Diego Ortega no celebró, de inmediato, su triunfo en la carrera de 300 metros del campamento nacional de campo traviesa de la Federación de Atletismo (FAPUR) y la Asociación de Atletismo Juvenil e Infantil (AAJIPR) que se efectuó en Cayey.

Era la última carrera de una larga jornada de eventos, pues desde el amanecer de ayer, sábado, se habían llevado a cabo unas 10 carreras. Diego compitió en la categoría de niños entre 5 y 7 años de edad, los participantes más jóvenes del campamento y quienes terminarían el evento.

Empero, en lugar de regocijar su victoria una vez llegó a la meta, regresó corriendo al campo que ya había traspasado, todo para darle la mano a su contrincante Yozuam Román, quien sufrió una caída que le imposibilitó completar la carrera.

Para Diego, no existió rivalidad en ese momento, sino que extendió a Yozuam de la mano y, juntos, llegaron a la meta.

“(Yozuam), que tuvo el percance, debió haber sido, a efecto de nosotros por las estadísticas, el ganador del evento y…(Diego) se regresa y hace que (Yozuam) termine la carrerea de la mano de él. Fue un momento increíble. Lo ayudó y lo llevó de la mano hasta la meta”, describió Carlos Aponte, quien preside la AAJIPR.

Los presentes quedaron asombrados con el acto de Diego, quien no se detuvo ni midió palabras para ayudar a Yozuam.
Los presentes quedaron asombrados con el acto de Diego, quien no se detuvo ni midió palabras para ayudar a Yozuam. (Carlos Zayas)

“El compañero (era) su rival, de otro equipo. (Yozuam) era el favorito de ganar la carrera”, agregó al especificar que Diego no midió palabras para ayudar a su compañero.

Este acto de camaradería nació de Diego de manera espontánea, aseguró Aponte, pues ni conocía a Yozuam previo al evento.

Por ende, una vez el público presenció la muestra de fraternidad con su compañero, fueron inundados del asombro y quedaron boquiabiertos, sin contener las lágrimas y, también, esperanzados por la nueva cepa de jóvenes quienes formarán el futuro.

“A veces pensamos que (los valores) se han perdido y ese niño nos enseñó que no, que debemos tener esperanza que todavía hay valores y los padres todavía hacen las cosas como deben”, comentó al ensalzar el buen trabajo logrado por los padres de Diego, de su entrenador, Florencio González, y del club Cupey Track, al cual Diego pertenece.

Diego corrió hacia Yozuam para socorrerlo, sin tan siquiera conocerlo.
Diego corrió hacia Yozuam para socorrerlo, sin tan siquiera conocerlo. (Carlos Zayas)

“En verdad nos demostraron que no todo está perdido, que hay esperanza en ellos y estamos haciendo el trabajó que corresponde, ofreciéndoles los escenarios mejores, en donde se le enseña disciplina y valores. La verdad que eso es una cosa bien bonita”, añadió.

Según Aponte, este campamento, que se ha efectuado por la pasada década e incluye participación de menores desde 5 años hasta adultos, suele ser un escenario que muestra lo mejor de los puertorriqueños.

“Ya hemos experimentado en otras ocasiones, en años anteriores escenas como esa, pero esta fue que ya usted sabe, no hay que negar que estamos en situaciones convulsas. Muchas cosas están pasando, la situación de la pandemia, la situación del país, etcétera. Sin embargo, todavía hay muchachos que tienen valores y hay padres que enseñan sobre los valores”, manifestó.