copa del Rey y la Liga de Campeones. Suárez marcó 25 goles, incluido uno en la propia Final de la Champions League.

Al inicio de su segunda temporada como jugador blaugrana se hizo con la Supercopa de Europa 2015, marcando un gol frente al Sevilla F. C.. En diciembre de 2015 conquistó el Mundial de Clubes, marcando 5 goles en 2 partidos y ganando la Bota de Oro y el Balón de Oro de la competición.

Sin duda el Barcelona ha disfrutado de un Suárez renovado, disciplinado a cantazos con el paso del tiempo y subido a un nivel de juego que le ha devuelto la confianza a sus fanáticos y a sus piernas. Esperemos que los dientes de Suárez sean los últimos en aparecer durante esta etapa maravillosa de su carrera, y que si salen, sea solo para sonreír.