El reloj marca las 8:00 de la noche del martes y todo indica que es hora de encender los motores en la única pista de aceleración que hay en la zona oeste de Puerto Rico, conocida por todos como ‘La Under’, donde solo “se admiten a quienes transitan por la vida libre de prejuicios”.

Se trata del Underground Motorsport Park o la Pista de Añasco, ubicada en el mismo lugar en que estuvo el antiguo autódromo, que en 1972 era considerado como el circuito más moderno del Caribe, pero desde hace 25 años el espacio tomó un giro distinto para rescatar a los ‘fiebrús’ de la calle.

Allí, Víctor Manuel Ramos, conocido como “Manolo Pistón”, estableció un concepto familiar que semanalmente reúne a personas de todas las edades con un interés común: las carreras de automóviles.

“Bienvenidos a la república del oeste”, exclamó Manolo, de 63 años, al recibir el equipo de Somos Puerto Rico que se acercó a la pista para vivir la experiencia.

“Estamos en el reciclaje de lo que quedó del Riverside Motor Speedway, y hace 25 años, nosotros lo estamos operando y la misión clara es sacar a los chamaquitos de la calle, ponerlos en un sitio seguro, poder compartir, disfrutar y pasarla en familia”, insistió al destacar que el solar se había convertido en una finca de caballos y vacas.

Explicó que la dinámica junta los carros más rápidos de la zona que acostumbraban a correr la “fiebre” en las carreteras, poniendo en peligro su vida y la de seres inocentes.

“Esto es todos los martes. En Puerto Rico se corre todos los días, si abres una pista todos los días, viene gente todos los días. El que corre en la calle está de loco. Puedes quitarle la vida a alguien. Todos los que vienen aquí aman este sitio y nos tratamos como familia”, resaltó el hombre, quien se ha ganado el respeto de las generaciones más jóvenes.

“Aquí llega de todo… desde jueces, abogados, fiscales, trabajadores humildes de la calle, y todos tienen una misma regla que es respetar a los demás. Aquí no se permiten burlas ni insultos, eso no cabe en este lugar porque aquí vienen familias con niños”, advirtió.

Igualmente, tampoco se venden bebidas alcohólicas pues Manolo entiende que “la gasolina y el alcohol no mezclan”. Así que en el kiosco puede encontrar empanadillas, ‘cheese dogs’, refrescos y agua.

“Aquí vamos a correr un octavo de milla, vamos a confraternizar, a pasarla chévere. No vendemos alcohol porque entiendo que la gasolina y el alcohol no mezclan. Hay gente que lo hace y respeto su opinión, pero todo el mundo tiene que pasar por la mía. Aquí hay de todo y todo el mundo pasándola ‘super cool’ “, confesó.

“Esto es una república, por lo menos nosotros hicimos el camino. Así todo ha corrido a base de mucho esfuerzo, perseverancia, al ver que tenemos el apoyo de toda la gente, esto siempre está lleno, gracias a Dios. Hacemos el trabajo que yo sé que salva muchas vidas; ese es el trabajo y la pasamos superbién”, reveló Manolo.

“Aquí vas a ver todos los carros más rápidos del área norte y el suroeste, de la calle, todo lo que es la fiebre en el área, aunque hay una pista en Arecibo, pero todo el mundo comparte. Los de allá vienen acá, nosotros vamos allá y así nos pasamos”, agregó.

Cerca de las 8:00 p.m. se acomoda todo aquel que quiere quemar la fiebre y espera su turno. Cabe destacar que siempre cuentan con los servicios de una ambulancia con sus paramédicos.

“Las carreras como tal son con un sistema de computadora una vez te paras en la línea de la fotocelda. Esto es lo más pegajoso que hay en el Caribe. Se corre ‘drag racing’, es dragueo, aceleración, el primero que llegue al dron es el que gana. Se enciende la luz del primero que llega y siguen los resultados de las carreras y según vayan ganando, los otros se van eliminando”, destacó.

“Eso es cuando son competencias. Cuando no, todo el mundo corre con cualquier carro desde pickups, carros eléctricos, han llegado Porsche, Lamborgini y carros normales como Civic, rotativos, Mazda Protege. Puerto Rico es la cuna y hogar de los carros pequeños más rápidos del mundo”, aseguró al destacar que normalmente se corren entre 200 a 300 carreras por día.

“Fuera de Don Frappé que también son gente buena con una visión enorme, nosotros somos lo demás que tiene Añasco. La gente viene a Añasco o por la pista o por Don Frappé”, concluyó “el presidente de la república añasqueña”.