Al escuchar por primera vez sobre el proyecto en desarrollo de Netflix acerca de Griselda Blanco, dudamos inicialmente sobre el interés que la audiencia de este tipo de entretenimiento (mayormente compuesta por hombres) pudiese tener de ver la historia de una mujer narcotraficante. De igual forma, preocupaba la posibilidad de que el equipo creativo cayeran en un terreno narrativo plagado de clichés y que manipularan el relato a su conveniencia.

Por otro lado, la contratación de Sofía Vergara para interpretar a Griselda se convirtió en otro punto de inquietud, ya que la actriz no se parece físicamente a Blanco, aún con el maquillaje que le aplicaron a su rostro.

Sin embargo, el hecho de que el proyecto fuese producido por el equipo detrás de “Narcos” abría la ventana de optimismo.

Creo que estas bajas expectativas fueron lo que permitieron que disfrutara este proyecto más de lo que esperaba. Los valores de producción de “Griselda”, que estrena el jueves, son muy buenos: nos transporta a los 80. El vestuario de los personajes, los autos, los peinados y la música se complementan muy bien. La historia de esta serie limitada es sólida por igual, pero son las actuaciones del elenco las que hacen que el proyecto brille.

“Griselda” nos lleva en un viaje a través del surgimiento y la caída del imperio de la narcotraficante colombiana Griselda Blanco en Miami, Florida. Blanco llega a Miami con la esperanza de comenzar una nueva vida en los Estados Unidos y dejar atrás su participación en el mundo de la cocaína. Esto se convierte en una probabilidad difícil cuando se da cuenta de que hay un mercado de clientes adinerados con mucho potencial en esa ciudad.

Un punto desfavorable del libreto es la presentación en ocasiones del personaje titular como una figura “feminista” que se indepenizó de un negocio dominado por hombres para establecer su propia empresa. Técnicamente pudiera ser cierto, pero exponerlo como si fuese algo digno de admirar no le favorece a la historia.

Ahora bien, Vergara sorprende con su actuación. A pesar de que su aspecto físico es diferente al de la persona real, logra capturar el espíritu, la resiliencia y la ira que hacía que Griselda Blanco fuese una fuerza a tener en cuenta. La interpretación de la actriz también profundiza en las complejidades psicológicas y emocionales que atormentaban a la narcotraficante al tratar de encontrar un balance entre ser jefa y madre. De acuerdo con la serie, Blanco amaba a sus hijos y quería el bien para ellos, pero el ambiente de su crianza al final hacía de esto una contradicción.

Aunque Vergara es claramente la estrella y aprovecha cada momento en pantalla, es la actuación de Juliana Aidén Martínez como la detective June la realmente destacable. Encargada de la investigación contra Griselda Blanco, el personaje (y Martínez con su actuación) le añade mucha textura a la narrativa. Hace buen contraste, siendo la otra cara de la moneda dentro de las temáticas de moralidad que se exploran. La actriz consigue demostrar cómo su personaje entiende y muestra cierto nivel de empatía con Griselda al reconocer que ambas tuvieron que luchar contra los estigmas de la sociedad y el género opuesto para sobrevivir.

A la serie también le hace falta mucha más acción para complementar sus momentos más dramáticos, pero aún así no se trata de un proyecto aburrido o monótono. Finalmente, para los fanáticos de Karol G que esperaban que la interpretación de la cantante fuese de sustancia, lamentablemente la serie los decepcionará. Su papel realmente pudo haber sido otorgado a un extra y no hubiese hecho mucha diferencia.