Harry Potter and the Half-Blood Prince: El joven mago nos lleva a su encrucijada

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Hay una escena de Harry Potter and the Half-Blood Prince en la que "Harry" hace una pausa y contempla desde una torre a su alma mater, la mágica escuela de Hogwarts, y se percata de que jamás había notado su majestuosa belleza.
Casualmente, éste servidor también se percató de una cosa tras ver la sexta entrega de la popular saga del joven hechicero: a través de seis largometrajes -algunos mejores que otros-le he cogido cariño a estos personajes y, por primera vez, sus destinos han adquirido importancia para mí, algo que debe ser testimonio de la efectividad del filme si se toma en cuenta que nunca fui muy devoto de estas aventuras.
Con un tono más sombrío que cualquiera de sus antecesoras, la película de David Yates -quien dirigió la anterior y llevará a la serie a su desenlace dividido en dos partes en el 2010 y 2011- pone a un lado la trama para concentrarse mayormente en los personajes. Nos permite conocerlos mejor y les da el espacio necesario para su desarrollo, un elemento vital en este momento de la historia que está a dos años de llegar a su fin.
En cierta forma, no sería descabellado compararla con la clásica The Empire Strikes Back. El filme es el puente que conecta a todas las aventuras anteriores con el final de la saga, y no se deje engañar por la clasificación "PG". Half-Blood Prince enfrenta a los protagonistas a temas más maduros, los coloca en situaciones aún más peligrosas y los obliga a tomar decisiones sumamente difíciles. Y mientras sí es cierto que éste es el sexto capítulo de la saga, es la primera ocasión en la que el futuro de "Harry Potter" luce desesperanzado.
El aspecto más significativo e importante del largometraje es el fortalecimiento de la relación entre "Harry" y "Dumbledore", interpretados por Daniel Radcliffe y Michael Gambon, respectivamente. La situación se ha tornado muy grave en Hogwarts. Las fuerzas del malvado "Voldemort" han ido incrementando tanto en números como en letalidad y, a pesar de que la institución ha tomado medidas para proteger a sus estudiantes, "Dumbledore" no baja la guardia.
El poderoso director de la escuela le encomienda a "Harry" la tarea de descifrar las memorias de "Voldemort" y el nuevo profesor "Slughorn" -que mantiene almacenadas en frascos- al igual que los secretos que éstas esconden, para descubrir cómo el malévolo hechicero ha logrado mantenerse con vida durante todo este tiempo y hallar una forma de destruirlo.
Tanto Radcliffe como Gambon proveen un dúo de excelentes actuaciones, las mejores de la serie. Prueba de ello se manifiesta durante el tercer acto en una de las escenas más emotivas y poderosas de la película en la que ambos dependen de cada quien para mantenerse con vida. Su trabajo en esa secuencia es tan formidable como los fabulosos efectos especiales que la adornan.
Por su parte, Yates se percibe más cómodo en su segundo intento tras las cámaras de esta épica historia. El director demuestra un mejor dominio de la cámara y ritmo narrativo, haciendo que esta cinta de 150 minutos no se sienta larga. Junto a la cinematografía de Bruno Delbonnel, los cineastas utilizan una espléndida paleta de colores que hace que todo luzca maravilloso.
Siempre habrá quienes saldrán insatisfechos del cine, en especial los fervientes fanáticos de las obras literarias de J.K. Rowling, autora de los libros. Desconozco cuán efectiva fue la adaptación de la página a la pantalla grande, pero es incuestionable que lo que funciona en papel no necesariamente será igual de efectivo en celuloide. Independientemente de esto, en términos cinematográficos Harry Potter and the Half-Blood Prince es una entretenidísima experiencia que por primera vez me hizo lamentar el tener que esperar tanto tiempo por el estreno de la próxima cinta.