A Santa Isabel se le reconoce como “Tierra de los Potros” y “Tierra de Campeones” y, ambos cognomentos tienen su origen en las hazañas del inolvidable Camarero. Aquel ejemplar santaisabelino que, para la década del 50 galopaba con fuerza y gloria, no solo en las pistas de la Isla, sino en el alma de un pueblo.

A Camarero se le adjudica un récord de 73 victorias en 77 carreras, con una marca mundial de 56 victorias consecutivas sin derrotas ni empates (1955).

En su trayectoria, también logró establecer un récord mundial del libro Guinness cuando llegó a los 55 triunfos consecutivos sin empates (1955), sobrepasando las 54 victorias seguidas de la yegua húngara Kincsem.

Fue, además, el primer caballo en ganar la Triple Corona en Puerto Rico y el primero en lograrlo de forma invicta es nuestro hemisferio (1954). Fue proclamado Caballo del Año en 1954 y 1955.

Estas proezas hicieron pasar a Camarero, de ser un simple caballo, a convertirse en toda una leyenda de cuatro patas, que forma parte de los libros de la historia deportiva del hipismo.

El cebruno pura sangre nació un 16 de junio de 1951 en el Potrero Santa Isabel de Luis Rechani Agrait. Era un producto de Thirteen en la yegua Camarera.

En aquel entonces, el nombre de este caballo era “Sabrosito”. No es hasta que fue vendido al Establo Lares, propiedad de José Coll Vidal, que lo llamaron “Camarero”, sin siquiera sospechar que ese nombre recorrería las páginas de la historia y trascendería generaciones.

Camarero aparece en esta foto implantando la marca mundial de 55 victorias consecutivas, montado por el jinete Mateo Matos.  Posteriormente ganó una más para dejar el récord en 56 y está reconocido por el Libro de Marcas Mundiales Guinness.

(Fotos del Archivo histórico de Jorge Colón Delgado, autor del libro Camarero en Punta)
Camarero aparece en esta foto implantando la marca mundial de 55 victorias consecutivas, montado por el jinete Mateo Matos. Posteriormente ganó una más para dejar el récord en 56 y está reconocido por el Libro de Marcas Mundiales Guinness. (Fotos del Archivo histórico de Jorge Colón Delgado, autor del libro Camarero en Punta) (Suministrada)

Pero, ¿qué tenía de especial este caballo?

“Se le consideraba un caballo pura sangre, con todas las cualidades de un ejemplar alto, bien formado. Su padre era Thirteen; un caballo alto, fuerte y de mucha velocidad. Su madre, Camarera, era una yegua de fondo, que corría de atrás pa’ lante. Y, por esas cosas raras, Camarero empezó a correr con velocidad y fondo. Salía y así llegaba, era un caballo de mucha potencia. Además, era un caballo dócil, no extrañaba el que le pusieran una silla y le pegaran con un fuete. Aunque cuenta la historia que muy pocas veces le pegaban. Su primera carrera la ganó 14 abril de 1953 en una carrera de 400 metros”, contó Raúl Cintrón, narrador y analista deportivo santaisabelino.

Se le consideraba un caballo pura sangre, con todas las cualidades de un ejemplar alto, bien formado. Su padre era Thirteen; un caballo alto, fuerte y de mucha velocidad. Su madre, Camarera, era una yegua de fondo, que corría de atrás pa’ lante. Y, por esas cosas raras, Camarero empezó a correr con velocidad y fondo

-Raúl Cintrón / Periodista deportivo santaisabelino

El también periodista destacó detalles de la entrevista que una vez trabajó con el jinete de Camarero, la mayor parte de su carrera, Mateo Matos, quien era oriundo de Santurce, pero llevaba desde la década del 1940 montando los ejemplares del Establo Lares.

“Tuve la oportunidad de hablar con Mateo Matos y él que se encariñó de ese caballo y el caballo de él. Era una comunicación, apenas le pegaba al caballo. Matos lo estimulaba, lo empujaba: ‘dale, ahora es que vamos negrito’, ‘por aquí es que va’, y ese tipo de cosas no las ves hoy día. Escuchar eso era como sentir que el caballo le estuviera hablando: ‘solo necesito que te montes y me empujes negrito’. Como era un caballo único, él decía: ‘el caballo me escuchaba y punto’”, relató.

Irónicamente, el jinete le admitió que, al principio, no quería montar a Camarero porque había mucha presión por parte de la fanaticada del hipismo. Decía, según Cintrón, que los nervios lo invadían por tener esa responsabilidad de llevar un caballo que tenía todas las apuestas sobre sí.

“De que había presión, había presión porque todo el mundo iba y le apostaba y, si el récord lo perdía, lo perdiste tú. Cuando te acercas a ese récord, sientes la presión. Me imagino que él (Matos) pensaba: ‘estoy a una victoria, Dios mío que no se caiga, que no tropiece’. Muchas veces las carreras eran difíciles porque trataban de cruzarlo al principio de la carrera, embotellarlo y tenía que ser un genio para sacarlo de ahí”, comentó Cintrón.

Pero, la muerte sorprendió a Camarero, pues falleció a sus cinco años (27 de agosto de 1956) de una peritonitis. Así Santa Isabel y la industria del hipismo, despidieron al ícono que levantó muchas pasiones.

“Eso fue un hecho histórico. La gente del pueblo quería que lo enterraran aquí, pero eso era a discreción del dueño. En ese momento lo enterraron en el Hipódromo Quintana en Hato Rey porque allí fue donde estableció sus récords. Así nos arrebataron a Camarero. Santa Isabel lo reclamó, pero era difícil porque los intereses del caballo eran de otra gente. En ese momento enterrarlo allí se convirtió en un negocio y el pueblo lo sintió”, relató Cintrón.

Camarero aparece aquí con seis meses de edad en el Potrero de Luis Rechani Agrait en Santa Isabel.

(Fotos del Archivo histórico de Jorge Colón Delgado, autor del libro Camarero en Punta)
Camarero aparece aquí con seis meses de edad en el Potrero de Luis Rechani Agrait en Santa Isabel. (Fotos del Archivo histórico de Jorge Colón Delgado, autor del libro Camarero en Punta) (Suministrada)

Cabe destacar que Camarero es el único caballo en la historia del hipismo mundial en ser enterrado en tres ocasiones (1956, 1958 y 1994).

La primera vez, en el 1956, fue sepultado en el Hipódromo Quintana, pero luego de cerrar la operación y la estructura ser destruida, en el 1958, los restos fueron trasladados al Hipódromo El Comandante en Carolina.

No obstante, para el 1994, y gracias a una gestión privada realizada por el historiador Jorge Colón Delgado, los restos fueron movidos para ser enterrados en el escenario principal del hipismo puertorriqueño que lleva el nombre del ejemplar en su honor: el Hipódromo Camarero, ubicado en el municipio de Canóvanas. La gesta privada fue una obra de conciencia realizada por Colón Delgado. Sobre los terrenos del viejo Comandante se iba a construir el complejo de viviendas conocido como Parque Escorial y nadie se acordó que los restos de Camarero excepto Colón Delgado, quien acudió por motivación propia y con la ayuda del ingeniero del proyecto Héctor Santiago buscaron los restos hasta encontrarlos.

“Camarero es el Babe Ruth del béisbol y el Michael Jordan del baloncesto para el hipismo”, destaca Colón Delgado, autor del libro Camarero en Punta sobre la historia del ejemplar, y precisando lo que lo movió a entrometerse en un proyecto privado y pedir la ayuda para encontrar los huesos. “Su popularidad llevó a alguien a escribir en el periódico que ‘Camarero era más popular que Muñoz’ en referencia al gobernador Luis Muñoz Marín. Camarero salía todos los días en el periódico. Su popularidad era grande. Algo así como si Tito Trinidad hubiera peleado todas las semanas en su momento cumbre en el boxeo. De hecho, el primer evento deportivo televisado en Puerto Rico fue una carrera de Camarero”.

Camarero es el Babe Ruth del béisbol y el Michael Jordan del baloncesto para el hipismo. Su popularidad llevó a alguien a escribir en el periódico que ‘Camarero era más popular que Muñoz’ en referencia al gobernador Luis Muñoz Marín. Camarero salía todos los días en el periódico. Su popularidad era grande. Algo así como si Tito Trinidad hubiera peleado todas las semanas en su momento cumbre en el boxeo. De hecho, el primer evento deportivo televisado en Puerto Rico fue una carrera de Camarero

-Jorge Colón Delgado / Autor del libro Camarero en Punta

Así las cosas, aunque los restos de Camarero no descansan en la tierra que lo vio nacer, Santa Isabel levantó para el año 2000 una estatua en honor a este equino.

“El gobierno municipal de Santa Isabel decide ser parte de esa historia y crean un lugar, en una de las entradas del pueblo, que viene de la carretera #1 de Ponce, antes de entrar al pueblo o coger el desvío, ahí está el homenaje que el pueblo le rindió a ese ejemplar que nació en suelo santaisabelino. Lo hicieron en bronce, idéntico, así de grande. Mandaron a buscar a Mateo Matos, que todavía estaba vivo, para que el escultor lo conociera y tener una idea de cómo era Matos y la indumentaria que él utilizó y así plasmar su figura allí. Él (Matos) vino y lloró. Cuando le preguntamos por qué lloraba, nos dijo ‘porque yo quería ese caballo como si fuera mi vida. ¿Cómo lo hicieron que me siento monta’o allí?’”, recordó el periodista, quien dijo que Matos pudo asistir a su inauguración antes de su fallecimiento en el 2013.

“Nosotros tenemos un caballo, ese caballo nos inspiró y de ahí en adelante nuestro equipo Doble A se le puso de nombre ‘Los Potros’, en honor a Camarero. En nuestro pueblo empezaron en ligas infantiles ‘Los Potritos’, en el Voleibol Superior ‘Los Potros’… Camarero nació aquí, nosotros le dimos el valor a Camarero. De ahí nace y a mucha gloria el mote de ‘Ciudad de Campeones’”, concluyó.