Amaliel Vega Quintero trabajó durante tres años ahorrando dinero para realizar un viaje. Tan pronto tuvo en sus manos lo suficiente para comenzar su travesía, salió rumbo a Ciudad de México, México.

Su idea inicial era irse a conocer la tierra azteca ‘back packing’. Sin embargo, poco después de arribar a México tuvo una revelación y su vida tomó otros rumbos. Emprendió lo que se ha convertido en un recorrido repleto de experiencias enriquecedoras que Vegas espera algún día resumir en la publicación de un libro.

“Siempre había soñado con hacer un viaje. Me fui con una mochila a México cuando me surgió la idea de vivir una experiencia similar a la de un documental que había visto en Netflix llamado “Dos ruedas por el mundo” en la que un alemán se fue a darle la vuelta a Europa sobre una bicicleta. Así fuí y me compré una bicicleta y salí desde Cuidad México”, relató Vega Quintero desde Costa Rica.

El joven de 26 años adquirió el equipo necesario y emprendió hacia destinos desconocidos con la idea de llegar hasta Buenos Aire, Argentina, justo a tiempo para celebrar su cumpleaños el 8 de febrero de 2022. Carga sobre su bicicleta con todo lo que necesita para la travesía, incluyendo un par de gomas de repuesto y una bolsa de dormir.

Vega Quintero ya pasó por Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, Costa Rica y actualmente se encuentra en Panamá, donde permanecerá por unos días en casa de una familia de una conocida de su mamá, quienes le recibieron en su casa para que tenga unos varios días de reposo.

“Estaré descansando algunos dos días y sigo para no perder ritmo”, dice el joven que estudió un curso de técnico de terapia física y quien tiene claro la ruta que desea tomar hacia Buenos Aires.

“Lo próximo es cruzar Panamá para luego tomar un catamarán que me cruce a Cartagena para de ahí correr hacia Bogotá en Colombia. De ahí me moveré hacia Venezuela para entonces cruzarlo en ruta nuevamente hacia Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Chile y finalmente llegar a Argentina.

“Quiero pasar por todas esas partes. A Ecuador no podré entrar porque tienen sus fronteras cerradas por el tema del COVID”, explica.

Al fin de cuentas, Vega Quintero habrá recorrido sobre 10,000 kilómetros en su travesía.

“Hacía atletismo en Vega Baja y siempre le metía un poco en la bicicleta haciendo unos 30 kilómetros, pero ya voy por 70 kilómetros. Esto no lo hago para lucrarme, sino que lo veo como un reto que me ofrece la oportunidad de ver otros países”, sostuvo.

Vega Quintero no cuenta con alguien que lo acompañe y, afortunadamente, no he encontrado contratiempos. Todo lo contrario. En Guatemala hizo trabajo voluntario en una finca sembrando plantas de café y también recogió los granos que luego fueron tostados y procesados.

“En Honduras antes de pasar la frontera tuve muchas miradas que parecía me querían quitar la bicicleta, pero no me ha pasado nada. A veces los caminos son un poco peligrosos y por eso me levanto temprano porque a las 6:00 de la mañana tengo que estar pedaleando. Trato de hacer cinco horas que son entre 60 y 70 kilómetros al día para llegar al destino a las 4:00 p.m”, dijo.

El joven aventurero depende de la generosidad de otros que le cedan un lugar donde pernoctar. Para alimentarse tiene sus recursos, los que ahorró antes de emprender viaje, un dinerito que recibe de poco a poco desde Puerto Rico.

“Me he quedado en estaciones de policía o de bomberos. Para llegar a la isla de Ometepe tuve que tomar un ferry y las personas me ofrecieron un lugar para descansar”, recordó.

Sin embargo, también se ha topado con situaciones a las que no estaba acostumbrado.

“La higiene es diferente. En los cuarteles (de policía) en Guatemala los baños no tienen puertas, los oficiales se bañan en la intemperie y eso me sorprendió”, mencionó.

Otra cosa curiosa que ha vivido, aparte de disfrutar de cerca la naturaleza que recorre y lamentar ver lugares de extrema pobreza, es ver cómo muchos le preguntan si va rumbo al Norte en referencia a la costumbre de muchos en esos países de comenzar peregrinaciones a ver si logran entrar a Estados Unidos como indocumentados en busca de una nueva vida.

“Yo les digo que no, que voy al Sur y me miran extrañados”, destaca.

Vega Quintero admite que ocasiones, el cansancio se convierte en su peor enemigo, pero no está dispuesto a claudicar.

Ha sido una experiencia increíble aunque a veces las dudas de seguir llegan, pero estoy seguro que lo lograré”, concluyó

“El miedo es lo peor que hay. He pensando en quitarme cuando me he topado con que me tengo que bajar de la bicicleta para subir una cuesta o que me queda poca agua y todavía me faltan muchos kilómetros. Ha sido una experiencia increíble que aunque a veces las dudas de seguir llegan estoy seguro que lo lograré”, concluyó Vega Quintero.