Norman H. Dávila concluirá el domingo 26 de diciembre su respetada era de 50 años como narrador de la hípica boricua.

Ya había decidido desde temprano en el año ponerle fin a su carrera de narrador, que le permitió vivir de cerca casi la mitad de la historia de esta centenaria industria deportiva. Otra parte de más de 20 años de su vida la vivió como hípico per se, fanático que caminaba a los hipódromo Las Casas, Quintana y Las Monjas de San Juan.

Lo que determino recientemente fue ponerle fecha definitiva a su retiro de la narración.

“La duda era si terminaba con el Clásico del Caribe”, dijo sobre el evento celebrado el pasado 5 de diciembre. “Pero como quedaba tan poco, decidí terminar el año”.

Dávila tiene 72 años.

Comparó el retiro al que se acogerá al que previamente asumió a los 24 años cuando dejó de jugar y lanzar en el béisbol. Dijo que el retiro como atleta le causó más dolor porque siempre soñó desde niño con una carrera en la pelota, deporte en el que llegó a jugar en la Liga de Béisbol Superior Doble A, pero del cual se tuvo que quitar debido a una lesión en su brazo derecho que le robó la capacidad de sacar de out a contrarios que sabía podía eliminar en condiciones normales.

“Definitivamente, mirando para atrás, me dolió mucho más (dejar la pelota)”, asegura.

Adelantándose a los hechos del 26 de diciembre, Dávila dijo que está tranquilo con la decisión. Se está yendo en sus términos, contrario al béisbol, y está más que satisfecho de haber llegado a 50 años de carrera, lo que es difícil en cualquier campo.

“Claro, es una etapa importante y prolongadísima, y no quisiera que el fin llegara”, dijo Dávila sobre elementos que abonan valor sentimental al retiro. “Pero todo, tarde o temprano, llega”.

Dávila comenzó a narrar en el 1971. Pese a algunas compromisos que le han confligido, ha narrado ininterrumpidamente hasta el día de hoy. Debutó para sustituir detrás del micrófono al legendario Pito Rivera Monge, cuyo estilo es comparado con el del también legendario narrador Manuel Rivera Morales.

En cuanto a Dávila, su narrativa gustó al público y se estableció hasta dejar para el récord --mal contadas-- sobre 70,000 carreras narradas. También relató otros eventos deportivos, sobretodo de baloncesto. Su labor en general ha sido reconocida por su precisión al narrar las carreras.

Los que narran otros deportes son los primeros que reconocen cuán complicada es la labor del narrador hípico para dar el nombre del ejemplar, el puesto en que va, al mismo tiempo en que describe la intención que lleva el ejemplar y su jinete, sin olvidar a los que van detrás en carrera. Y Dávila se ha desempeñado en eso con excelencia.

Los hermanos también compartieron con el narrador hípico Norman H. Dávila, a quien elogiaron como el mejor.
El narrador Norman H. Dávila aparece aquí junto a los respetados jinetes Irad y José Luis Ortiz, durante una visita del dúo al hipódromo Camarero.

La visión, en términos generales, lo ha llevado a tomar la decisión de retirarse.

También estuvo involucrada una combinación de orgullo personal con la responsabilidad de llevarle precisamente la carrera al dueño y entrenador del ejemplar, así como al jugador que pone su dinero en el caballo.

Y los últimos tres años en el Camarero destruido por el huracán María las condiciones no fueron favorables para Dávila. El narrador dijo que hizo maravillas para encontrar un lugar en donde pudiera ver y narrar las carreras porque la instalación estaba llena de goteras a través del destruido techo.

También dijo que la reconstrucción de la instalación necesitó unos andamios que le entorpecían la vista. Para remediar, Dávila agregó que estuvo narrando las carreras desde el estudio durante el periodo de tiempo en que los andamios ocupaban la vista. Pero el estudio no tiene vista a la pista. Dávila dijo que su vista se guiaba por la transmisión de las cámaras, lo que no es suficiente.

Los narradores son como los cantantes, que gustan o no gustan, que tienen estilo que gustan o no gustan. A mi me da satisfacción que mi trabajo le gustó a bastante gente. Pero hasta ahí llego

-Norman H. Dávila

“No ha sido fácil la última etapa”, admitió.

Pese a su salida, el nombre de Dávila seguirá vigente en Camarero ya que el estudio de narración del recinto está bautizado a su nombre y tiene una placa que así lo atestigua.

También deja para el récord --mal tasadas-- sobre 70,000 carreras narradas, a sazón de cuatro días de carreras semanales, por siete pruebas diarias durante 50 años. Hay que incluir en el conteo las carreras que Dávila narró en el exterior, como la que hizo desde el techo del histórico hipódromo Churchill Downs de Kentucky para llevarle a Puerto Rico las incidencias de Mister Frisky, el importado del establo Solymar que detuvo al País en su búsqueda por la Triple Corona estadounidense del 1990.

Deja su puesto en buenas manos

Y deja una base de narradores para llenar sus zapatos. Joe Bruno, Moncho Núñez, Pito Cruz y Alvin Díaz van de más a menos en experiencia trabajando junto a Dávila en las carreras por los últimos 30 años. Todos narran, comentan, entrevistan y complementan entretenida e informativamente el programa diario de ocho horas de duración.

“Definitivamente”, contestó Dávila a la pregunta de si el estudio queda en buenas manos.

Desde la izquierda, Ramón "Moncho" Núñez, Norman H. Dávila y Joe Bruno son los comentaristas de la programación televisiva de las carreras de caballos.
Desde la izquierda, Ramón "Moncho" Núñez, Norman H. Dávila y Joe Bruno son los comentaristas de la programación televisiva de las carreras de caballos.

“Sobre todo Joe y Moncho, que ya no son tan jóvenes y pasan el medio siglo (en edad). Llevan trabajando más de 30 años. En el caso de ambos le tocó la mala suerte de que yo duré tanto y se le ha dado la oportunidad a mitad de sus carreras. Ojalá duren tanto como yo”, agregó.

“Los otros dos son más jóvenes, de gran talento. Una pena que solamente exista un hipódromo en Puerto Rico”.

Su retiro es únicamente en el área de la narración. Como había dicho previamente, Dávila se mantendrá activo en la hípica y adelantó que está concretando planes para trabajar como analista y comentaristas en un programa previo a las carreras. También dijo que se mantendrá trabajando como uno de los comentaristas del reconocido programa radial La Descarga Original junto a Carlos Uriarte, Paquito Rodríguez, Raymond Pérez y Joaquín Porrata.

Volverá a ser ‘dueño’ de caballos

Pero, sobre todo, Dávila dijo que volverá a ser hípico aficionado, a disfrutarse las carreras de un modo distinto a cómo lo hacía como narrador.

En su mente volverá a ‘ser dueño’ de caballos.

“Cuando tu le juegas dos pesos a un caballo que cuesta miles de dólares, uno se cree que es dueño del caballo por los dos minutos de la carrera”, dice Dávila.

Independientemente de lo que Dávila siga aportando en la hípica ya tiene guardado para siempre el reconocimiento como uno de los mejores narradores en la historia del deporte boricua, que ha tenido leyendas como Rivera Morales, Rivera Monge, Héctor Rafael Vázquez y que mantiene voces como las de Ernesto Díaz González y Arturo Soto.

Siendo extremádamente humilde, Dávila dice que no se juega dos pesos a él mismo contra ese trabuco de narradores. Él se complace con haber gustado.

“Uno no debe tan siquiera acercarse a pensar en ubicarse entre los mejores. Los narradores son como los cantantes, que gustan o no gustan, que tienen estilo que gustan o no gustan. A mi me da satisfacción que mi trabajo le gustó a bastante gente. Pero hasta ahí llego”, dijo.

Al día de hoy, su salida como narrador la maneja sin muchos problemas porque se había preparado para el momento, contrario al béisbol.