El 2022 quiere continuar explorando los géneros “slasher”, con el regreso de “Scream” y la propuesta independiente “X” de A24. Siguiendo esta misma línea, le toca a Puerto Rico presentar una producción parecida: “El Karaoke”, disponible desde hoy en las salas de cine de la Isla.

El filme narra la vida de “Maury” (Ángel Figueroa), un hombre que lleva una vida normal hasta que en una cita médica de su esposa (Mariana Quiles) le dan una noticia que cambiará la vida de ambos. Sin embargo, lo que el protagonista no sabe es que también será secuestrado por un completo desconocido que lo invita a un espectáculo privado: un karaoke. Para sobrevivir, Maury tiene que adivinar el cantante que su secuestrador interpreta.

La película número catorce del director Eduardo “Transfor” Ortiz (”¡Qué joyitas!”, “Los domirriqueños”) es una propuesta diferente en su carrera. La cinta brilla en los elementos horror “slasher”, que genera suspenso y que se resalta por unos efectos prácticos que entran a un tono “gore”. Además, tenemos que hablar del “villano” o el secuestrador, una gran sorpresa en el filme. Un personaje que, aunque parece que hace las cosas mal, podemos sentir empatía y lástima. El secuestrador carga con el tono del suspenso mientras maneja las trivias que genera “El Karaoke”, reto que nuestro protagonista debe de enfrentar para no ser torturado por su secuestrador. Tortura que está bien acompañada de música de la década de los 70 y 80, y que nos ofrecen momentos de diversión e intriga.

Sin embargo, fuera de esta historia de suspenso y horror, tenemos varias escenas que desarrollan la vida de “Maury” de manera tipo “flashback”. Aunque la misma cumple con el desarrollo de este personaje, se sienten fuera de tono y caen más al género de comedia dramática que tanto distingue al director. La película intercala entre estos dos tonos, comedia dramática y suspenso, suspenso y comedia dramática. Es la parte de la comedia y drama, que, aunque cumple fielmente con el arco dramático del protagonista y el secuestrador, no encajan con el tono y la dirección que se transmite en las escenas del secuestro y el karaoke.

Se trata de una película entretenida, pero resalta cuando la cinta quiere ser un filme de horror y suspenso, más que un drama cómico. No obstante, lo más impresionante, es la gran oportunidad que se dio Transfor Ortiz de poder arriesgarse en explorar el terror. Si algo quisiera seguir viendo de él como cineasta es que siga explorando este género.