A puño y corazón: Dos boricuas son reinas en Muay Thai
Sara Marrero en las 112 libras y Ruth Colón en las 179 se proclamaron campeonas del Thai Boxing Association World Championship en Iowa.

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De pequeña, Sara R. Marrero Cabán soñó con lanzar golpes desde un ensogado en planes de seguirle los pasos al excampeón boricua Félix “Tito” Trinidad.
El boxeo lo observaba en su hogar acompañada de su padre. Sin embargo, sentarse en la sala a ver deportes se detuvo muy pronto en su niñez.
Marrero Cabán enfrentó un pasado marcado por violencia familiar y restricciones religiosas, que la alejaron de cualquier disciplina deportiva, pero finalmente el pasado mes de junio logró algo impensable.
La boricua de 30 años hizo historia al consagrarse campeona en las 112 libras del Thai Boxing Association World Championship (TBA), un evento nacional norteamericano de Muay Thai, que se celebró en Iowa. En el certamen participan, en su mayoría, atletas amateurs.
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“Esto es regalarle a la Sara que perdió todo tan pequeña, lo que ella nunca pensó que iba a suceder. Es casi como yo retando el mismo destino a que se diera, porque quería que se diera”, compartió Marrero Cabán en una conversación con Primera Hora.
“Visualicé tener esa correa y no imaginé otro escenario que no fuera ganar”, aseguró.
La también periodista de Primera Hora es la primera mujer boricua en conquistar la faja en su categoría. Ruth Colón, de otro lado, hizo lo propio, en las 179 libras.
“Esa parte (de ser la primera boricua) no es algo en lo que pienso mucho, sino que estoy bien feliz en haber tenido una oportunidad de competir”, manifestó Colón, de 34 años, a este medio.
Colón comenzó en el deporte en el 2017.

Del amor al boxeo al descubrimiento del Muay Thai
“Desde que recuerdo quién soy, he querido boxear como tal”, explica Marrero Cabán. “Tito Trinidad es mi boxeador favorito. Tengo unos recuerdos superbuenos de esos momentos”, reiteró.
La reportera comenzó a inicios del 2023 en el boxeo tailandés, conocido como “el arte de las ocho extremidades”, que utiliza puños, codos, rodillas y pies para golpear y defenderse. De primera instancia, buscaba un saco de boxeo para “entrar a darle”.
Pero conoció al entrenador Antonio Milena, de Combat 360, quien le presentó el Muay Thai y la opción de realizarlo en modo competitivo.
“Me enamoré de cuán completo es como deporte de combate. Me enamoré de la comunidad. Me enamoré del sentido de honor y de respeto que conlleva el deporte”, sostuvo.
En el proceso, también conoció a su también coach, Juan Delgado.
Tan pronto como en octubre de ese mismo año, durante un entrenamiento, sufrió una lesión en la que se partió dos huesos de su brazo izquierdo. La atleta se sometió a una cirugía de emergencia y le colocaron dos placas y 12 tornillos.
“Los doctores me dijeron que si acaso yo iba a poder abrir una puerta con ese brazo era mucho”, dijo la atleta, quien desafió las recomendaciones médicas y antes de lo estipulado regresó al ring, pero volvió a lastimarse. Eventualmente, se enfocó en su rehabilitación y en abril 2024 retornó al cuadrilátero para prepararse para el TBA.
“Me preparé bien intensamente, mentalmente, como que esta es la oportunidad. Puede ser que sea la única, porque así son las cosas. Uno nunca sabe qué vaya a pasar mañana. Siempre dije a los ‘coaches’ también que voy a morir en la raya. ‘Si tú ves que yo pierdo, es porque yo voy a estar en un baño de sangre en el piso, porque yo de quitarme, jamás’”, comentó.
Marrero Cabán confesó que se fascinó del deporte por los honores que le rinden a la comunidad tailandesa. Por ejemplo, al subir los nak muay, como se le llaman a los que practican Muay Thai, se colocan un mongkol, diadema que simboliza protección y respeto a sus centros de entrenamientos, entrenadores, compañeros y oponentes.
Asimismo, antes del combate usan el phuang malai, un collar o guirnalda de flores como amuleto de buena suerte.
¿Qué es lo próximo?
Marrero Cabán entró al TBA clasificada como atleta Clase C, un perfil de un novato que ha acumulado no más tres peleas. Al luchar en cuatro reyertas (4-0), salió como atleta B.
Aunque explicó que es complicado encontrar una rival femenina, espera tener una próxima batalla en agosto.
Colón, por su parte, se mantiene como atleta C, porque realizó dos peleas en el TBA. Antes, había tenido la oportunidad en el ring, pero en un combate de exhibición.
“Las oportunidades aquí en Puerto Rico no se dan muchas, porque es un deporte bien niche y son bien poquitas las mujeres que participan”, sentenció Colón.