Este boricua no será un mero espectador, ni un turista del océano, cuando arranque la nueva edición de Clipper Round the World 2025-26.

Joel Martínez, natural de San Juan, pero criado entre las montañas de Barranquitas y Aibonito, participará como miembro de la tripulación en uno de los veleros que forman parte de una de las carreras más desafiantes, en la que personas sin experiencia profesional en navegación a vela se entrenan para recorrer el mar.

Martínez no conocía de la carrera. Solo quería recurrir a una actividad que lo conectara con una de sus pasiones: el mar.

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Las playas de Puerto Rico es lo que más extraña el biomédico de 45 años, quien reside hace 18 años en Alemania.

Fue durante unas vacaciones en las playas de Barcelona, donde residen su hermano menor y sus padres, que se percató que extraña el mar.

“Me dolió mucho irme de esas vacaciones. Y es que donde yo vivo (Darmstadt, Alemania) no hay playa... Comencé a pensar cómo puedo antes de que tenga 50 años, tener algo que me devuelva al mar. Entonces estaba pensando en (la navegación de) vela, cómo aprenderla para hacerlo en el Mediterráneo, ir de Barcelona a Mallorca o algo así. Empiezo a hacer investigación y me topo con un anuncio de Clipper donde hay gente en un velero y hay unas olas increíbles... Como que me enamoré”, explicó Martínez en una conversación vía telefónica con Primera Hora.

El padre y esposo pasó por una primera evaluación virtual con el personal encargado del evento y por cuatro intensas semanas de entrenamiento en el Reino Unido, donde aprendió desde navegación hasta cómo rescatar a alguien que se cae al mar.

Las primeras dos semanas de aprendizaje las realizó en julio pasado. La tercera a finales de octubre y principios de noviembre. Mientras que la cuarta fue tan reciente como finales del mes pasado e inicios de este.

En esas semanas de entrenamiento aprendes a manejar el yate y también sobre cómo sobrevivir, cómo rescatar a alguien del agua si el bote se hunde... Un montón de cosas que dan un poco de miedo, pero te están preparando para una situación extrema”, comentó.

En la etapa de la semana, uno y tres diariamente regresaban al puerto de Portsmouth, en Reino Unido. No obstante, la segunda y cuarta semana pasaron días mar adentro, lo más parecido a la carrera.

Joel Martínez en la cocina durante uno de sus entrenamientos.
Joel Martínez en la cocina durante uno de sus entrenamientos. (Suministrada)

El boricua compartirá el yate con otros 14 tripulantes, incluyendo el capitán y el first mate, pero son 49 los que comprenden la clase 2025-26. Unos le darán la vuelta al mundo partiendo desde el puerto de Portsmouth hasta el mismo lugar. Otras completarán un solo trayecto, y otras como el boricua, que realizarán más de un tramo.

Martínez realizará su primera trayectoria de Suramérica -Punta del Este, Uruguay- a Sudáfrica. El tramo se extiende por unos 18 días en el mar y equivale a 3,600 millas náuticas.

Su segunda travesía la realizará en noviembre cuando embarque en Sudáfrica hasta el Oeste de Australia. El viaje tardará 25 días y recorrerá unas 4,800 millas náuticas.

Mientras, el último y tercer trayecto en su jornada arrancará en marzo 2026 desde China hasta la ciudad de Seattle, en Estados Unidos. Este será el recorrido más extenso cuando complete 8,000 millas náuticas en 37 días.

Vivir en el agua

Una vez zarpan, la vida cambia por completo a un estilo de supervivencia. El descanso, el baño y la alimentación se tornarán distintos a la vida cotidiana en la casa.

“Esto es lo más duro”, confesó Martínez. “Estamos allí en un sistema de turnos”.

Los competidores deberán decidir cómo van a dividir sus horas de descanso. Una opción es descansar seis horas; la otra ocho horas y una última alternativa es de ocho horas, divididas en periodos de cuatro horas.

“Eso implica que uno duerme poco. Es importante también tener en cuenta que cuando estás off no es que estás libre. Puedes descansar, pero si hay una emergencia, si te necesitan, te despiertan y tienes que subir. Así que eso se siente como estar en un hospital haciendo guardia”, sostuvo.

En cuanto a la alimentación, el yate va abastecido de alimentos que pueden realizar en una estufa con fijador. Esto significa que, aunque estén realizando virajes o el viento les juegue en contra, la estufa puede mantenerse recta relativa a la gravedad.

“De todas formas, tengo que decir que es muy retante cocinar cuando tu equipo está practicando cambiar la dirección del bote respecto al viento”, contó.

De otro lado, los baños, de acuerdo a Martínez, son una vez a la semana. En el día a día se higienizan con toallas húmedas, desodorantes y antibacteriales que evitan el mal olor.

¿Y la familia?

Para comunicarse con sus allegados, entre ellos su esposa Christine y sus retoños Maximilian (14) y Emily (9), el puertorriqueño tendrá una que otra alternativa.

“Hay varios métodos. Puedo comprar un servicio para email y enviar correos desde el bote… Y la segunda es que toda la carrera se puede seguir online. Puedes ver exactamente dónde está el bote en cualquier parte de la carrera”, agregó.

El evento se corta digitalmente cuando el equipo elige la opción de esconder por 24 horas su ruta para que los demás conjuntos no copien sus estrategias de navegación.

La carrera no se limita a la experiencia que se llevan, sino, a una competencia real. Cada tramo es una carrera en sí misma.

“La carrera completa consiste en pequeñas carreras. Dentro de ellas hay desafíos específicos, como los gates, donde desviarse puede dar puntos extra, o los Ocean Sprints, donde se mide la velocidad entre dos puntos específicos”.

Los equipos pueden conquistar un único trayecto, así como también ganar la carrera completa.

Pero más allá del podio, existe el propósito social con United Nations International Child Emergency Fund (UNICEF).

“La meta de nuestro yate son 65 mil libras ($87,000). El grupo de Clipper queremos en los próximos 12 meses recaudar 420 mil libras ($567,000)… Estos fondos que nosotros vamos a proveer le dan más flexibilidad a UNICEF de usarlos como ellos quieran”, manifestó.

Esta carrera no es gratuita para los competidores. La inversión para realizar toda la aventura ronda los $40,000. Estas cifras incluyen la educación y los trayectos. A eso se suman los vuelos y el equipo a utilizar.

Me tuve que comprar mucho más equipo del que esperaba, porque los trechos que voy a hacer son fríos. Compré unos pijamas bien gorditos de lana. Fue una inversión, pero es una inversión que llevo haciendo desde el 2023”.