Los Ángeles.- En 2001, Simon Cowell pensó que un concurso de canto aceptado por la televisión británica sería fácil de vender en Estados Unidos. Pero las respuestas de las cadenas variaron de frías a hostiles.

"En una reunión me sacaron a la calle", recuerda Cowell, que hizo las propuestas con el empresario Simon Fuller. "Me decían que en las horas pico de la televisión nadie quería ver programas musicales. Nosotros tratamos de explicar que hay más que música en el programa".

¿Dónde está la sagacidad de los productores de Hollywood? American Idol es mucho más que un éxito televisivo y ha generado un imperio internacional. La Idolmanía ya es parte de la cultura popular.

El concurso de talento ha "creado este zeitgeist, y es realmente acerca de estadounidenses comunes participando en la creación de su propia celebridad", dice Shari Ann Bill, analista de medios de comunicación para Carat USA.

Kelly Clarkson, Carrie Underwood y Jennifer Hudson están entre los cantantes que se han visto beneficiadas con carreras instantáneas en la música, el cine y el teatro. Un montón de empresas han sido tocadas por el polvo mágico de "Idol", desde los helados de Dreyer’s hasta una atracción en Disneyworld, pasado por el juego de video "Karaoke Revolution Presents American Idol". Un acuerdo con iTunes para uso exclusivo de video y canciones del programa coincidió con la emergencia de Apple como principal vendedor de música en Estados Unidos.

La franquicia tiene incluso un valor altruístico. La iniciativa caritativa Idol Gives Back recaudó 64 millones de dólares en el 2008 para grupos como Children’s Health Fund y Malaria No More.

Fuller, que lo inició todo con el programa "Pop Idol" en Gran Bretaña, y llevó el concepto a Estados Unidos y más de 35 mercados en todo el mundo, le dijo al The Times de Londres que "la televisión simple y pura no es muy interesante para mí. Lo que me interesa mucho más es tratar de crear un efecto de culto".

Ha sido un ejercicio lucrativo para Fuller y otros. Su 19 Entertainment, una división de CKX Inc., reportó la semana pasada unas ganancias operativas de $92.5 millones, un incremento de 37% sobre los $67.8 millones del 2008. la fortuna neta de Fuller en el 2008 fue de unos $1.000 millones.

FremantleMedia, que junto con 19 Entertainment produce la versión del programa en Estados Unidos, y licencia el formato y la exportación, es otra ganadora. La directora ejecutiva de FremantleMedia North America, Cecile Frot-Coutaz, es una productora ejecutiva de "American Idol."

Para la cadena Fox, que dio a "American Idol" un modesto debut en el verano del 2002 a insistencia de Rupert Murdoch, cuya cadena News Corp. es propietaria de la cadena, el programa es una máquina de generar dinero. Un anuncio publicitario de 30 segundos en el programa cuesta alrededor de $500,000 , y la cifra sube a $600,000 para la final, según Ray Dundas, de la firma compradora de tiempo publicitario Initiative. En comparación, dice, los otros programas entre los 10 primeros apenas rondan los $240,000 por anuncio de 30 segundos.

La diferencia refleja tanto la magnitud de la audiencia de "Idol" como el hecho de que el programa es seguido por el escurridizo sector de los jóvenes adultos, el favorito de los anunciadores, dice Dundas.

"American Idol", para ponerlo simplemente, es una fuerza dominante.

Ha dominado las listas de programas más vistos desde su tercer año, una tendencia que sigue siendo evidente esta temporada, incluso cuando la audiencia televisiva en general está bajando. La audiencia de los episodios de dos horas de "American Idol" los martes han sido un 58% más altas que la de su competencia más cercana, "NCIS" y "The Mentalist", ambos de CBS (27 millones para "Idol", 17 millones para cada uno de los otros dos programas).

"Yo no creo que vaya a haber otro programa como éste. Es el último de su tipo", a medida en que el pool de televidentes se divide entre la televisión tradicional, los cables, la internet y otros, dice Mike Darnell, presidente de entretenimiento alternativo para Fox.

Como iniciador, "Idol" ha servido de modelo para una generación de programas en los que los participantes — ya sea cantando, bailando, patinando, tocando el violín o tragando fuego — son juzgados por un trío que incluye a un juez de tono ácido, preferiblemente con acento extranjero.

Michael Jung, un vicepresidente para Walt Disney Imagineering Creative Entertainment, ayudó a desarrollar la atracción que da a los visitantes del parque en Orlando, Florida, una oportunidad de competir, votar y actuar al estilo del programa.

"Te da la oportunidad de experimentar la historia de Cenicienta. Usted pudiera ser el próximo "American Idol", dice Jung. "Es parte del sueño americano... fama y fortuna".