Es cierto que muchos de los fanáticos presentes en el estadio de Tampa Bay eran fanáticos de los Cardinals de San Luis. También es cierto que él partido estaba decidido cuando el estelar receptor boricua Yadier Molina salió a relevar ante el público, que estaba para ese entonces de pasadía en la parque.

Todo eso es verdad.

Pero no le quita al raro hecho de que Molina fuera ovacionado en un parque de visitante, lo que reconfirma su popularidad en las Grandes Ligas.

“No son muchas las veces que puedes ver lanzar a un catcher y futuro miembro del Salón de la Fama”, dijo luego de partido el dirigente de Tampa Bay, Kevin Cash.

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Molina no solamente puso a gozar a la fanaticada de San Luis y a la de Tampa Bay con su segunda aparición como relevista en su carrera de 19 temporadas. Ambas apariciones han sido este año, que es, seguramente, el último en la carrera destacada del receptor Guante de Oro y dos veces ganador de la Serie Mundial, entre otros muchos logros.

Molina hizo también reír y ovacionar al público al anotarse un ponche en su actuación en la octava entrada del partido que Tampa Bay ganaba 11-3. Consiguió el mismo con tres lanzamientos ante Isaac Paredes, a quien pasó con una ‘humeante’ recta de 74 millas por hora para el ponche.

Molina se ha ganado el respeto de las Grandes Ligas por su desempeño en el terreno. Ha sido la cara de San Luis por más de 10 temporadas. Ha ganado nueve Guantes de Oro. Ha sido seleccionado 10 veces al Juego de Estrellas. Y está entre los líderes defensivos y ofensivos para receptores.

Pero también ha sido respetado por los intangibles de su juego: el liderato en el camerino y sobre los lanzadores en la loma, así como por su inteligencia leyendo el juego que es un bono a sus habilidades.