Nota del Editor: Cuarto de una serie de historias sobre la gran cantidad de jinetes boricuas que laboran y dan buen nombre a Puerto Rico en hipódromos fuera de la Isla.

Seguro. El dinero, el prestigio y el glamour de correr en algunos de los más prestigiosos hipódromos del mundo es un gran atractivo para que cada día más jinetes puertorriqueños se decidan a hacer carrera en los Estados Unidos. Y eso sin contar las incontables oportunidades de trabajo que existen y que por la calidad que han mostrado los que ya están en la cima, los boricuas podrían hasta estar de moda.

Pero todo éxito en la vida conlleva un precio, un sacrificio. En el caso de estos atletas el mayor lo es, en algunos casos, llegar a un lugar donde no conocen a nadie o pasar meses separados de sus seres queridos, situación que en el 2020 se ha agravado por la pandemia.

“Este es mi tercer año acá. Siempre nos cogemos siete meses desde abril a noviembre. No es fácil estar lejos de tu esposa y de tu familia, pero realmente vale la pena hacer el esfuerzo”, dijo el veterano jinete Andy Hernández, figura de renombre en el hipismo boricua que se acerca a 30 años como jinete.

“Cuando tú tienes establecida una familia como yo la tengo, comunicativa y que se apoyan el uno al otro, de verdad se hace más fácil estar separado en lo que yo trabajo acá y mi esposa trabaja allá en Puerto Rico”, agregó Hernández, quien actualmente compite en Finger Lakes Gaming and Racetrack de Farmington, Nueva York.

Hernández es esposo de Nidnal Adrover, quien trabajó como parte de las transmisiones de Camarero por y ahora labora en la industria automotriz. Juntos tienen un hijo menor de edad, y por parte de Andy tienen dos hijos más, uno de los cuales, Harry, también es jinete e igualmente se mantiene montando en medio de la pandemia.

Hernández dijo que Harry monta en Presque Isle Downs and Casino, situado en Erie, Pennsylvania, y en tiempos normales, con un recorrido de dos horas en auto se podían visitar y pasar tiempo juntos. Igual, Adrover viajaba ciertos días al año y los visitaba, o padre e hijo viajaban a la Isla para pasar tiempo juntos. Con la pandemia, la tecnología ha sido su salvación.

Cuando tú tienes establecida una familia como yo la tengo, comunicativa y que se apoyan el uno al otro, de verdad se hace más fácil estar separado en lo que yo trabajo acá y mi esposa trabaja allá en Puerto Rico

-Andy Hernández

El mayor de los hijos de Hernández lo hizo abuelo por primera vez hace unos meses, y esa es una de las cosas que el exitoso jinete ha lamentado en estos tiempos de pandemia.

“Obviamente no es lo mismo (verse por vídeo). Ya tengo 22 años con mi esposa. Tengo un hijo que va a cumplir 15 años y no es lo mismo estar fuera del hogar. Ya yo tengo una nieta que tiene cinco meses y estoy loco por estar al lado de ella. Ella nació en marzo y la pude ver un par de veces, pero viajé en junio y acá estoy. No hay otra alternativa”, dijo Hernández.

Harry coincide.

“Lamentablemente esa es la única manera en que no podemos comunicar ahora. Ahora mismo no podemos viajar ni hacer nada. Solamente cuidarnos y esperar que esto poco a poco se resuelva. Pero todo es Facetime, mensajes de texto… es algo bien difícil, porque uno siempre quiere ver a su familia de vez en cuando”, manifestó Harry.

Este también lamentó, al igual que su padre, que solo ha podido ver a su sobrina una vez. Solo por cámara. Y como a todos, la presión del encierro sanitario también le afecta.

Harry y Andy Hernández.
Harry y Andy Hernández. (Suministrada)

“Es una frustración tan grande tener a tu padre a dos horas y no poder ir a verlo. A mí hasta me molesta”, dijo, aunque aseguró que a la hora de cuadrarse en el gate de salida, nada de eso le afecta.

En cuanto al sacrificio de dejar a los suyos atrás para buscarse un buen porvenir dijo que “si te digo la verdad, sí. El sacrificio vale la pena y hay que hacerlo. Porque, en Puerto Rico están pasando muchas cosas. No tengo la mente en Puerto Rico. La tengo en cuidarme, trabajar lo más que pueda porque no sabemos cuando se pueda cancelar todo esto. Hay que aprovechar y ahorrar para poder estar bien y esperar cuando la cosa esté tranquila coger el viaje para irlos a ver”, agregó.

Se hace por tener mejor sustento. Se hace el sacrificio porque vale la pena

-Andy Hernández

Para Adrover, cuyo hermano Juan es agente de Hernández, el esfuerzo durante la pandemia ha sido mucho más complicado que en tiempos ‘normales’.

“En meetings anteriores se hacía el sacrificio porque el estaba una cantidad de meses y se sabía que iba a sacar el máximo de su esfuerzo y tenía unas retribuciones económicas que realmente valían la pena el sacrificio. Tenemos un chico de 14 años y es un poco fuerte estar pendiente de todo. Yo trabajo full time y si no es por el apoyo de mi familia, mi mamá particularmente, no lo pudiésemos hacer”, manifestó Adrover.

El riesgo de contagio y la cantidad de tiempo que ha tenido que estar Hernández en Estados Unidos este año es algo que siempre pesa. Pero dijo que Hernández y su hermano Juan se mantienen siguiendo cuidadosamente los protocolos y solo se exponen cuando están haciendo sus trabajos.

Andy Hernández.
Andy Hernández. (Suministrada)

“Es bien fuerte y bien cuesta arriba. Se hace más llevadero cuando uno puede estar yendo y viniendo. Pero ahora no se puede por el riesgo de montarse en un avión, y sí él sale, cuando regrese tiene que estar 14 días en cuarentena, por lo que perdería casi todo el meeting”, dijo Adrover.

Hernández, por su parte, reflexionó sobre sus decisiones.

“Se hace por tener mejor sustento. Se hace el sacrificio porque vale la pena. Se toman unas decisiones como la que nosotros tomamos de separarnos un par de meses y luego juntarnos cuando se acabe el meeting. Después de aquí, muchos jinetes van a otros lugares, pero yo voy a Puerto Rico. El año pasado no pude montar porque estaba lastimado de un hombro, pero yo voy a Puerto Rico, porque aunque no sea buena la paga y el sacrificio sea mucho más, estar al lado de tu familia vale mucho más”, finalizó Hernández.