“Son 40, señores ya son cuarenta”
Así podría cantar hoy El Gran Combo para celebrar las cuatro décadas de historia hípica local e internacional del Hipódromo Camarero.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Un día como hoy, hace 40 años, inauguró el entonces hipódromo El Comandante, en Canóvanas, dándole así continuidad a parte importante de la historia deportiva de Puerto Rico desde la industria hípica.
Pero, la inauguración del entonces nuevo recinto hípico, hoy conocido como Hipódromo Camarero, estuvo matizada por la controversia, ya que la empresa operadora de entonces, la San Juan Racing Association (SJRA), que había administrado el hipódromo El Comandante, de Carolina desde 1957, tuvo fuerte oposición de los dueños de caballos de la época.
Esa oposición, encabezada por la Federación de Dueños de Caballos, era fundamentada en que muchos propietarios de ejemplares no deseaban mudar sus equinos a las nuevas instalaciones debido a que alegaban que la pista no estaba en condiciones adecuadas para entrenamientos y carreras.
Además, el área de cuadras no tenía lista la infraestructura para albergar a los cerca de 1,200 ejemplares que permanecían en el antiguo hipódromo, que estaba ubicado donde hoy se encuentra el centro comercial Plaza Escorial.
Los dueños de caballos solicitaban también la construcción de una clínica veterinaria, un almacén para venta de alimentos, medicinas y equipos, entre otras exigencias.
No empece a la oposición, la SJRA continuaba con su deseo de inaugurar las nuevas instalaciones cuya construcción había comenzado en 1972 a un costo de $40 millones, con capacidad para 20 mil personas y a cargo de Pavarini Construction, cuyo gerente de construcción era el ingeniero Octavio Gándara.
Hubo controversia para su inauguración
Originalmente, la primera fecha propuesta para la inauguración era el 8 de octubre de 1976, pero la Junta Hípica de entonces, presidida por Guillermo Bobonis y sus miembros asociados Antonio Fernández Castrillón y Pedro Pérez Rodríguez, conocía que el hipódromo no estaría listo y asignó la fecha del 22 de octubre con carreras nocturnas.
Esto debido a que la SJRA había propuesto celebrar carreras de noche, para lo que contrató los servicios de las empresas Crouse Hinds y Bermúdez y Longo para trabajar el proyecto de iluminación de la pista, consistente de 100 postes de luz de 30 pies de altura con dos generadores principales y uno sustituto.
La fecha del 22 de octubre fue respaldada por una resolución emitida por el juez Peter Ortiz, del Tribunal Superior de San Juan, sosteniendo la orden de la Junta Hípica para que el hipódromo inaugurara esa noche.
Ante esto, la oposición de la Federación de Dueños de Caballos, dirigida por Luis Archilla Laugier y Rafael Betancourt, continuó firme llevando sus planteamientos ante el Tribunal Federal, donde el juez Juan Torruella emitió una orden dejando sin efecto la fecha del 22 de octubre e indicando que haría una inspección del hipódromo.
Así, el 21 de octubre, Torruella se personó a Canóvanas para observar las instalaciones atendiendo una petición radicada por Gilberto Mayo, miembro del bufete de abogados Cancio, Cuevas y Mayo, que era la representación legal de la Federación de Dueños de Caballos.
Torruella concurrió con los dueños de caballos en sus observaciones postergando la fecha para inaugurar hasta el domingo el 31 de octubre, cuando se efectuaron ocho carreras con un total de 35 caballos inscritos y el primer evento señalado para las 2:15 p.m.
En la octava carrera participaban seis ejemplares y cuatro de ellos fueron retirados debido a que sus jinetes, todos aprendices, no se presentaron para cumplir con sus compromisos.
Ibrahim fue el primer ganador
El ganador de la primera carrera celebrada esa tarde lo fue el nativo Ibrahim, montado por Héctor M. Saldaña, para el establo de Jorge Castro y entrenado por Francisco Velázquez.
La prueba contó con sólo tres corredores sobre 1,900 metros. Marco Polo, montado por José Ángel Marcano llegó segundo al pescuezo del ganador y Certiorari, con Juan Ignacio Hiraldo, que finalizó tercero a 13 y tres cuartos de cuerpo de Ibrahim.
Por algún motivo del que no se tiene información, el teletimer no funcionó para tomar los tiempos de la primera carrera, pero sí operó para el resto de la programación, que fue transmitida por Telemundo, Canal 2 y a través de WKAQ Radio El Mundo.
El resto de los ganadores esa tarde fueron Isla Nena, Dantesca, Rafaelito, Lorimor, Río Viejo, Just A Memory y Hoy Sí.
En la ceremonia oficial de inauguración, que inició a la una de la tarde, el reverendo José Rivas tuvo a su cargo la bendición del acto en representación del Cardenal Luis Aponte Martínez.
También estuvieron presente el Secretario de Estado, Juan Albors, en representación del gobernador Rafael Hernández Colón; Hayman Glickstein, presidente del comité ejecutivo de la SJRA; Bobonis; el administrador hípico interino, Manuel Diversé; y el alcalde de Canóvanas, Sergio Calzada, entre otros directivos del hipódromo y el gobierno.
Después de este primer día de carreras en el nuevo óvalo de Canóvanas, la acción hípica quedó suspendida por espacio de poco más de dos semanas debido a problemas con la pista que llevaron a que renacieran las exigencias de los dueños de caballos, respaldados en esta ocasión por la Asociación de Jinetes, que era presidida por Ángel Luis Ramos.
Luego de los arreglos correspondientes y que las aguas llegaran a su nivel en la controversia, las carreras se reanudaron el miércoles 17 de noviembre con el primer cartel celebrado en la noche.
Dos días más tarde, el 19 de noviembre, se llevó a cabo el primer clásico en el nuevo hipódromo con el Puerto Rico Futurity dominado por el nativo Fortuna Moral, conducido por el peruano Carlos Mendoza para el Isla Stable y entrenado por Luis Salinas, marcando 1:28 1/5 para 1,400 metros.
Terreno con historia
La primera situación de envergadura que se produjo en el hipódromo recién inaugurado fue la victoria tres mil del jinete Ángel “Junior” Cordero, a bordo del ejemplar Terry Pepp en la séptima carrera del domingo 28 de noviembre de 1976.
Esa tarde Cordero ganó tres carreras en su primera aparición en Canóvanas. Se impuso sobre Yerba Buena en la cuarta carrera y San Royal en la sexta.
Esas victorias le ayudaron para conquistar el título como el jinete con más dinero producido por sus montas en Estados Unidos con $4,709,500, superando la marca establecida en 1974 por el panameño Laffit Pincay, Jr. quien acumuló $4,251,060.
Cordero luchaba el liderato en dinero producido con el canadiense Sandy Hawley, quien finalizó segundo en premios con $4,546,723.
Desde entonces se ha continuado escribiendo la historia del deporte hípico en el óvalo de Canóvanas, con eventos internacionales, actuaciones de destacados ejemplares, entrenadores y jinetes.