Si creían que la controversial cinta The Da Vinci Code poseía un argumento insólito, adjudicándole a Jesucristo un árbol genealógico que se extendía hasta el presente, la nueva Angels & Demons –que comienza a proyectarse hoy en los cines puertorriqueños- cuenta una historia tan o más increíble.

Increíble, no por los elementos científicos e históricos que utiliza para desarrollar su trama -como, por ejemplo,  la llamada “Partícula de Dios” o los Illuminati- sino por la manera como éstos se unen en una enorme conspiración para entregar un final que desafía la razón. Sin embargo, el excitante viaje hacia el desenlace es lo suficientemente entretenido como para perdonar ésta falla.

No debe sorprender a nadie que ambas películas hayan estado basadas en las dos novelas más famosas de  Dan Brown, autor que conoce muy bien que cualquier material que vaya en contra de las doctrinas de la Iglesia Católica es sinónimo de polémica y –como resultado- ganancias económicas. Igualmente astuto es el director Ron Howard quien regresa al mundo de los símbolos, leyendas y antiguas profecías en un intento por repetir el éxito multimillonario que obtuvo su adaptación de Da Vinci Code en el 2006.

Tras la muerte del Papa, el académico “Robert Langdon” –interpretado nuevamente por Tom Hanks- es reclutado por El Vaticano para resolver los acertijos  que rodean la desaparición de cuatro cardenales durante el cónclave para seleccionar al nuevo Sumo Pontífice. El secuestro se le atribuye a los Illuminati, sociedad secreta que busca vengarse de los abusos de la Iglesia Católica detonando un artefacto explosivo en Roma.

Al igual que en The Da Vinci Code, el nuevo largometraje es un típico juego del gato y el ratón. El espectador sigue los pasos “Langdon” a través de las calles e iglesias de la antigua ciudad en busca de pistas que den con el paradero de los cuatro cardenales. Las situaciones se prestan para un buen filme de suspenso que a su vez sirven para esconder las obvias faltas de lógica en el libreto.

El guión de David Koepp y Akiva Goldsman no es uno que busque un desarrollo profundo de sus personajes, pero esto es algo que se desprende del texto original. El elenco hace lo que puede con las deficiencias de la historia, en especial Hanks, cuya personalidad y filmografía ya de por si le da peso a su personaje y nos sentimos a gusto con su presencia.

En manos de Howard, el material resulta idóneo para exponer  lo que usualmente se denomina como una “montaña rusa de emociones”. Con un ritmo apresurado que apenas deja tiempo para respirar mientras observamos la carrera de “Langdon” contra el reloj, Howard provee poco más de dos horas de entretenimiento escapista, ése que invita a comer más popcorn sin pensar mucho en lo que está sucediendo en pantalla.


Divertida aunque predecible

Amary Santiago Torres / Primera Hora

El autor de los libros The Da Vinci Code y Angels & Demons, Dan Brown, se atrevió a hurgar en el tema de la religión, aunque  desde la ficción.

Son pocos los que se arrojan a la controversia al poner en duda planteamientos de la Iglesia Católica, a pesar de que ambas historias son productos de la  imaginación de Brown. Pero, ¿por qué algunos líderes religiosos se toman en serio los argumentos del creador de estos bestsellers? Quizás, porque a veces la realidad no se distancia de la ficción.

En ese marco, publicaron las versiones fílmicas de The Da Vinci Code (2006) y Angels & Demons. La primera  acaparó  la taquilla por la estela de polémicas; y la segunda estrena  en las salas y  el tiempo dirá  su destino. La cinta sobre el código de Da Vinci formó revuelo por los cuestionamientos, mientras la de los ángeles y demonios se apoyó en recreaciones digitales, ante la negativa del Vaticano para el rodaje en lugares cercanos a la sede, en donde se desarrolla la trama.

El filme, dirigido por Ron Howard, se promocionó  como una secuela, porque muestra nuevamente al simbologista “Robert Langdon” (Tom Hanks). Pero, Angels & Demons es una historia aparte de la de los secretos en una obra de Leonardo da Vinci. Incluso, Angels & Demons se torna más entretenida por la trama de descubrir acertijos en el contexto de una serie de asesinatos de unos cardenales a manos de la secta Illuminati.

Es una trama divertida, pero no para verla más de una vez. Quizás,  los amantes del género de supenso no estarán complacidos por lo predecible de la historia, sin necesidad de leer el libro, y las marcas hollywoodenses. Y, como suele suceder, los lectores  querrán ver en imágenes escenas cruciales, trabajadas de manera distinta  en la película, como la del helicóptero. 

El largometraje se centra en una serie de asesinatos en el contexto de la selección del nuevo papa. Mientras los feligreses esperan por el cambio de color del humo de la chimenea del Vaticano, la secta Illuminati secuestra a cardenales  y prevé desaparecer al Vaticano con un artefacto explosivo de antimateria. “Langdon” y la científica “Vittoria Vetra” (Ayelet Zurer) iniciarán  una carrera contra el reloj para evitar las muertes crueles y el derrumbe de la institución religiosa.