Con una extensa trayectoria que coloca su nombre como actriz de películas y series de televisión de Estados Unidos, Andrea Navedo puede presumir que ha triunfado. Pero verlo con esta simpleza escondería los esfuerzos que implicó llegar a la actuación, en especial tras cargar con el estigma de ser latina y de su crianza en El Bronx, en Nueva York.

Mientras iba soñando y formando anhelos fue viendo cómo su deseo por sobresalir parecía lejano. Hija de padres puertorriqueños, creció viendo con frecuencia una imagen negativa de los latinos representada en proyectos fílmicos, una realidad que, aunque no ha cambiado del todo, para entonces era mucho más acentuada.

“Mis padres crecieron en los Estados Unidos, en Nueva York, en una época muy difícil para los hispanos, y había mucha discriminación y racismo”, confesó en entrevista telefónica desde Nueva York. “Cuando yo era niña, era un poquito difícil para mí porque no me sentía 100% puertorriqueña, ni tampoco americana. Especialmente en películas y en programas de televisión, yo no veía personas como yo, entonces me sentía rara, distinta de la mayoría de las personas”, lamentó Navedo, quien narra parte de su experiencia en el libro Our Otherness Is Our Strength (Nuestra diferencia es nuestra fuerza), con un título que resalta ver como fortaleza lo que hace diferente a cada persona. Con la intención de servir de ejemplo y motivar, en sus páginas también comparte revelaciones sobre relaciones abusivas, bullying y el valor de apostar al talento propio. La publicación, que dedicó a sus hijos, Ava y Nico (19 y 16 años, respectivamente), tuvo parte de su inspiración en un discurso de graduación que ofreció como invitada en 2013 en la escuela secundaria DeWitt Clinton, donde estudió.

“Vivía en un lugar del Bronx que se llama Fort Apache”, dijo sobre un vecindario que, incluso, sirvió de inspiración para titular un filme policiaco de Paul Newman en que se presenta el lado oscuro de la zona. “Como niña, yo tenía la idea de que mucha gente fuera del Bronx iba a verme como una persona mala o de ningún valor, porque el Bronx es famoso mundialmente. Si yo estoy hablando con alguien en Europa o China y yo digo ‘soy del Bronx’, ellos reaccionan ‘wow…, ¿cómo tú sobrevives ahí?’, porque hay una idea que todas las personas allí son criminales o drogadictos, o algo así”.

La actriz de Jane The Virgin, One Life to Live, Bright y Once Upon a Time in Queens, entre tantos otros proyectos fílmicos, tuvo que aprender a lidiar con el rechazo. En sus planes por incursionar en la actuación, se encaró con papeles dirigidos a marcar el estereotipo del latino conflictivo. Uno de esos fue para el personaje “Linda Soto” en la telenovela One LIfe to Live, en la década de 1990. “Pensé que el rol que yo iba a hacer era de una señorita buena, educada, trabajadora. Pero al final me di cuenta que era de la novia de un miembro de una ganga (pandilla), y todo esto”, recordó con decepción. “Eso fue difícil para mí, porque yo pensé ‘hey, ¿eso es en lo que yo solamente soy buena, para hacer un rol así? ¿Por qué no puedo ser una señorita buena o educada? Sentía que ‘tengo valor, lo sé, y eso es un error de ellos’ ”, prosiguió sobre la experiencia, y confesó su indecisión de aceptar la oferta. “Tenía miedo de tomar el rol porque yo no quería reforzar un estereotipo, pero a la misma vez tenía que pagar mi renta y obtener mi seguro de salud y demás”.

Si bien accedió a aceptar el personaje, se animó a trabajar en darle un giro a la caracterización. “Ellos permitieron alterar el concepto que tenían de ese papel”, compartió sobre la dinámica que logró poco a poco. “El rol iba durar cuatro meses, pero duró dos años y medio”.

Sobre la marcha, continuaron las propuestas para papeles enfocados en el estigma de la persona latina problemática. “Había algunos que no hice, que no quería hacer, que no sentía en mi corazón que estaba bien representar unos papeles así”.

Su papel en Jane The Virgin representó un bálsamo y uno de sus mayores proyectos. “Cuando gané el rol de ‘Xiomara (Villanueva)’, eso fue como un premio para mí. Después de todos los años viendo reflejos negativos de latinos y sin recibir rol para papeles que yo pensé que yo era buena, por decir, una doctora o una abogada, o algo así. Entonces Jane The Virgin sí que era como un premio para mí, para la niña dentro de mí. Y estoy muy agradecida por eso”, sostuvo sobre el papel que la proyectaba como una persona determinada. “Era muy fuerte y muy cariñosa a la vez. Era una madre muy buena, pero no permitió que ser madre la detuviera de conseguir su sueño, de ser una cantante. Yo me identifiqué con eso”, describió.

“Xiomara” también le hacía evocar sus raíces. “En una manera sentía que estaba dando un premio a mi familia, especialmente a las mujeres. Me recordaba a mi mamá, mis tías y mi abuela. Es la primera vez que mi familia vio una novela que estaba en una manera reflejando lo maravillosas que son y pueden ser”.

De paso, Andrea rememora que fue gracias a una de esas mujeres, su abuela paterna, que comenzó a conectar más con su ascendencia boricua. “Tuve la oportunidad de visitar Puerto Rico por primera vez cuando tenía 11 años”, repasó la artista, quien también ha tenido actuaciones en series como Law & Order y A Million Little Things. “Puerto Rico era una idea en mi mente, una isla donde había comida rica y música buena. Era extraño para mí. No entendía. Y entonces tener la experiencia de visitar y ver la cultura, y pasar tiempo ahí con mi abuela fue muy, muy bueno para mí. Por primera vez experimenté el sentido de pertenecer a un lugar”.

El maltrato que experimentó mientras crecía es otro aspecto que aborda en el libro, disponible a través de Amazon, Barnes & Noble y en diversas librerías. “Cuando era niña tenía un padrastro. Era abusivo hacia mi mamá y yo vi eso. Eso fue un trauma para mí. Pero cuando estaba en mis teens, como de 14 hasta 16, tenía un novio que me abusaba también”, reveló sobre el patrón de maltrato físico y mental. Con el paso del tiempo, con la intención de sanar, optó por buscar ayuda terapéutica.

“Yo tenía experiencias traumáticas. Me di cuenta que tenía que explorar lo que me pasó para que esas experiencias y eventos no continuaran controlándome, controlar mis decisiones y mi vida. Quería estar en control y creo que cuando uno evita tratar de explorar su niñez o las cosas malas que han pasado, eso va a controlarte subconscientemente toda tu vida. Creo que mi vida está en un momento bueno por todo el trabajo que he hecho”, reflexionó. “Visitar un terapista me ayuda tanto. A mí me gusta compartir esto para desmitificar el estigma de ir a terapia”.

Apoya la huelga

En la actualidad, sindicatos de actores (SAG-AFTRA) y guionistas (WGA) de Hollywood mantienen su decisión de huelga en su reclamo por mejores oportunidades salariales, en especial en lo que se refiere a las derivadas por la distribución de contenido en las plataformas de streaming. También, para que se regulen los usos de la inteligencia artificial, entre otras inquietudes. La actriz pronunció su apoyo a este momento que atraviesa la producción fílmica.

“Ha sido mucho tiempo que hemos tenido que cambiar los contratos. Cuando empecé ganando dinero en mi carrera era diferente. Ganaba más. Ahora con los Netflix, Hulu y todos esos streamings, eso ha cambiado el dinero que puedo ganar. Es menos, mucho menos”, expuso la artista.

“Entonces hay diferentes contratos con los streamings, y diferentes contratos con los estudios, y los networks. El contrato tiene que ser lo mismo en todo. Los streamings tienen que pagar más. Ellos están ganando tanto dinero”, prosiguió con preocupación. “Cuando empecé a ganar dinero como actriz podía vivir de eso. Ahora no. Si solamente trato de ser actriz, olvídalo”, sostuvo, y se expresó en torno a la falta de regulación de la ingeligencia artificial.

“Eso es parte del problema. Ellos pueden usar cualquier lugar, especialmente los background actors, ellos (productores) quieren trabajar un día, grabar todo y reusar las imágenes de todas las personas sin pagar más dinero”, lamentó. A su vez, manifestó su respaldo al sindicato de guionistas. “Es más difícil para ellos. Y sin los escritores, no tenemos nada”.