El deporte profesional de las artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) ha demostrado capacidad para ofrecer espectáculos de primera clase estelarizado por atletas que se encuentran en la élite de los deportes de combate.

Un ejemplo de esto lo fue el combate entre Holly Holm y Ronda Rousey el pasado 14 de noviembre.

Pero las artes marciales mixtas todavía ofrecen espectáculos circenses, vergonzosas imitaciones de verdaderas competencias deportivas. 

El combate entre Kimbo Slice y Dada 5000 anoche en el Toyota Center de Houston, Texas, fue ejemplo de esto.

Slice, nombre de pila Kevin Ferguson, y Dada 5000, cuyo nombre real es Dhafir Harris, son antiguos amigos de escuela superior y expeleadores callejeros que ganaron notoriedad protagonizando combates ilegales que pueden ser vistos en YouTube. Ese fue el boleto que llevó a ambos a ser reclutados por programas tipo “reality” para peleadores de MMA. 

Ante luchadores educados técnicamente, Slice quedó expuesto rápidamente como un bravucón sin conocimientos tácticos ni estilo de pelea. Trató boxeo profesional y tampoco lució bien. 

Dada 5000 tuvo mucho menos experiencia, y fue igualmente desenmascarado.

Pero aun así ambos lograron sacarle un último cheque a su notoriedad. Y fue anoche en Houston, en un duelo donde ambos lucieron no solamente faltos de técnica sino de la mínima condición física requerida para llamarse atletas profesionales. 

Slice ganó vía nocaut técnico al 1:32 del tercer asalto. Pero el resultado fue más causado por el cansancio del obeso Dada, quien cayó al suelo sin recibir golpes ante las carcajadas de los comentaristas de la transmisión televisiva. 

La pelea de inmediato fue descrita como vergonzosa por expertos y por los fanáticos en las redes sociales. 

Sea usted el juez.