
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Un día como hoy, hace 55 años, el hipismo en Puerto Rico fue sacudido por un acontecimiento inesperado por muchos seguidores de este deporte y que se convirtió en noticia de primera plana de los principales periódicos de la época.
Se trata de la derrota del caballo Camarero, que había hilvanado una cadena de victorias que se extendió a 56 de forma invicta, lo que acaparó la atención de todo el país, entre fanáticos hípicos y los que no lo eran.
Con su triunfo 56, Camarero dejó establecida una marca mundial que estaba en poder de la yegua húngara Kincsem, ganadora de 54 carreras entre 1876 y 1879 activa en hipódromos de Europa.
A medida que Camarero se acercaba a la codiciada marca, iba creciendo el entusiasmo en el país ayudado por la cobertura de la prensa que contribuyó a difundir la noticia fuera de la Isla y a que personas que jamás habían visto una carrera se interesaran por conocer sobre la hazaña que estaba por lograr el caballo.
Camarero igualó la marca de Kincsem con su triunfo 54 el 18 de julio de 1955. La mejoró el 7 de agosto de ese año y la extendió a 56 victorias diez días más tarde sin que nadie sospechara que nueve días después caería vencido.
El ejemplar del establo Lares, de José Coll Vidal, acondicionado por Pablo Suárez, fue inscrito para participar en la cuarta carrera del 26 de agosto de 1955, enfrentando a cuatro rivales en distancia de 1,100 metros, sobre pista encharcada y con la monta de Mateo Matos cargando 122 libras.
Se midió ante Salsito R., montado por Juan Antonio Nieves; Bolero, con Leopoldo Estévez; Teresiña, con Daniel Rodríguez, y Cinderella montada por Enrique Rivera.
A continuación, el relato del jinete Mateo Matos, publicado en el libro “Camarero en Punta”, escrito por el historiador Jorge Colón Delgado y en el que se describe desde el punto de vista de quien montó a Camarero, cómo fue el desarrollo de la carrera.
“Cuando dieron la salida, el caballo conducido por Toñito Nieves tiró hacia afuera y tuve que frenar a Camarero. Teresiña y Bolero se aprovecharon y sacaron ventaja. Noté que mi caballo no quería emplearse como de costumbre, por lo que tuve que exigirle para acercarme a los punteros”, expresa Matos.
“Yo veía que ambos jinetes se pasaban mirando para atrás para ver por dónde yo venía. Al doblar la última curva había un hueco bastante grande entre la valla y Bolero y otro espacio entre Bolero y Teresiña. Yo tenía que tomar una decisión”, añadió.
“Los jinetes que iban en el puntero querían que yo me metiera entre ambos caballos. Todavía Camarero estaba vacilante, pero de momento arrancó. Hice como que me iba a meter entre los dos caballos y me tiré por el espacio entre la valla y Bolero. El jinete de Teresiña comenzó a pegar corrido a la derecha y hace que Teresiña le cruce al frente a Bolero y me pilla a mí contra la valla. Tuve que levantarme en los estribos, ya que por poco me tumban”, recordó Matos.
“Cuando pasé la meta sentí coraje, no por lo que me hicieron sino porque no me hicieron caso. Yo le había dicho a don Pepe (Coll Vidal), que no corriera a Camarero en distancia corta en Las Casas. Esto se pudo evitar”, puntualizó Matos.