Al terminar otro día de arduo entrenamiento en La Habana, Cuba, el luchador olímpico Jaime Espinal revisó su celular. La limitada conectividad en la Mayor de las Antillas no le permite conectarse y conversar con sus amigos y seres queridos en Puerto Rico como quisiera, pero en esta ocasión, la cantidad de mensajes que tenía en sus varias aplicaciones era indicio de que algo extraordinario había sucedido.

La noticia de que el Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur) lo había escogido el lunes por la noche como el abanderado de la delegación para las Olimpiadas de Río 2016 había llegado a Cuba.

“Cuando entré a mi celular, tenía 90 mensajes en WhatsApp y un montón de notificaciones en Twitter. A Facebook no he podido ni entrar. Mi reacción fue ‘¡eah diantre!’. Rápido traté de llamar a mis amistades, pero se me hizo difícil, me quedé con las ganas”, relató Espinal en entrevista telefónica con este medio desde La Habana, donde está acuartelado con luchadores de diversos países que entrenan para las Olimpiadas.

Desde hace varios meses, el nombre de Espinal sonaba como candidato. También eran mencionados los nombres de la tenista Mónica Puig y hasta la tenismesista Adriana Díaz, pero Espinal fue elegido por el Comité Ejecutivo del Copur de manera unánime.

Su histórica medalla de plata durante el torneo de lucha en las Olimpiadas de Londres 2012 era su más importante credencial, además de sus medallas de oro y bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010 y Veracruz 2014, respectivamente, y el bronce de los Panamericanos de Toronto 2015.

Sin embargo, Espinal reconocía que, tal vez, su lugar de nacimiento podría significar un escollo en sus aspiraciones. Espinal nació en República Dominicana, y se mudó a Puerto Rico con su madre a los cinco años.

“Era un sentimiento bien complicado, sabía que podía romper muchos esquemas. Hay muchas cosas envueltas, para mí esto vale mucho. No es solamente que voy a llevar la bandera, pues yo sé que nací en otro país y hay muchas personas que no están de acuerdo con que yo la lleve. Llegué a estar en debate con personas. Yo no sabía que iba a pasar por esa situación. El saber que aun así me escogieron, valió mucho. Y cuando fue unánime, fue cuando más en shock me quedé”, compartió Espinal.

De hecho, Espinal, de 31 años, se disfruta debatir con aquellos que entienden que, por haber nacido en otro país, no debería llevar la monoestrellada en la ceremonia de apertura el próximo 5 de agosto en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro.

“Uno debe ser agradecido del país donde uno nace, y yo nunca he negado que he nacido en República Dominicana. Pero uno también debe ser agradecido del país que te dio la oportunidad, que te abrió las puertas, que abrió las puertas de mi familia y que me dio la educación y donde conocí el deporte. Me considero igual de puertorriqueño que cualquier otro puertorriqueño, por lo menos a nivel deportivo. Yo hasta escogí representar a Puerto Rico, así que eso debe valer. Para mí es un tema bien bueno, a mí no me da miedo enfrentar a quien piense lo contrario. Pienso que al final puedo dar un ejemplo de lo que es echar para adelante”, enfatizó Espinal.

Sobre su rol de abanderado, Espinal reconoce que nunca ha sido un atleta de callarse y quedarse las cosas por dentro. Por tal razón, abraza el hecho de que será visto como el capitán de la delegación de Puerto Rico y no puede esperar para servirle de motivación a sus compañeros en el escenario deportivo más importante del planeta.

“La bandera va secundario. El rol que yo quería es ese (el de líder), eso es lo que para mí simboliza todo esto; el yo poder expresarme. Yo siempre lo he hecho, y comoquiera lo iba a hacer, iba a comunicarme y expresarme, a hablarle a todos los atletas, darles tranquilidad. Yo he estado ahí, ya he estado en el podio, y me gustaría que ellos se vieran ahí. Quiero poner mi granito de arena. Ahora, como abanderado, puedo abogar un poquito más. Eso a mí me motiva mucho, me encanta, es un peso que a mí me gusta”, sentenció.

Espinal tiene en agenda permanecer en Cuba hasta el 24 de junio. Ese día viajaría a Puerto Rico para ser presentado como abanderado, y al día siguiente cogería las maletas de nuevo para trasladarse a Pensilvania, donde terminaría su entrenamiento. Sin embargo, reveló que ahora quisiera viajar más temprano a la Isla para asumir de lleno su rol de capitán de la delegación olímpica.

“Eso está en mis planes... tengo par de cosas que quiero hacer. Quiero ya hablar, demostrarme como abanderado”, culminó.