El veterano jinete del Hipódromo Camarero, Andy Hernández, aguantó las lágrimas y con voz entrecortada encontró la fuerza para componerse y hablar un poco sobre el doloroso fallecimiento de la que fue su esposa por las pasadas dos décadas: Nidnal J. Adrover.

Adrover, quien por mucho tiempo se destacó como comunicadora mayormente trabajando para el Hipódromo Camarero como directora de comunicaciones, de relaciones públicas y de mercadeo, falleció en la noche del martes víctima de un devastador cáncer.

Adrover además fue parte del equipo de trabajo de las transmisiones diarias de las carreras.

“A ella le dio un cáncer agresivo. Le encontraron un tumor cerebral que no le dio chance. Fue tan malo que lo que nos dio de tiempo fue poco más de dos meses y una semana”, explicó Hernández, con voz pausada.

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Hernández explicó que a su esposa le detectaron un tumor cerebral el pasado 17 de junio y menos de una semana después el 23 de junio, fue operada para removérselo. Dijo que en el procedimiento le removieron el 85% del tumor.

Pero antes de que la herida de la operación sanara, paso para poder empezar un tratamiento de radioterapia y quimioterapia, el cáncer ya había regresado.

“Es algo increíble. Es durísimo”, logró decir el jinete.

“Eso fue ayer (martes) por la tarde. Yo estuve las últimas dos horas de su vida con ella en el hospital. Murió conmigo y mi hermana… y nada…”, dijo Hernández entre sollozos. “Hay que seguir en este proceso. Ha pasado solo un día de fallecida y tenemos un hijo de 17 años con el que hay que trabajar ahora”.

Hernández se refirió a su hijo Jan Andrés, el cual procreó con Adrover. Hernández, además, tuvo dos hijos de un matrimonio previo, Andrés y Harry, que además cayeron bajo el manto protector de su segunda mamá desde que eran niños.

El jinete indicó que el cuerpo de Nidnal será cremado “porque ella así lo pidió en vida. No quería que la velaran”.

Los planes hasta el momento son realizar un servicio religioso para el cual no hay fecha todavía porque depende de lo que tarde el proceso de cremación de los restos mortales de la comunicadora que por años firmó artículos hípicos en las páginas de El Nuevo Día.

“Este ha sido un palo fuerte”, dijo Hernández entre lágrimas. “Hace un mes perdí a mi mamá. Han sido dos en un mes. Hay momentos en que me quedo como en el aire. Pero yo soy muy creyente y no podemos reclamarle a Papa Dios. Él tiene su tiempo perfecto. A uno le duele y no quisiéramos que partieran los seres amados, pero esto es parte de esto, de la vida”.