Jasmine Camacho Quinn puso a correr la opinión pública de un tema que ya está resuelto en la esfera más alta del deporte: la participación de atletas transgéneros en el deporte competitivo.

Sin embargo, fuera de la posición establecida por la política del deporte -la cual no deja de tener sus detractores y cuenta con posiciones disidentes-, la opinión de la campeona olímpica en contra de la participación de atletas transgénero en eventos como el de ella, los 100 metros con vallas, tuvo ramificaciones en contra y a favor que generaron un tira y jala, y que llevaron a la vallista a eliminar la publicación en la que estampó su opinión en las redes sociales y, además, en su lugar, a colocar una disculpa para quien pudo haber ofendido.

Antes de eso, Camacho Quinn tuvo gente que la apoyó y otros que la acusaron de transfóbica por no reconocer la identidad de una mujer trans al llamarla “hombre biológico”.

Post de Jasmine Camacho Quinn sobre atletas trans
Post de Jasmine Camacho Quinn sobre atletas trans (Captura)

Esa controversia, sin embargo, no la tiene el movimiento olímpico, aunque es más que evidente que el tema requiere de más educación, comprensión y apertura para permitir el diálogo entre los puntos a favor y en contra.

El Comité Olímpico Internacional (COI), que reúne a 206 naciones deportivas, incluyendo a Puerto Rico y su Comité Olímpico, decidió permitir la participación de atletas transgénero desde hace unos años.

Por ejemplo, en los mismos Juegos Olímpicos Tokio 2020 en que Camacho Quinn se convirtió en una estrella nacional e internacional del atletismo, el COI permitió la participación de la atleta trans de Nueva Zelanda, Laurel Hubbard, en el deporte de la halterofilia.

Tres años antes, en el 2017, la voleibolista trans Tiffany Abreu pasó el crisol del COI y jugó en la Superliga femenina de Brasil en el mismo equipo de la toabajeña Shara Venegas.

El COI resolvió esta controversia hace mucho tiempo. En resumen y en aras de promover la inclusión, utilizó la ciencia para establecer unos límites de cantidades y tiempo que la hormona testosterona pueda estar presente en el cuerpo del atleta para permitir su participación. El tiempo fluctúa entre 12 y 18 meses.

Lia Thomas sostiene aquí un trofeo que lo reconoce como el quinto finalista del evento de los 200 metros libres.
Lia Thomas sostiene aquí un trofeo que lo reconoce como el quinto finalista del evento de los 200 metros libres. (John Bazemore)

No obstante, muchas personas se oponen a la decisión porque consideran que un atleta que haya vivido una pubertad y adolescencia con niveles de testosterona, ha desarrollado cuerpos y masas musculares que según consideran 12 o 18 meses de reducción no eliminan del todo dejando sobre el tapete la desigualdad que llegó a reclamar Camacho Quinn.

“Nosotros estamos claros sobre cómo se maneja el asunto”, dijo la presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico como miembro del COI, Sara Rosario. “Ha sido atendido por el COI, por las federaciones internacionales. No es un tema novel para nosotros, aunque sí lo ha sido para la ciudadanía. Sabemos es mínima la participación de las atletas transgénero y, si Lia Thomas no hubiera ganado en la NCAA no estuviésemos hablado del asunto”.

Fue el caso de Lia Thomas, precisamente, el que motivó a Camacho Quinn a expresar su oposición.

Thomas ganó el miércoles el campeonato de la NCAA en el evento de 500 metros libres en representación de la Universidad Penn State triunfando incluso sobre dos medallistas olímpicos en Tokio 2020, Emma Weyend (Virginia University) y Erica Sullivan (University of Texas). Weyend venía de ganar medalla de plata en el evento de 400 metros combinado y Sullivan plata en los 1,500 metros libres en las Olimpiadas.

Thomas, de paso, era la única finalista transgénero entre las16 que compitieron de la prueba. Y compitió también en otros dos eventos de 200 y 100 metros libres, sin ganar campeonatos en ellos. Finalizó en última posición en los 100 metros y en quinta posición en los 200 metros.

Thomas, colegial desde el 2017, compitió tres años en el equipo masculino de natación desde su entrada a Penn State en el 2017. Luego su temporada del 2019-2020 optó por hacer su transición hacia el deporte femenino. Es por lo tanto vista como una de esas atletas que aunque cumple con los parámetros de la política de aceptación de los atletas trans, para los detractores no compite en igualdad de condiciones porque durante 19 de sus 22 años, se desarrolló físicamente como un hombre.

Aunque la NCAA no es regido en todo por las reglas del movimiento olímpico, vale destacar que este año sí alineó su política de participación de atletas trans con la del Comité Olímpico y Paraolímpico de Estados Unidos que, nuevamente, se rige por el COI.

Lia Thomas, quien compitió durante tres años con el equipo masculino de Penn State, hace dos años comenzó su proceso de moverse al deporte femenino. Aquí se le ve preparándose antes del evento de los 500 metros lisos en los que se coronó campeón nacional.
Lia Thomas, quien compitió durante tres años con el equipo masculino de Penn State, hace dos años comenzó su proceso de moverse al deporte femenino. Aquí se le ve preparándose antes del evento de los 500 metros lisos en los que se coronó campeón nacional. (John Bazemore)

Ahora bien, la posición del COI no es favorecida unánimemente en el mundo deportivo. Hay quienes opinan que el transgénero debería de competir únicamente con atletas trans.

Ese fue el caso de Camacho Quinn quien dijo considerar que es injusticia contra la mujer su participación en el mismo plano contra atletas transgéneros porque la fuerza que la biología les favorece contra sus rivales. Es decir, la atleta trans que durante 18 años de su vida se desarrolló deportivamente con características biológicas de hombre no llega en igualdad de condiciones a una competición como un atleta trans.

Esta también es la opinión de una de las atletas que se quedó fuera de la final que Thomas ganó, quien sometió a la NCAA declaraciones escritas en contra de ésta y la inclusión de la NCAA. “Cada evento en que participe una atleta transgénero representa una plaza menos disponible para una atleta biológicamente mujer”, escribió la nadadora de la Universidad Virginia Tech, Reka Gyorgy.

Pero las voces a favor de la participación de las atletas transgéneros argumentan sobre todo que no hay una diferencia biológica entre una atleta y la otra, y que la competencia es justa cuando ocurre en el mismo plano, por lo que lo contrario sería discriminatorio contra el atleta transgénero.

Como cuestión de hechos, la atleta transgénero de halterofilia que compitió en Tokio 2020, Hubbard, no avanzó a la final de la categoría de 87 kilogramos al fracasar tres veces en sus intentos de levantar por encima de su cabeza en peso de 125 kilogramos. Previo a Tokio, Hubbard fue como transgénero medallista de plata en el Campeonato Mundial del 2017, dos veces campeona del Juegos del Pacífico y de los Juegos de la Mancomunidad entre el 2017 y 2019. Finalizó séptima en Tokio. Como varón, fue campeón juvenil de Nueva Zelanda.

Otro dato que resaltan quienes están a favor de prohibir la inclusión de atletas transgénero es que las solicitudes de inclusión solamente ocurren hacia la participación en la rama femenina, no hacia la masculina. El argumento es que estos casos no ocurren en competencias de hombres, tal vez porque reconocen las diferencia en fuerza, velocidad y agilidad.

Pero el hecho de que no ha ocurrido una petición de inclusión hacia la rama masculina no quiere decir que no ocurrirá en el futuro. Camacho Quinn es, de hecho, más rápida que la gran mayoría de los hombres del planeta. Tampoco hay garantía de que los números de atletas transgénero aumenten considerablemente.

Lo establecido por el COI no está escrito en piedra

“Definitivamente que es un tema que hay que seguir atendiendo mientras siga ocurriendo. Hay que entender la situaciones de ella (Camacho Quinn) de que tenga que correr al lado de una atleta transgénero con más fortaleza”, dijo la presidente del Copur, quien ha expresado que es “difícil” competir como mujer ante una trans.

“Pero qué pasa con esas transgénero que se preparan para competir. No hay una cantidad suficiente para hacer una categoría para ellas. Ojalá hubiera y todo esto se resolvería. Mientras, nos seguiremos tropezando en este tipo de opiniones”, agregó.

Lia Thomas aparece aquí en plena acción de unas de las pruebas preliminares del evento de los 500 metros en la competencia nacional de la NCAA.
Lia Thomas aparece aquí en plena acción de unas de las pruebas preliminares del evento de los 500 metros en la competencia nacional de la NCAA. (John Bazemore)

Otros choques de opinión transitan por los derechos de equidad que se dilimitan en el deporte por la designación de ramas de competencia, categorías y capacidades. Por ejemplo, en su origen, el movimiento olímpico era una competencia de masculina. Con el paso de los años se dio paso al deporte femenino. Y en el proceso existen categorías infantiles, juveniles y de adulto para procurar que un atleta llegue a una competencia en igualdad de condiciones.