El director Mike Flanagan (The Haunting of Hill House) atraviesa su mejor momento con Doctor Sleep, una secuela de The Shining, en la que no se conforma con la seguridad de un proyecto derivado.

Cuando se trata de sumergirse en material preexistente, cualquier director desearía encontrarse en la posición de Mike Flanagan en el 2016 con Ouija: Origin of Evil, una secuela que solo tenía espacio para crecer tras el desastre crítico de su predecesora dos años antes. Tres años después, Flanagan vuelve a aceptar el reto con Doctor Sleep. Pero una secuela de The Shining -dirigida por Stanley Kubrick y catalogada por expertos como la mejor película de terror de todos los tiempos, está predestinada a la inferioridad. 

Con material adaptado de la novela de Stephen King, Flanagan acepta el reto. Sin embargo, su visión queda relegada cuando insiste en revisitar los pasillos del Hotel Overlook en un intento de atraer a una audiencia nostálgica al filme que estrena hoy en la Isla. 

La cinta toma lugar décadas después de los eventos de The Shining, recreados sin uso de nuevas tecnologías que reviven muertos y sacan del retiro a leyendas del séptimo arte. 

“Danny Torrance” (Ewan McGregor), ahora un adulto quebrantado por traumas de su niñez, vive huyendo de su pasado, cuyos demonios lo han llevado a abusar del alcohol. Con la misma diplomacia que en propuestas como Oculus y The Haunting of Hill House, Flanagan se sumerge una vez más en complejas relaciones entre padres e hijos, mostrando una gran madurez en su manera de presentar temas de gran delicadeza. 

Huyendo de otros recuerdos traumatizantes en la Florida, “Danny” se establece en un pequeño pueblo de New Hampshire, donde se balancea entre reuniones de Alcohólicos Anónimos y un trabajo como enfermero de un hospicio en el que pone en práctica sus habilidades para ayudar a personas moribundas a alcanzar serenidad previo a la muerte. Aunque la película muestra esta etapa brevemente, es lo suficiente para separarse con éxito del material al que está inevitablemente atada. Una vez establecido en este pequeño pueblo, la cinta logra desprenderse, casi por completo, de los elementos visuales que la atan a The Shiing, abriendo paso a uno de los aspectos más interesantes de esta nueva historia: The True Knot.

Liderados por la excelente Rebecca Ferguson (Rogue One) como “Rose the Hat”, se trata de un culto de individuos con habilidades psíquicas similares a las de “Danny”, a las que Stephen King -en su novela Doctor Sleep- ha denominado como “resplandor”. Con la inmortalidad como su norte, el grupo se dedica a alimentarse de niños que poseen el resplandor. 

Doctor Sleep alcanza mayor autonomía cuando decide enfocarse en elementos que la alejan de esas señales visuales que llevan a la audiencia al 1980. Aunque en ocasiones parece ir tomando una forma definitiva, la visión de este prometedor cineasta vuelve a un segundo plano en el tercer acto, uno que aunque lleno de visuales y momentos emocionantes, invitan a cuestionar lo que pudo haber sido una secuela que lograse resplandecer bajo sus propios méritos.