Las Criollas de Caguas saldaron lo que consideraban una deuda con la fanaticada del Valle del Turabo tras el domingo alzar su decimoquinto campeonato de la Liga de Voleibol Superior Femenino (LVSF) luego de dos años sin acto de presencia en el baile de coronación de la liga local.

Las Criollas vencieron en seis partidos a las campeonas del 2024, las Cangrejeras de Santurce, y así dejaron en el olvido una temporada pasada en la que apenas alcanzaron los cuartos de final. En esa etapa cayeron ante las Valencianas de Juncos.

“Estábamos en deuda con la franquicia. Estábamos en deuda con la fanaticada”, compartió a Primera Hora el dirigente de las Criollas, Juan Carlos Núñez, vía conversación telefónica.

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“Después de todo el esfuerzo, le traíamos a la franquicia el campeonato número 15. A una franquicia que es bien exigente y que aumenta los estándares año tras año”, agregó.

Antes de los dos años ausentes en la serie final, Caguas hilvanó siete bailes de coronación, en los que sumaron seis títulos y un subcampeonato. Y en el vigente siglo han ganado el campeonato en 12 ocasiones en total. A modo resumido, han sido campeonas en 15 de los últimos 29 campeonatos disputados.

 Núñez ahora suma siete cetros con la franquicia criolla.

“Venimos de pisar el fondo para entonces volver otra vez a flote. ... Habían sido temporadas bien desastrosas para nosotros, especialmente la del año pasado”, comentó.

“Pero ahora estamos contentos, felices. Fue una temporada dura, fuerte, agotante tanto física como mentalmente. Aguantamos todas las adversidades que se nos presentaron durante la temporada y no fueron por situación de problemas, sino por los mismos oponentes”, aseveró.

Las Criollas tuvieron una intención desde el inicio de la campaña: ganar el cetro en honor a la fenecida voliebolista Pilar Marie Victoriá, a quien, además, Caguas le retiró su número 21 y le dedicaron la temporada.

Pilar, hermana de la Novata del Año 2025, Sofía Victoriá, falleció repentinamente en Turquía, el pasado agosto, donde se preparaba para jugar como refuerzo del club Belediyespor.

La también atacante fue encontrada sin vida en su habitación tras no reportarse a un entrenamiento de su equipo. Un informe de autopsia reveló que la jugadora, de 28 años, falleció por causas naturales.

En la cima

Aunque las Criollas concluyeron como líderes de la fase regular con marca de 15-5, el técnico aseguró la suma de victorias a lo largo de toda la campaña, fue una lucha constante.

En tan solo una ocasión sufrieron dos derrotas consecutivas. La semifinal ante las Mets de Guaynabo también la conquistaron en seis choques.

“El esfuerzo ha sido de las jugadoras que aguantaron el trabajo diario”, dijo. “Fue un equipo que durante el año, aun con la adversidad y las derrotas a veces desmoralizantes, venían al otro partido como si fueran un equipo nuevo, y eso fue lo que hizo lograr el campeonato”, añadió.

En total, Caguas conquistó 23 victorias y sufrió nueve reveses. “Ganamos veintitrés partidos y te puedo decir que a mí se me salió una cana más por cada juego”.

Una clave fue el núcleo nativo

El sexteto criollo hizo uso completo de sus refuerzos para el sexto partido de la semifinal ante las Mets.

Las estadounidenses Kath Bell y Temi Thomas-Ailara fueron las jugadoras que se unieron a la escuadra. Así las cosas, Caguas atravesó gran parte de la temporada con el talento de las jugadoras nativas.

Ya contaban con Kristin Lux, que fue consagrada como la Jugadora Más Valiosa de la final.

La inclusión de las dos nuevas importadas a esas alturas de la campaña provocó que las Mets alegaran ante el Tribunal Apelativo y de Arbitraje Deportivo (TAAD) del Compité Olímpico de Puerto Rico que el equipo del Valle del Turabo había utilizado las refuerzos de forma ilegal en el sexto juego de la semifinal. El pleito fue declarado no ha lugar.

El núcleo de nativas, de acuerdo a Núñez, estuvo practicando juntos durante la temporada muerta.

“Yo creo que siempre es bien clave tener la gran mayoría del equipo completo desde principios. Yo pude entrenar al grupo que corrió, básicamente, el noventa y pico por ciento de la temporada”.

“Así que esas jugadoras nativas que estuvieron con nosotros desde el día uno, fueron pieza importante para que el equipo tuviese la temporada que tuvo. Un grupo combinado con jugadoras veteranas y de primer año que se complementaron superbién”, sostuvo.

Ellas fueron Raymariely Santos, Stephanie Enright, Victoriá, Paulina Pérez-Rosas, Ana Sofía Jusino, Ivania Ortiz, Diana Reyes, Alba Hernández, Okiana Valle, Kathia Sánchez y Karelys Otero.

El entrenador explicó que aunque algunas veteranas luchaban por un espacio de regular en la plantilla, en ocasiones asumieron roles de coaches para compartir sus conocimientos y experiencias.

Otro punto importante y que se vio reflejado en su desempeño, es que sobrepasaron una campaña libre de lesiones.

Juan Carlos Núnez ganó su séptimo título con las Criollas.
Juan Carlos Núnez ganó su séptimo título con las Criollas. (Suministrada)

Al mando por una década

En su plano personal, Núñez expresó sentirse agradecido por la oportunidad de guiar a las Criollas por ya una década.

“Bendecido, agradecido de la vida y Dios, agradecido por toda la gente que está conmigo; a mi staff y a mis jugadoras. Creo que cada campeonato ha sido especial para mí”, destacó.

“Siendo de Carolina, yo me siento un cagüeño más”.

En la LVSF, el también entrenador de la Selección Nacional femenina, suma 11 títulos.

Como dirigente, Núñez vivió por primera vez que en medio de una celebración de un campeonato dejaran el escenario a oscuras, tal como sucedió el domingo en el Coliseo Roberto Clemente.

Cuando las Criollas celebraban su campeonato conquistado, el Clemente quedó sin luz y sin audio en los micrófonos que utilizaban en medio de la entrega de los premios.

“Sinceramente, era la primera vez que él vivía eso yo estando en una cancha, en un tiempo de celebración. Echarle una responsabilidad a alguien, pues sería injusto de mi parte echarlo porque no sé quién pudo hacerlo”, comentó.

A Núñez no le preocupó el hecho de quedar a oscuras, sino la seguridad para las familias, que tenían niños y personas de edad avanzada, que disfrutaban del momento.

“No quiero achacar a alguien de algún tipo de responsabilidad, pero no estuvo bien”, sentenció.

El hecho se ha repetido en finales celebradas en el Coliseo Roberto Clemente, específicamente en la final de la LVSF contra las Pinkin de Corozal en 2023.

También sucedió en la conquista de un campeonato por Santurce en el Baloncesto Superior Nacional en el 2002, frente a los Leones de Ponce, cuando el fenecido alcalde Rafael “Churumba” Cordero ordenó que se apagaran las luces del Auditorio Juan “Pachín” Vicens en medio de la celebración de los Cangrejeros.