La estadounidense Venus Williams no ha recuperado la corona del tenis mundial, ni ha sumado su primer Roland Garros, pero ha sido la sensación femenina del torneo gracias a un encorsetado vestido de encaje, que sugería que se deslizaba sin ropa interior sobre la tierra batida.

El provocativo vestido de la mayor de las Williams -de diseño propio- también ha servido para que algunos se planteen si llamar la atención con prendas sensuales desvirtúa el tenis femenino o si es sólo parte del espectáculo, y ayuda a elevar las audiencias y el interés de los medios, de los patrocinadores y los dividendos.

"Hay muchas chicas guapas en el circuito que llevan ropa bonita en cada Grand Slam. La gente espera ver el nuevo vestido, hablar de ello... es parte del juego, parte del show", comentó a Efe Elena Dementieva, una tenista rubia de 28 años a la que no le molesta que le recuerden que es una de las jugadoras más bellas del circuito.

"La gente viene a ver el partido de tenis. Ver a alguien que lleva un traje bonito o que tiene una cara hermosa es sólo una ventaja", dijo la moscovita, cuya opinión comparten varias de las jugadoras más atractivas del torneo.

Es todo ilusión y fantasía, explicó una y otra vez en rueda de prensa Venus Williams, eliminada en octavos de final, cuando le preguntaron por el conjunto bordado y por las mayas color carne que lucía en la cancha y que centraban la atención de los fotógrafos.

"Es divertido haber diseñado algo que parece haber sido un éxito", reconoció le tenista, quien aseguró que desatar la imaginación del público no era su objetivo, aunque admitió que "la ilusión de llevar la piel desnuda es definitivamente mucho más bonita" que llevar ropa interior negra debajo de su modelo.

La ganadora de siete torneos de Grand Slam, que explicó que fue su hermana Serena la que le mostró la fotografía trasera que tanto ha dado de qué hablar, reconoció entre risas que tiene una generosa "retaguardia" y aseguró que no diseñó expresamente el vestido pensando en sus nalgas.

"Sólo coincide que tengo la retaguardia muy desarrollada. Es todo genética", comentó una Williams que, después de explayarse sobre sus ropajes (que han desbordado su página en la red social Facebook), aseguró que desea que la atención se centre en su tenis.

También a la rusa de 23 años Maria Kirilenko cree que "no hay nada de malo en que una chica se vea sexy" y asegura que le agradan los diseños de Venus.

"El público tiene que venir a verte por cómo juegas, no por tu aspecto, pero si estás guapa, pues mucho mejor", dijo la rubia moscovita tras caer eliminada en Roland Garros.

Y si además los patrocinadores son más generosos al firmar contratos, mejor que mejor, según la española Arantxa Parra, quien reconoce que no le cautiva la indumentaria de Williams pero que sí se enfundaría el modelito "si pagan".

Serena Williams, que ya lució un atuendo inspirado en el "burlesque" en el último Abierto de Australia, parece seguir la senda que marcó Maria Sharapova.

La rusa, de 23 años, disputó el torneo de Wimbledon de 2008 con un elegante conjunto que emulaba a un "smoking" blanco y hace tiempo que vincula enérgicamente sus atributos físicos a su carrera tenística, en la que se cuentan ya los títulos de Wimbledon, el Abierto de Australia y el de Estados Unidos.

Distinto fue el caso de la célebre Anna Kournikova, una tenista rusa nacionalizada estadounidense que nunca llegó a destacar por su tenis pero que llenó decenas de portadas de revistas del corazón por su estilizada figura y por su relación con el cantante español Enrique Iglesias.

De hecho, Kournikova sigue estando entre las clasificaciones que circulan por internet con las tenistas más atractivas de la historia, donde se encuentran nombres como los de Anastasia Myskina, Jalena Jankovic, Gabriela Sabatini, Daniela Hantuchova, Dominika Cibulkova, Martina Hingis, Ana Ivanovic, Flavia Pennetta o Gisela Dulko.

Pero el físico, más allá del debate sobre si es sexista utilizar el atractivo como reclamo o no, puede jugar malas pasadas deportivas, como le ha ocurrido a la rumana Simona Halep, ganadora del torneo júnior de Roland Garros en 2008.

Un año después de triunfar en París, la tenista anunció que se sometería a una operación para reducir sus voluptuosos pechos porque le suponían un mayúsculo obstáculo para mejorar su tenis en el circuito profesional, lo que desató una oleada de protestas en diferentes redes sociales de internet.

Ellas se saben divas y no reniegan de su belleza, pero primero se sienten tenistas.

"Por supuesto, si ganas y eres guapa, mejor para los patrocinadores", aseguró Pennetta, que forma con Dulko la que se considera la pareja de dobles más atractiva del torneo, y a la que algún periodista italiano preguntó si se planteaban jugar desnudas en Wimbledon para así reclamar el interés que el tenis femenino necesita.

"Una se ríe porque en nuestra cabeza sólo está jugar al tenis. Todo lo otro es parte del "show", aseguró Dulko.