La ética periodística, el trasfondo histórico y la voz tan particular con la que Efrén Ángel Arroyo armaba y narraba sus historias, calaron profundamente entre varias generaciones que lo siguieron a través de la televisión y la radio, incluidas las más jóvenes, que llegaron a reconocerlo como un maestro de su profesión.

Para la estudiante de tercer año de periodismo en la Universidad del Sagrado Corazón, Sharleen Hernández, el fenecido comunicador e historiador fue el mejor modelo que haya podido tener para aprender sobre las coberturas de manifestaciones de índole social y políticas.

“Pude conocer a Efrén Arroyo en vida y nos estuvo dando varias informaciones de cómo es la manera correcta de cubrir las manifestaciones, sus experiencias, y para mí es algo que atesoro mucho en mi corazón, y es de beneficio para mi carrera profesional, porque así pude aprender cómo es la manera correcta de cubrir esos eventos y en solidaridad a la familia”, compartió la joven estudiante ayer tras rendirle tributo en la despedida que le hicieron familiares, amigos y colegas al respetado periodista.

Como lección, Hernández se queda con un consejo que no aparece literalmente en los libros: “Debemos siempre reportar la verdad, de la manera correcta, no solo ir a la manifestación por ir, sino buscar los datos de por qué se está haciendo esa manifestación. Conocer también de qué es la manifestación para poder dar el trasfondo histórico al pueblo de Puerto Rico”.

Ese compartir de conocimiento, así como el servicio a la gente común, la amistad y la genuina generosidad del santurcino fueron reconocidas una y otra vez entre quienes se acercaron a la capilla donde fueron expuestas las cenizas, tal como lo solicitó la familia. Fue una ceremonia íntima, solemne, muy propia del carácter reservado de Arroyo, cuya imagen formal se hizo presente en la capilla a través de un retrato ubicado a un extremo de la urna donde se preservan las cenizas.

Por parte del núcleo familiar, estuvieron presentes la madre, Lottie Torres, quien se mantuvo en primera fila; la esposa Nayda González, los tres hijos, Efrén, Camila y Diego, y los hermanos William Díaz y Arlene Arroyo. A partir de las 2:00 p.m., cuando se dio acceso a la prensa y al público general, mayormente acudieron colegas y amigos de Arroyo, entre ellos, Enrique “Kike” Cruz, Normando Valentín, Elwood Cruz, Aixa Vázquez, José Esteves, Luis Guardiola y Mayra Acevedo.

Enrique "Kike" Cruz y Normando Valentín acudieron a rendirle sus respetos al compañero y amigo.
Enrique "Kike" Cruz y Normando Valentín acudieron a rendirle sus respetos al compañero y amigo. (Vanessa Serra Díaz)

Kike Cruz, quien estuvo a su lado por 38 años en calidad de reportero y luego como supervisor, lo recordó como su consultor en el ámbito profesional. “Esa relación de supervisor-empleado, eso trascendió y se creó algo más allá; se creó una amistad más profunda, una amistad más sincera”, compartió el actual jefe de “Las Noticias”, de TeleOnce.

Apoyado por su larga trayectoria en Wapa TV, Cruz aprovechó su presencia ante la prensa para hacerle una llamado a la gerencia del canal 4 para mantenga vivo el sueño de Arroyo de trasladar a la tecnología digital el archivo histórico que conserva esa estación de televisión.

“Por lo últimos 50 años, quizá un poco más, en Wapa Televisión se han ido guardando vídeos. Ahí está parte de la historia de ese país. No podemos dejar que eso muera. Ése era el gran sueño de él”, dijo en un aparte con este medio.

Normando Valentín, por su parte, valorizó el compromiso, el servicio y la bondad que bordeaba cada una de las historias de su compañero en “Noticentro”.

“Se entregaba en sus reportajes más allá de una mera información. Se involucró con la banda de Guayanilla para que llegaran a Pasadena (California), se involucró con unos nenes en Barranquitas para que pudieran tener sus instrumentos. Efrén, a una persona de la calle, que estaba prácticamente en el desahucio, estuvo prácticamente hasta que le entregaron su apartamento, ¡Contra! Hacía en acción lo que mucha gente se trepa en un púlpito a promulgar. Pero decía él que no era creyente”, destacó del también poeta.

Fueron cualidades que cruzaron el límite de la pantalla y que ahora, ante su repentina muerte a causa del COVID-19, el público que lo siguió por casi cuatro décadas, las agradece. Evidencia de ello fue el mensaje que le escribió el carolinense Luis Falcón Rivera en una pancarta, destacando sus quilates periodísticos y humanos.

 El carolinense Luis Falcón.
El carolinense Luis Falcón. (VANESSA SERRA DIAZ)

“Fuiste de increíble humildad, nobleza, honrado, íntegro y sobre todo, de muy buena fe”, establecía parte del mensaje que, básicamente, servía de bienvenida a quienes se acercaron a decirle adiós al llamado “Maestro del Periodismo”.