Fue el primer programa local al estilo de una revista con contenidos atractivos, divertidos y variados. Era liderado por varias mujeres, quienes hablaban de tú a tú con representantes de su género.

No había formalismos, todo lo contrario, si tenían que soltar una carcajada o admitir que algo no funcionaba, lo decían sin reparos. El proyecto incluía secciones, entrevistas, imitaciones y comedia, con el único propósito de hacerles pasar un buen rato a quienes estaban del otro lado de la pantalla de la televisión.

El espacio Ellas al mediodía les cambió los muñequitos a los productores que estaban acostumbrados a conceptualizar programas para ese horario. Las creadoras del proyecto vespertino, Ángela Meyer y Camille Carrión, reunieron a figuras de primer orden para encabezar una propuesta ágil y entretenida.

Esta emisión se originó en el 1984, por Teleonce, según confirmaron Ángela Meyer y Camille Carrión. Su duración fue de alrededor de cinco años, aseguraron.

Ellas al mediodía, de la compañía Me-Ca, de Meyer y Carrión, juntó a actrices de la talla de Ángela Meyer, Camille Carrión, Gladys Rodríguez, Marilyn Pupo, Claribel Medina, Sharon Riley, Margot Debén y Carmen Belén Richardson, entre otras.

No se trataba de un grupo seleccionado al azar. Meyer confesó que el requisito era que gozaran de popularidad por sus participaciones en las telenovelas.

Aunque en la televisión “no hay nada nuevo”, Meyer reconoció que los programas tipo revista tenían auge en Estados Unidos para esa época, sin embargo, en la Isla ningún productor se había aventurado con este estilo. “En Estados Unidos estaban empezando estos shows tipo magazine. Fuimos el primer programa que dio base para que se hiciera esto en la televisión puertorriqueña”, señaló Meyer, quien aseguró que el éxito del proyecto se evidenció por medio de miles de cartas que recibían semanalmente.

“Fue un escándalo porque éramos primeras figuras de la televisión. Es que fue el primer programa de mujeres en un horario de programas musicales”, rememoró con orgullo Marilyn Pupo.

Camille Carrión destacó, por su parte, la naturalidad entre las animadoras. “Todas éramos nosotras mismas en el programa. Nadie estaba actuando. La gente se sentía como si estuviera compartiendo con nosotras como amigas”, comunicó quien añadió que “sin necesidad de doble sentido ni bikinis, entramos a los hogares puertorriqueños con honestidad y amor”.

Pupo explicó que cada una de ellas tenía una sección en la que podía crear un vínculo directo con el público, pero, por momentos, todas se juntaban para, de forma relajada, hablar sobre un tema de interés para la mujer. Pupo lideraba la sección de moda y belleza.

Carrión dirigía el segmento Yo puedo, en el que enseñaba cómo resolver algo en el hogar, sin la necesidad de recurrir a otra persona. “Si me equivocaba, era algo que le podía pasar a cualquier mujer que tratara de intentar el proyecto. El poder reírme de mí misma hacía que otras mujeres, que no eran perfectas, se sintieran menos mal”, reaccionó sobre su segmento, en el que, en una ocasión, no pudo culminar con el experimento de hacer un quinqué casero y se lo vaciló.

Meyer se encargaba de aconsejar sobre temas emocionales. Sharon Riley orientaba a las madres sobre cómo educar a sus hijos, mientras que Gladys Rodríguez era “la chef” al mostrar sus habilidades en la cocina.

“Creábamos discusiones sobre temas que les interesaban a los televidentes, como la infidelidad. A la gente le interesaban nuestras opiniones sobre esos temas. Creo que la base del éxito fue el grupo que componíamos, porque la gente nos respetaba y reconocía que teníamos credibilidad”, señaló Pupo.

Además, coincidió con Meyer en que “no hay nada nuevo bajo el sol”, por lo que son normales las similitudes entre los espacios de este estilo, hoy representados en la televisión local por Entre nosotras, de Wapa. “No hay nada nuevo bajo el sol. Puede haber un show igual, pero el éxito dependerá de la esencia que proyecta cada cual. Nosotras no teníamos un libreto, sino que proyectábamos nuestra esencia, con lo que el público se identificó. Digamos que las recetas son las mismas, pero de la manera en que se mezclan ahí está el sabor. El gran éxito fue por el grupo”, puntualizó.

A pesar de que, como ellas acentúan con modestia, “todo está escrito” y “no hay nada nuevo bajo el sol”, viven con “el orgullo de haber establecido la pauta con un programa fuera de lo chabacano y del agrado del público”, señaló Meyer, quien se mostró satisfecha de haber presentado el “universo de la mujer” en la televisión local.