Miami. La sonrisa de pícaro que se le escapa al actor puertorriqueño Carlos Ponce al hablar de su personaje en la telenovela por estrenar, Perro amor, es prueba indudable de lo mucho que se está gozando ser “El Perro”.

“Es un fresco, un prepotente, muy creído, egocentrista, hace lo que le da la gana”, dice sobre “Antonio Brando”.

Pero, a pesar de la diversión que le brinda su rol, confiesa tener muchos conflictos con él, en especial por su machismo.

“Hay muchas cosas que tiene este personaje que a mí me cuestan mucho trabajo”, admite antes de lanzarse a una fría calle del área de Brickell en Miami para grabar una escena.

“Mi punto de vista y el de ‘Antonio Brando’ son totalmente diferentes. Aunque tengo una amiga que me dice que las mujeres son hijas del maltrato, yo no creo en eso, tengo mi mamá, dos hermanas, dos hijas, muchas sobrinas, y uno quiere que las traten como Dios manda, con mucho respeto y delicadeza. Hay que ser caballeroso, no hay por qué ser tan rudo como 'Antonio'”, apunta.

Entre las barbaridades que hará este donjuán moderno es ser el amante de su prima “Camila” (Maritza Rodríguez). Con ella tiene una regla: tener sexo cuantas veces sea posible sin enamorarse.

Este tipo de relación no es posible para el artista de 37 años.

“Es completamente imposible, pero por una cuestión de cultura y crianza. En muchos lugares de Latinoamérica no lo consideran nada malo. A nosotros sí nos criaron de que no, que lo niñitos luego te salen de tal forma y hay una explicación médica para eso”, precisa el también cantante.

Carlos Ponce conoció la versión original escrita por Juana Uribe cuando promovía su segundo disco, Todo lo que soy, por Sudamérica. Por ello, cuando le ofrecieron ser “El Perro”, firmó el contrato sin leer los libretos. La sorpresa vino después.

“Las primeras tres semanas fueron muy fuertes para mí, o sea, mi primer día de grabación fue en un bar swinger, o sea, toma, rompe hielo... Estaba heavy pa’ mí”, cuenta en torno a lo que experimentó al toparse con las adaptaciones que hizo la propia autora.

“Esta novela a mí no me molesta tanto porque también es muy simpática. No está escrita como comedia, pero tú lees el lado oscuro de los personajes y dices: ‘Esto está muy interesante, porque se le puede dar este twist’. Cuando un escritor le da tanto a los actores para llevar a sus personajes a diferentes lugares es muy muy divertido”, precisa quien no permite que sus hijos, Giancarlo (10), Sebastián (8) y Savannah y Sienna (8), vean la novela. Tampoco lo han visto como el seductor instructor de yoga en la película Couples Retreat.

Carlos Ponce pasa trabajo para identificar un lenguaje corporal que defina el personaje más sexual que la he tocado encarnar. Confiesa, no obstante, que adoptó para “Antonio Brando” un gesto que le robó a un amigo actor, cuya identidad prefirió reservar para evitar problemas.

“Yo conozco unos cuantos perros y sí hay de dónde sacar”, comenta otra vez con una sonrisa entre labios.

Quiere cantar

La telenovela producida por Aurelio Valcárcel le permite al protagonista complacerse también como cantante por ser la voz del tema musical.

Volver a hacer música es su plan inmediato. Desea, asimismo, seguir buscando espacio en la televisión y el cine norteamericanos aun cuando su acento y físico resultan muy gringos para representar un latino, pero también es muy latino para hacer de gringo para esa industria.

“Tengo material, porque yo no he dejado de escribir, escribo todo el tiempo y a todas horas, tengo más de un buen disco montado, sin embargo, no he tenido el tiempo de hacerlo por la corredera”.

Al unísono, el vocalista de Rezo tiene en agenda dos proyectos que parecen ser sus tesoros.

“Uno es escrito por mí y por la madre de mis hijos (titulado Poor Richment), y el otro es otra historia de la cual tengo los derechos, pero no te puedo dar los detalles, ésos son mis dos proyectos ideales”, precisa.

¿Anda solo “El Perro”?

Carlos Ponce se mostró parco al hablar de su vida personal.

De entrada lo único que quiso decir fue que es “muy buen papá” para sus hijos, lo que se hace notable al entrar a su camerino en Telemundo Studios. Ese íntimo espacio lo decoró con ellos, según dijo, y las paredes las adornó con imágenes en blanco y negro de sus cuatro pequeños.

A su esposa Verónica no la mencionó. En una ocasión se refirió a ella como “la madre de mis hijos”.

Este diario supo luego que el artista se encuentra en proceso de divorcio.