Redacción Internacional.- El día de San Valentín es el de los enamorados y el rojo es el color de la pasión pero no es precisamente ese rojo el que domina las películas dedicadas, basadas o inspiradas en esa jornada. Es más bien el de la sangre.

La que provocaron matanzas como la que se produjo entre bandas mafiosas en Chicago un 14 de febrero de 1929 y que ha sido trasladada a la gran pantalla en varias ocasiones. O la de filmes de terror de serie B en los que la sangre parece estar más que dispuesta a arruinar el día de San Valentín del más optimista.

Es el caso de "Valentine" (2001, "Un San Valentín de muerte"), en la que cuatro amigos empiezan a recibir morbosas tarjetas de felicitación de San Valentín de alguien que quiere vengarse de ellos precisamente en un 14 de febrero.

Sangre y sexo revueltos en una película en la línea de las sagas de Viernes 13, al igual que "My Bloody Valentine" (1981, "San Valentín sangriento"), en la que el objeto del asesino en serie es todo aquel que celebra el día de los enamorados.

Igual de sangrientas pero en un nivel superior, el de la mafia, se sitúan las películas inspiradas en la matanza provocada por el enfrentamiento de dos bandas mafiosas rivales y de la que salió victorioso Al Capone.

La más fiel a lo que ocurrió ese día es sin duda "La matanza del día de San Valentín", el clásico de Roger Corman de 1967, con un impresionante Jason Robards en el papel de Al Capone, una película que supuso un giro en las historias de mafia y en la que la larguísima escena de la masacre está rodada con una tremenda minuciosidad.

La matanza de los mafiosos a manos de sus enemigos, disfrazados de policías, también aparece en "The Untouchables", de Brian de Palma, (1987, "Los intocables de Eliott Ness") y se hace referencia a ella en el "Scarface" original, el que dirigieron Howard Hawks y Richard Rosson en 1932.

Y aunque no la recrea fielmente, esa matanza es también el punto de partida de una de las comedias más famosas del cine, "Con faldas y a lo loco" (1959, "Some like it hot"), de Billy Wilder.

Ser testigos de esa matanza es lo que lleva a huir a la inolvidable pareja de músicos formada por Tony Curtis y Jack Lemmon, que, disfrazados de mujer, se enrolan en una banda de chicas para evitar ser descubiertos por Al Capone y sus secuaces.

De otro estilo, pero también con el día de San Valentín como punto de partida, "Picnic en Hanging Rock" (1975), del australiano Peter Weir.

En este caso, es la historia de un grupo de chicas que se van a pasar el día de San Valentín de 1900 a un paraje conocido como Hanging Rock (sureste de Australia), una inocente excursión escolar que termina en tragedia con la desaparición, sin dejar rastro alguno, de varias de las jóvenes.

Un filme de ambiente romántico y victoriano que supuso el primer éxito internacional de Peter Weir y que creó una curiosa tradición en Australia. Cada día de San Valentín, la película se proyecta al filo de la medianoche en el lugar en el que desaparecieron las jóvenes de la historia.

El caso es que el día de San Valentín ha inspirado más películas violentas que románticas y apenas algún caso en el que esa jornada es la absoluta protagonista.

Quizás la más evidente, especialmente para los espectadores españoles, es "El día de los enamorados" (1959), una comedia romántica de lo más inocente en la que el amor reina por encima de cualquier otra consideración.

Un filme cercano al significado de este día es "Sleepless in Seattle" (1993, "Algo para recordar"), en la que el viudo Tom Hanks es el protagonista involuntario de una cita a ciegas con Meg Ryan, organizada por su hijo.

Una nueva versión de un clásico como "Tú y Yo" (1951, "An Affair to remember"), con Cary Grant y Deborah Kerr.

En ambos casos la cita es en el Empire State, con la salvedad de que en la versión moderna, ese encuentro coincide con el 14 de febrero.

Y, casualidad o consecuencia del éxito de la película, a partir del año siguiente, 1994, el Empire State permite celebrar bodas civiles en su observatorio, a 320 metros de altura, a 14 parejas elegidas mediante sorteo.

Un escenario de película para una boda de película contemplando todo Manhattan. ¿Se puede imaginar algo más cursi y peliculero para celebrar el Día de San Valentín?