Seguramente nunca ha escuchado de “goalball” y tampoco ha asistido a una cancha para apreciar la acción de un partido.

El deporte, cuyo origen ocurrió en 1946 como un método para asistir en la rehabilitación de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial que sufrían de impedimentos visuales, ha evolucionado a un nivel competitivo global.

En Puerto Rico, casi 20 personas de ambos sexos lo practican y, próximamente, algunos participarán en el “Segundo Torneo de Goalball Amanecer Llanero” en la ciudad de Villavicencio, Meta, Colombia. El mismo será del 2 al 7 de noviembre.

“Las personas con impedimentos visuales no tenemos muchas oportunidades para hacer deportes”, explicó Eric Rivera González, presidente de la Federación Puertorriqueña de Deportistas Ciegos. “El ‘goalball’ fue diseñado precisamente para eso, además de que se tiene que trabajar en equipo, en la comunicación, y es un deporte que se tiene que practicar como cualquier otro”.

El ‘goalball’ formó parte de los Juegos Paralímpicos de 1972 en Alemania como exhibición. Cuatro años después, entró oficialmente como una disciplina competitiva en los Juegos Paralímpicos de verano en Toronto.

La entrada del ‘goalball’ a Puerto Rico ocurrió durante la década de 1980 por medio del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) como parte de los programas de deportes adaptados.

“Cualquiera lo puede jugar”, afirmó Rivera González. “Hay que cumplir con unos parámetros de visión. Todos los participantes tienen los ojos vendados no importa si es completa o parcialmente ciego. Utilizamos un antifaz para asegurar igualdad de condición”.

La reglamentación de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA, por sus siglas en inglés) requiere una cancha de 59 pies de largo por 30 pies de ancho con porterías en ambos lados. El balón con ocho agujeros contiene varias campanillas que asisten a los jugadores detectar su localización.

Los equipos están compuestos de tres jugadores en cada lado de la cancha. El objetivo es lanzar el balón por el suelo rebotando en unos cuadros antes de acercarse a la portería. Si eso no ocurre, el árbitro decreta una falta. Se anota un gol cada vez que el balón pasa la defensa y entra a la portería. El equipo con la mayor cantidad de goles al concluir las dos mitades de 12 minutos, es el ganador.

Cada jugador cubre un espacio de 10 pies. La cancha es marcada con con un cable eléctrico fino que se pega a la superficie desde la portería hacia al frente para que el jugador pueda saber su ubicación”, explicó Rivera González.

Uno de los principales retos que enfrentan los atletas es la seguridad de un espacio para entrenar.

“El ‘goaball’ requiere mucha práctica. Aunque contamos con unas facilidades las tenemos que pedir y, en ocasiones, no están disponibles. No tenemos un lugar fijo para practicar a diferencia de Estados Unidos y muchos países de Suramericana que han invertido en canchas”, lamentó Rivera González.

Equipo viajará a torneo en Colombia

Actualmente, Puerto Rico ocupa el lugar 51 en las clasificaciones mundiales de la IBSA. Incluso, terminó octavo en el clasificatorio para los Juegos Panaparalímpicos Santiago 2023 para obtener un boleto. Sin embargo, los boricuas fueron desplazados debido a que Chile quedó eliminado en el proceso y requiere un espacio por ser el país sede.

Rivera González, así como el resto de los competidores, ahora están centrados en representar a Puerto Rico dignamente en el “Segundo Torneo de Goalball Amanecer Llanero” en Colombia. Para ello, necesitan ayuda para cubrir los gastos del viaje que ascienden a $6,800.

Los interesados, pueden asistirles a través de ATH Móvil en donaciones para FEPUDECI. También en la Cooperativa de Ahorro y Crédito Cupey Alto en la cuenta 15049, ruta 021582963.