Ginebra. Parecía ambicioso hace nueve años cuando la UEFA anunció que organizaría el Campeonato Europeo de 2020 en 13 ciudades del continente.

Parecía optimista el año pasado cuando la UEFA decidió mantener el proyecto de 12 ciudades tras postergar la Euro 2020 al declararse la pandemia de coronavirus.

Ha llegado finalmente el momento del puntapié inicial de la Euro 2020, en 11 ciudades, separadas por cuatro usos horarios y cubriendo 4,700 kilómetros (3,000 millas).

Pese a todo, el singular proyecto ha resultado ser la mejor fórmula posible para los aficionados del fútbol cuando la pandemia sigue restringiendo las travesías internacionales.

Nueve de las 11 sedes — con la excepción de Azerbaiyán y Rumanía — tienen a sus selecciones clasificadas en el torneo de 24 participantes, brindándole a miles de hinchas la oportunidad de ver un par de partidos en casa.

Mucho mejor que tener a un solo país anfitrión, como Francia en 2016 y Alemania en 2024, que muy probablemente hubieran cerrado sus fronteras a los hinchas extranjeros. En 2012, el otro candidato fuerte por la sede de 2020 era Turquía, país que acaba de perder por segundo año la sede de la final de la Liga de Campeones.

“Tenemos la gran ventaja de contar con muchos anfitriones”, dijo el director de torneos de la UEFA, Martin Kallen, a The Associated Press.

Más de 50,000 aficionados húngaros podrán estar dentro de la Puskas Arena para ver el equipo local enfrentar al campeón mundial Francia y al reinante campeón europeo Portugal en el Grupo F.

Alrededor de 30,000 rusos podrán entrar al estadio San Petersburgo para ver a su seleccionado medirse contra Bélgica — el número uno de la clasificación de la FIFA— y la vecina Finlandia en el Grupo B.

Kallen reconoció que la logística por cambiar a último momento a una sede única resultaba “imposible” tras el repunte de la pandemia en el invierno europeo.

Y no hubiera sido seguro en lo sanitario.

La UEFA contrató al principal funcionario de salud pública en Suiza que estuvo a cargo de la respuesta a la pandemia el año pasado, el doctor Daniel Koch, como asesor en el tema de reuniones masivas de público. Alertó del riesgo de tener a 24 grupos distintos de aficionados desplazándose en un mismo país.

“Me parece que hubiera sido un mal cálculo creer que habría sido más fácil con el torneo en un solo (sitio)”, dijo Koch a la AP.

Con 12 sedes diferentes, luego que Dublín fuera descartada en abril, la UEFA encontró más flexibilidad y los gobiernos tuvieron más margen de maniobra para responder a cuestiones sanitarias y de seguridad.

“El riesgo que una (epidemia local) se desate es mucho menor”, expresó Koch en una entrevista.

La situación de los aficionados fue el elemento de incertidumbre este año, ya que la UEFA había confirmado en agosto con los minitorneos de la Liga de Campeones y la Liga Europa que los clubes pueden trasladarse y jugar sin riesgos.

Las selecciones nacionales de Europa también disputaron partidos de la Liga de Naciones, los playoffs de la Euro 2020 y las eliminatorias del Mundial 2022 con escasos inconvenientes, si bien varios jugadores fueron descartados tras resultados positivos y cuarentenas.

Los traslados en vuelos privados y los estrictos protocolos de la UEFA en los aeropuertos y hoteles, limitando los contactos con los empleados y otros huéspedes, fueron la norma para los futbolistas.

Sólo dos partidos de selecciones fueron cancelados, ambos en noviembre. Las autoridades sanitarias de Noruega impidieron al equipo nacional viajar a Rumanía, mientras que los jugadores de Ucrania hicieron cuarentena en Suiza.

“La disciplina de las selecciones y la respuesta profesional fue muy buena”, declaró Kallen, subrayando que para los jugadores más jóvenes “no es fácil estar en una burbuja todo el tiempo”.

El paso en falso más destacado involucró a dos juveniles de la selección de Inglaterra durante la primera fecha internacional de la temporada en septiembre.

Las pruebas PCR son obligatorias el día previo de un partido de la UEFA, que contrató a un laboratorio alemán para encargarse del programa y tener los resultados disponibles seis horas antes del silbatazo inicial.

Y la UEFA está lista para un brote en la Euro 2020. Los partidos podrían ser pospuestos durante un máximo de 48 horas si la mitad de las pruebas en un seleccionado arrojan positivo, facilitando la incorporación de sustitutos.

Kallen dijo que el positivo de un jugador es lo que más preocupa en una Euro 2020 que añade un mes y 51 partidos a la que ha sido una estresante y congestionada temporada.

“Existe una preocupación legítima de que la calidad (del juego) se verá menoscaba por la fatiga”, advirtió Jonas Baer-Hoffmann, el secretario general de la FIFPro, el sindicato de jugadores.

Pero el espectáculo del fútbol tiene que seguir. La UEFA, los hinchas, los jugadores y la cadenas de televisión quieren que el torneo sea realidad y muchas de las federaciones dependen de fondos financiados por los $2,000 millones que genera en ingresos.

Koch está convencido que la UEFA encontró el equilibrio ideal.

“Si lo planeamos, hacemos burbujas, pruebas, cosas como esa, mucho más es posible de lo que uno se imaginaba al principio”, apuntó el doctor. “Y cerrarlo todo no es la única opción”.