“27 Dresses” repite la fórmula

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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En inglés hay un dicho que dice “always a bridesmaid, never a bride” (siempre una dama, nunca la novia) que se usa en referencia a las chicas que aparecen en las bodas de muchas de sus amigas y familiares, pero que aún no han llegado al altar junto a su hombre ideal.
La cinta “27 Dresses”, que comienza a exhibirse hoy en la Isla, gira en torno a este refrán que en el pasado ha sido fuente de inspiración para múltiples películas, pero su insípida ejecución deja mucho que esperar. La campaña de mercadeo la está vendiendo como “de la escritora de ‘The Devil Wears Prada’”, pero no se deje engañar, ya que no le llega ni a los talones.
Para “Jane” -una mujer trabajadora, protagonizada por Katherine Heigl (“Knocked Up”)- no hay nada más emocionante que formar parte de un séquito nupcial, algo que a lo largo de su vida ha hecho 27 veces y lo recuerda con mucho afecto guardando todos los vestidos que utilizó en cada ceremonia.
Su corazón guarda un secreto: está enamorada de su jefe. Cuando por fin se arma de valor para confesarle cómo se siente, su hermana –ajena a sus sentimientos- le roba la atención del posible amor de su vida y a las pocas semanas se compromete con él para casarse. De cara a esta decepción, “Jane” debe decidir entre ser fiel a sus propios deseos amorosos o añadir un vestido más a su colección desfilando junto a su hermana.
El filme sigue al dedillo la típica fórmula de este tipo de producción: ella ama a un hombre que no la corresponde, conoce a otro que le cae mal, luego prosigue un montaje musical en el que descubren sus sentimientos, se acuestan juntos, a la mañana siguiente el tipo comete un imperdonable error que en tan sólo dos o tres escenas queda en el olvido, se reencuentran al final, fundidos por un beso apasionado y viven felices para siempre.
Sin embargo, el romance de la cinta no funciona debido a que no existe ni una pizca de química entre la pareja protagónica, compuesta por Heigl y James Mariden (“X-Men”, “Enchanted”). Ambos actores se han destacado anteriormente en la comedia, pero su relación en pantalla no proyecta la chispa necesaria para convencer al público de sus sentimientos.
Lo anterior no sería un problema tan grave si por lo menos el largometraje proveyera una buena dosis de carcajadas, pero desafortunadamente eso tampoco sirve ya que los actores recitan los chistes como si estuvieran repitiendo los artículos de una lista de compras del supermercado.
“27 Dresses” podrá ser una comedia romántica, pero carece los elementos esenciales de ambos géneros. Nunca es bueno terminar una crítica sin por lo menos mencionar algo bueno de la película, pero en ésta ocasión no va a ser posible. Manténganse alejados de ésta, al menos que tengan insomnio.
Crítica de Alexis Sebastián Méndez
De qué se trata: “Jane” (Heigl) ha sido “madrina” de boda más de dos docenas de veces (de ahí el título “27 vestidos”). La prueba mayor llega cuando su hermana decide casarse con el hombre que “Jane” siempre ha amado en secreto, y para colmo le corresponde planificar la fiesta de ceremonia. La situación se complica aún más con un columnista de revista que quiere preparar un reportaje sobre la situación de nuestra protagonista.
Opinión: No hay mucho nuevo en la comedia romántica “27 Dresses”. Todos los elementos del género parecen estar aquí, desde el amor nunca declarado hasta la relación con una mentira oculta. Cuando llega el momento apropiado, los protagonistas cantan a coro un éxito de rock clásico, que en este caso es “Bennie and the Jets” de Elton John.
Así que basta con decir que “27 Dresses” no aspira a ser una cinta romántica con alguna originalidad. Al contrario, tal parece esmerarse en no violentar la fórmula. Esto no quiere decir que la película no tenga su particularidad, la cual cuenta con nombre y apellido.
Se trata de Katherine Heigl, quien algunos conocen por “Knocked Up” y otros seguidores leales siguen desde “Grey’s Anatomy”. Resulta reconfortante descansar de Drew Barrymore, Jennifer López y Sandra Bullock, para encontrarnos con el surgimiento de la nueva estrella para este género.
El talento y hermosura de Heigl, en cambio, tiene un aspecto negativo. Como mencioné también en mi crítica de “Knocked Up”, es imposible de creer que una persona con un carácter tan dulce, un rostro tan radiante y una figura tan espectacular tenga dificultad en encontrar quién se interese en ella. No digo que la belleza sea impedimento, pero los libretos ayudarían si le presentaran alguna debilidad de temperamento o peculiaridad de personalidad que se convierta en un entorpecimiento para atraer o aceptar a otros.
Pero ése no es el tipo de comedia que es “27 Dresses”, la cual se esmera en que simpaticemos con la sufrida protagonista. El filme prefiere la ruta dulce, y se esfuerza demasiado en agradarnos, como una chica desesperada por conseguir pareja.
Aun así, el filme logra ser entretenido y, más importante aún, es otro paso en el pronto estrellato de Katherine Heigl.