Boca Ratón, FLORIDA.  Lejos de las cámaras y la fanfarria, Mónica Puig vuelve a ser ella misma en una cancha de tenis. Apenas tres días después de subir a lo más alto del podio y hacer sonar La Borinqueña por primera vez en unos Juegos Olímpicos, Puig ya estaba de vuelta el martes en la cancha entrenando bajo el candente sol de Florida.

No hubo mucho tiempo para celebrar ni descansar. Después de todo, Puig es una joven de 22 años con muchas metas en el deporte del tenis. Ya cumplió su primera gran meta al regalarle la primera medalla de oro olímpica a Puerto Rico. Pero todavía sueña en grande, y ahora apunta a meterse entre las mejores 20 tenistas del mundo –ocupa la posición 35– y, eventualmente, ganar un Grand Slam.

Puig recibió antier a Primera Hora en el Evert Tennis Academy en Boca Ratón, donde está acuartelada desde inicios de semana. La nueva ídolo del deporte boricua aún anda internalizando todo. Mientras, su físico ya da señales de agotamiento ante la intensidad de las emociones que ha vivido: un leve catarro le ha caído encima. Pero eso no le impidió salir a la cancha a practicar por más de hora y media, bajo el sol, con su entrenador Juan “Nacho” Todero. 

“En la cancha soy una fiera. La cancha es mi trabajo, estoy bastante contenta con mi trabajo. Este es mi happy place”, comentó Puig al conversar con Primera Hora tras la sesión de entrenamiento.

A simple vista, es evidente que la cancha es el lugar donde se siente más cómoda. Puig ha creado una estupenda relación con Todero y su equipo de trabajo, que incluye al quiropráctico Thomas Doche y el adiestrador físico Claudio Galasso.

Todos forman una familia, y ayer se unió al grupo Río, la nueva “hija” de la tenista, una perrita Pomsky (mezcla entre Pomeranian y Huskey) que Puig adquirió par de días antes de viajar a Brasil.

Aunque el ambiente entre ella y su equipo de trabajo es de confianza y buen trato, el trabajo es arduo y sin espacio para relajarse demasiado. Puig confesó que celebró “un poquito” tras ganar el título de sencillo de los XXXI Juegos Olímpicos de Río de Janeiro –durmió solo cuatro horas esa noche–, pero no se puede dar el lujo de tomar un descanso para celebrar.

“Hay más metas que tengo que cumplir. Sí, logré mi gran sueño de ganar una medalla olímpica, pero todavía hay más trabajo que hay que hacer. Tengo más metas bastantes grandes en mi carrera”, dijo Puig, quien en la noche del miércoles tuvo el periodo de sueño más largo desde que ganó la medalla: nueve horas.

“Celebré un poquito. Pero lo más que necesitaba en este momento es dormir, porque no he dormido mucho en estos últimos días. Estoy tratando de recuperarme lo mejor posible, pero estoy ansiosa de llegar a Puerto Rico para celebrar con mi familia”, subrayó.

Llegará a celebrar

La campeona olímpica llegará el sábado a Puerto Rico, donde será  recibida por el gobernador Alejandro García Padilla. Sin embargo, la fiesta con el pueblo no será hasta el martes con el resto de la delegación de Puerto Rico.

Puig ya tiene una idea de lo que le espera en la tierra que la vio nacer. El pasado domingo, cuando aterrizó en Cincinnati, Ohio, para darse de baja en el torneo de esa ciudad en el que debía competir, fue sorprendida en el aeropuerto por un grupo de boricuas con una parranda.

Incluso, ayer, mientras entrenaba, fueron varias las personas que se le acercaron para pedirle una foto o, sencillamente, felicitarla. Puig asegura que se lo disfrutará todito.

“Estoy lista. A mí me encanta. Cada vez que piso Puerto Rico es una aventura. Espero una fiesta bien merecida”, adelantó. “Me han pedido un montón de fotos. Pero mi fanaticada es la gente que me ha apoyado cuando no era nadie, hasta que gané esa medalla. Les debo”, enfatizó.

La joven de 22 años reconoce que ya no es Mónica Puig, la tenista. Ahora, siempre será recordada como Mónica Puig, la primera medallista de oro olímpica de Puerto Rico.

“Es una responsabilidad. Me tengo que conducir de una manera responsable. Y también tengo que disfrutar este momento. No viene todos los días, y tengo que disfrutar estas semanas. Trabajé muy fuerte y puedo disfrutar de es te gran logro”, comentó.

Río, su perrita “psíquica”

Mientras sonaba La Borinqueña el pasado sábado, las cámaras enfocaron a una Puig llorosa en lo alto del podio. Su orgullo era demasiado para poner en palabras. Pero tras su histórica gesta, Puig también pensaba mucho en su familia, y especialmente en sus padres Astrid y José, quienes no pudieron realizar el viaje a Río. Y también estaba en su mente su “hija”, Río, la perrita que llegó a su familia antes de partir a Brasil.

Puig es una amante de los animales, especialmente de los perros. Mientras competía en Inglaterra hace tres meses, Puig sufrió la dolorosa muerte de su mascota Ginger. Así que las ganas de conseguir otro cachorro no faltaron, hasta que Puig y su familia optaron por comprar a Río.

Puig siempre supo que se llamaría Río, sin importar lo que eventualmente pasaría en las Olimpiadas. Después de todo, sus primeros Juegos Olímpicos eran razón para celebrar y tener un recuerdo. Pero lo que no sabía es que Río sería una perrita “psíquica”.

“Lloré mucho”, recordó Puig sobre la muerte de Ginger.

“Yo sabía desde un principio que el nombre del perro iba a ser Río. Y ella ha sido la mejor. A  veces no se porta muy bien”, reveló Puig, mirando a los ojos a su perrita, quien le devolvió un cariñoso “beso” en el rostro.

Mientras corría la entrevista con Primera Hora, Río no dejaba de besar y lamer a su dueña. Habían pasado varios días desde que ambas coincidían, así que anoche Río se quedaría con Puig en el apartamento de ella en Boca Ratón. En la semana, Río se había quedado con Astrid y la familia en su hogar en Miami.

“Mi mamá es la abuela, y ella (Río) se queda con los abuelos cuando mami se va a trabajar”, dijo entre risas. “Todo el mundo me estaba diciendo que Río necesitaba un collar nuevo, y le conseguí el de oro. Y a ella le gusta mucho”, añadió la tenista, sonriente, mientras Río jugaba con la medalla de oro.

Y según una curiosa anécdota que compartió Puig, la perrita ya presentía la medalla de oro.

“Antes de la final (contra Angelique Kerber), me mandaron una foto de mi tía, quien trajo a la casa una botella de champán de color oro. Y ella (Río) la comenzó a morder. Estaba loca con la botella, y todo el mundo decía que era una señal. Estaba ansiosa de llegar a casa para verla y pues está aquí conmigo. ¡Y no puedo parar de besarla!”. 

Con la medalla de oro en su resumé, ahora viene más atención sobre ella cuando retome la competencia en el circuito de la Asociación de Tenis de Mujeres (WTA en inglés). Y su próximo torneo será el cuarto Grand Slam de la temporada, el Abierto de Estados Unidos. El evento comenzará a jugarse el 29 de agosto, pero Puig se debe reportar el próximo miércoles a Nueva York.

“Esto (la medalla de oro) no significa que ahora voy por ahí, conforme. Todavía tengo muchas metas. Y si (el título) viene temprano, bien, sino también. Fui bastante paciente para conseguir esta medalla. Tengo 22 años, todavía me quedan muchos años en el tour”, enfatizó Puig.

Para la puertorriqueña, el ganar el oro en las Olimpiadas fue, de cierta manera, ganar un Grand Slam. Y aunque el torneo olímpico no repartió puntos para el ‘ranking’ mundial, Puig se demostró a sí misma que le puede ganar a las mejores del mundo, incluso sin el descanso que provee un Grand Slam entre partidos.

“No habían puntos (en juego para el ranking),  pero estaban jugando las mejores del mundo. Estaba jugando Serena (Williams), Venus (Williams), Kerber, (Garbiñe) Muguruza, (Agnieszka) Radwanska. Tuve que ganarle a la número cuatro (Muguruza), a la número 14 (Petra Kvitova) y a la número dos” (Kerber), comentó.

Fue un torneo importante para mí; era como un Grand Slam, sin los días libres. Y si no gano un Grand Slam este año o el año que viene, no importa. Yo voy a seguir trabajando para mis metas. Lo que sí sé es que represento a mi país con mucho orgullo. Yo estoy tratando de dejarle saber a todo el mundo de dónde yo vengo, estoy muy orgullosa de ser puertorriqueña”, compartió.

De igual manera, Puig agradece todo el respeto que está sintiendo del entorno del tenis internacional. Tras el partido por la medalla de oro en Río, Kerber publicó un mensaje en su perfil de Facebook felicitando a Puig y a todo Puerto Rico por su logro. De igual manera, leyendas del deporte como Billy Jean King y Chris Evert la felicitaron en las redes sociales.

“Yo sabía que iba a llegar este momento. No era tanto si iba a llegar, sino cuándo. Tenía que tener mucha paciencia. Este deporte no es nada de fácil. Tienes que pasar muchos días fuera de casa, bajo el sol, en la humedad y tienes que ir acostumbrándote. Mis entrenadores sabían que iba a llegar, y yo sabía que iba a llegar. Tenía que tener paciencia, haciendo las cosas bien”, insistió Puig.

Así que, tras la fiesta de pueblo que le espera el martes en Puerto Rico, Puig retomará los trabajos para sus metas a corto plazo: ganar un Grand Slam y meterse entre las primeras 20 del mundo.

“Quiero ganar un Grand Slam. Sé que yo puedo, sé que es posible.  Y si no llega ahora en el US Open, pues no llega. Y quiero terminar el año ‘top 20’ en el mundo. Solamente me quedan cuatro o cinco torneos; voy a dar el máximo, y luego a disfrutar unas buenas vacaciones. Me lo merezco”.