La capacidad de los seres humanos de superarse, crecerse antes las adversidades y de redimirse luego de los errores ha creado millones de historias que nos inspiran cada día. La de Sheila Ocasio bien podría sumarse a la lista.

La carrera de la voleibolista carolinense, quien estuvo más de una década sudando la camiseta de Puerto Rico con la selección nacional y en el torneo superior local, pareció llegar a su fin cuando un resultado positivo al medicamento andrógeno y anabólico estanozolol, durante los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, provocó que fuese retirada del equipo y luego que cumpliera una suspensión de cuatro años determinada por la Federación Internacional de Voleibol tras un proceso de vistas. Tenía 32 años.

De la noche a la mañana, lo que mejor sabía hacer, y lo que había hecho durante la mayor parte de su vida, se le escapó entre los dedos. El retiro fue una opción evaluada. Pero en cuatro años sucedieron tantas cosas en su vida que poco a poco vio y entendió las señales, encontró metas que la motivaran y hoy, a los 37 años, es parte de las Valencianas de Juncos en el Voleibol Superior Femenino.

“Fueron cuatro años bien fuertes en términos de que (el voleibol) era lo que venía haciendo por 10 o 12 años jugando superior y en la selección. Creo que me tomo como de seis meses a un año adaptarme a saber que no iba a jugar en ninguna liga”, dijo la central. “Me mentalicé en hacer otras cosas. No visité ninguna cancha, porque al principio fue bien, bien duro. Pero, como soy bien creyente de las cosas de Dios y su palabra, supe que todo tenía un propósito, y alguna enseñanza había detrás de todo esto”.

“Las enseñanzas los veo al sol de hoy. Algunas personales y otras no tanto, pero las entiendo”, agregó.

Contó que comenzó por concentrarse en pasar más tiempo con su hijo de ocho años y con su familia. Además, decidió comenzar a ofrecer clínicas, algo que nunca había hecho para ganarse el sustento. Y enseñándole a otros su pasión por el voleibol como deporte competitivo y su experiencia, luego llegó al ‘coaching’. Aún continúa transmitiéndoles a sus jugadores sus conocimientos y el hambre que hay que tener para jugarlo.

Llegó un momento en el que Juncos me propuso jugar y les había dicho que no veinte veces, y en la 21 me dije ‘mira… todo por lo que yo creo que no debo jugar es precisamente por lo que sí debo hacerlo’. Ella es una de esas motivaciones

-Sheila Ocasio / Voleibolista de Juncos

Recibe una bendición ‘disfrazada’

En los cuatro años fuera de las canchas, el nacimiento de su segundo retoño, una niña que hoy tiene 17 meses y que vino al mundo con microcefalia, pareció ser otro evento trágico en la vida y en la carrera de la hermana de la también voleibolista Karina Ocasio. Pero todos sabemos que en este mundo existen bendiciones que al principio es difícil entenderlas porque vienen ‘disfrazadas’.

“Tengo muchas metas y motivaciones por las cuales volví. Una de ellas es mi hija”, afirmó Sheila. “Al principio, cuando me preguntaban si volvería a jugar, yo decía que no porque la nena me consume gran parte del día en terapias y citas médicas. Llegó un momento en el que Juncos me propuso jugar y les había dicho que no veinte veces, y en la 21 me dije ‘mira… todo por lo que yo creo que no debo jugar es precisamente por lo que sí debo hacerlo’. Ella es una de esas motivaciones”.

Con el objetivo de probarse que la condición de su bebé no evitaría que ella pudiera lograr cosas, aceptó el reto de intentar el voleibol una vez más, con el apoyo de su esposo, Arnaldo Ortiz.

Con 37 años de edad, Sheila Ocasio decidió regresar a la competencia de alto nivel.
Con 37 años de edad, Sheila Ocasio decidió regresar a la competencia de alto nivel. (Juan Luis Martínez Pérez)

Explicó que durante las mañanas lleva al niño a la escuela, y regresa a su casa para estar con la niña. La lleva a sus citas médicas y a sus terapias, aunque algunas las hace en la casa. Ya en la tarde sale a cumplir con sus compromisos y Ortiz se queda con los niños.

“Estamos en ese proceso de un ratito él y otro ratito yo, pero mi hija no va a ser una excusa para nada en las cosas que pueda o no hacer. Ella no va a ser el por qué. Por eso tomé la decisión de jugar e intentarlo una vez más”, afirmó.

Por el momento, admite que está fuera de forma de voleibol, pero llega hora y media antes a cada partido para darse terapias en su operada rodilla izquierda y estar lista para practicar. Siente que este es un año de transición y espera poder continuar para, el año que viene, comenzar rindiendo a la altura de antes.

El retiro ya no está sobre la mesa

El retiro, dijo, hoy día, no está sobre la mesa.

“Pensaba que sí, que estaba lista. Pero no. Hasta que llegué aquí y empecé a practicar no me di cuenta. Quizás este año no participaré mucho, pero eso no va a impedir que lo haga en los años próximos. Estando aquí sentí que no es mi tiempo”.

Aportando desde el banco con sus conocimientos y experiencia, Ocasio dijo que siente que está comenzando desde cero, toma las cosas día a día y se siente tranquila porque sus coaches entienden que estuvo cuatro años fuera de las canchas. Por lo pronto, quiere trabajar duro para regresar a una condición plena, ganarse una posición y aportar como se acostumbró a hacerlo por más de una década en las canchas boricuas y del mundo.

Pero además, el voleibol le da lo que necesita para levantarse cada día y seguir adelante.

“Este es mi respiro. Mis días son bien cargados, incluyendo todas las cosas que tengo que hacer como madre, como esposa, en el hogar, más la niña. Las dos o tres horas que estoy aquí para mí son como ir al ‘beauty’ , irme de compras o lo que sea. Es mi momento y mi ratito. Es mi distracción. El momento de recargar baterías para volver a mi casa”, finalizó Ocasio.