No es lo mismo llamar al diablo que verlo venir.

El judoca cubano Héctor Lombard entró a Ultimate Fighting Championships con expectativas enormes tras arrasar en otras compañías, pero su debut el sábado en la noche en las “grandes ligas” fue toda una decepción.

Lombard, que hasta el sábado tenía marca de 31-2, con 17 nocauts, y un resumé que incluía campeonatos en Cage Fighting y Bellator, se quedó corto en UFC-149 al perder por decisión dividida, 29-28, en dos tarjetas frente a Tim Boetsch durante una deslucida pelea semiestelar.

Pero más que la derrota, lo que molestó a muchos seguidores fue su falta de agresividad. El cubano venía de ganar 20 peleas al hilo y tenía 19 victorias fulminantes en el primer asalto, por lo que su reyerta frente a otro pegador como Boetsch prometía fuegos artificiales.

No obstante, la acción fue muy poca, con Lombard prefiriendo pelear de contraatacante y mostrándose carente de la ferocidad que se le conocía, por lo que Boetsch aprovechó su ventaja en alcance para mantenerlo a distancia.

El corpulento cubano sí tuvo algunos momentos de lucidez cuando derribó a Boetsch en dos ocasiones y cuando le conectó una patada al hígado que lo tambaleó en el segundo asalto, pero nada que tuviera a Boetsch en serios problemas.

“Estoy contento de infligirle su primera derrota, aunque fue demasiado cerrado como para sentirme feliz”, indicó Boetsch (16-4) al portal ufc.com luego del combate.

“El tipo (Lombard) es superfuerte. Hay quienes dudan de su capacidad de sobresalir en el UFC, pero mi contestación a eso es que estoy seguro que va a noquear a unos cuantos aquí. Pega muchísimo y hasta me conectó con un golpe en el rostro que me lastimó. Y de ahí decidí que eso no volvería a pasar. Pude mantener la pelea a distancia, como era el plan y, aunque no lo pude llevar al piso, hice lo suficiente para sacar la victoria”.

En la pelea estelar, Renan Barao venció por decisión unánime a Urijah Faber por el título interino de las 135 libras.