Annays J. Rosario Rosado escribió su nombre en los libros de historia de los deportes puertorriqueños. La joven podrá oficializar en las diferentes competencias de la FIFA, CONCACAF y CFU gracias a que cumplió con la prueba médica, las físicas, además de una evaluación y la aprobación final de la Comisión de Arbitraje de FIFA.

Me siento extremadamente feliz y orgullosa de mi trabajo. Pude abrir otra puerta a las féminas de Puerto Rico para que puedan pasar con menos dificultades a las que pasé”, manifestó Rosario, quien inició su trayectoria en el arbitraje en el 2015.

“Como toda barrera, al principio, se ve gigante hasta que comienzas poco a poco a romperla. Además, siento hasta más respeto hacia mis compañeros FIFA que me han apoyado en este proceso en diferentes aspectos y a todos los que entrenan conmigo y me impulsan a ser mejor cada día”, continuó.

Rosario se une a William Anderson, José Raúl Torres, Limanuel Solá, y Jairo Morales como los árbitros boricuas internacionales.

Todo árbitro de nuevo ingreso debe trabajar 150 partidos de primera división en Puerto Rico, asistir en torneos de las categorías Sub-14, Sub-15 o Sub-17 para la evaluación del Departamento de Arbitraje de CONCACAF. Se determina si cumple o no con las exigencias.

“Lo difícil de lograr es lo que vale la pena hacer, lo fácil se lo dejas a los demás” ha sido el lema de Rosario que aprendió su madre.

“Quiero aprender de arbitraje para ayudar a mi país a mejorar en el fútbol. Para las chicas amantes del fútbol, intenten el arbitraje ya que les ayudará en su desarrollo, aunque sean jugadoras, entrenadoras o administrativas. El fútbol no se acaba cuando terminas tu beca universitaria o si tienes una lesión que no te permite jugar, porque como árbitra te disfrutas todos los aspectos del juego. El arbitraje es una carrera muy bonita y con mucho aprendizaje de otras culturas y viajes. Hay espacio para todas las que se quieran incorporar en el arbitraje femenino”, expresó Rosario.