Admito que no me gusta lo que está haciendo Disney con muchas de sus franquicias. Siento que la casa productora solo ve muchas de estas como máquinas de dinero, y hace que las películas pierdan lo que las hace especial. Es algo que llevan haciendo con el MCU (Marvel Cinematic Universe) desde su comienzo, y ahora están haciendo con “Star Wars”. Así que cuando se anunció “Lightyear”, pensé que estaban haciendo lo mismo, ahora con la franquicia de “Toy Story”, que es, quizás, la más grande de Pixar.

Pero, aún con mis reservas, admito que salí de “Lightyear” más satisfecho de lo que creía, y siento que la audiencia saldrá igual.

“Lightyear” no es una continuación, o una precuela, siguiendo al personaje de “Buzz Lightyear” que conocemos de las cuatro películas animadas ya existentes. La cinta comienza diciéndote que es la película que “Andy” vio en el 1995, y el origen de la figura de acción de “Buzz Lightyear”.

La premisa de este filme es una que se ha usado en el género de ciencia ficción anteriormente, pero que sigue funcionando: en medio de una misión, “Buzz Lightyear” y su tripulación se quedan varados en un planeta hostil, a 4.2 millones de años luz de la Tierra. Entonces, crean una colonia en dicho planeta, y se dan a la misión de encontrar la manera de volver a casa.

El elenco de voces de la cinta incluye a Uzo Aduba, Peter Sohn, Taika Waititi, James Brolin, Keke Palmer, y, por supuesto, a Chris Evans, como “Buzz Lightyear”. Evans hace un muy buen trabajo como “Buzz”, poniéndose, de una forma u otra, en los zapatos de Tim Allen.

Recordemos que Allen es y siempre será el “Buzz Lightyear” de “Toy Story” que todos conocemos, pero se entiende el porqué Pixar decidió irse con alguien más para esta cinta. No es la misma versión del “Buzz” que llevamos viendo desde 1995, y este nuevo rol le cae como anillo al dedo a Evans, quien ya tiene “un poco” de experiencia siendo personajes icónicos.

El resto del elenco también tiene sus momentos, especialmente el dúo de Taika Waititi y Dale Soules, y Peter Sohn como “Sox”, quienes son los que se encargan de la comedia en la mayor parte del filme.

La dirección, por Angus MacLane - siendo esta su segunda película (luego de co-dirigir “Finding Dory”) - es parte de los highlights de la cinta. El largometraje es una carta de amor al género de ciencia ficción, y los amantes del género lo van a notar, con las referencias a filmes como 2001: A Space Odyssey, Gravity, Interstellar, y, por supuesto, Star Wars. Estas referencias también son evidentes en la música, compuesta por Michael Giacchino, quien, igualmente, toma inspiración de otras películas del género, e incluso hasta de su mismo trabajo en cintas como “Star Trek”. El cinematógrafo Jeremy Lasky hace lo propio, creando una película animada que merece ser vista en la pantalla más grande posible, y que no tiene nada que envidiarle a ninguna película de ciencia ficción live-action.

El guion, co-escrito por MacLane y Jason Headley, es probablemente lo más débil del filme. Gran parte de lo que distingue al género de ciencia ficción son los mundos tan vivos y desarrollados que usualmente se crean en las obras de este género, algo que no tenemos en “Lightyear”. El planeta tiene mucho potencial de convertirse en un personaje más, pero simplemente sirve de backdrop bonito para la historia. El grupo de personajes, aparte de Buzz e Izzy, también se desarrollan muy poco, algo inusual para Pixar con sus personajes, especialmente si lo comparamos con las otras películas de Toy Story.

También, salvo por uno o dos momentos que son pasajeros, el filme carece del toque emotivo que tienen muchos de los otros largometrajes de Pixar. El guion pretende tocar temas, como el no pertenecer, la soledad y el pasar del tiempo, pero en la segunda parte del filme los guionistas se concentran más en las secuencias de acción, que en profundizar en estas ideas. No puedo hablar mucho del antagonista del filme, porque eso ya sería entrar en spoilers, pero ese personaje también es otra gran falla del guion, y sin duda la más grande de la cinta, ya que la dirección que tomaron con el personaje se siente como otra oportunidad perdida.

A pesar de sus fallas, “Lightyear” es un genuino blockbuster veraniego, hecho para disfrutarse con popcorn en mano, en la pantalla más grande posible (la versión IMAX está altamente recomendada).

La película hace bien en alejarse lo más posible de los otros cuatro filmes de “Toy Story” y, definitivamente, se sostiene por cuenta propia. Espero que Disney se de cuenta de que no todas sus franquicias necesitan cameos, o estar conectadas, para funcionar. Siento que esta cinta va a ser un éxito taquillero monumental, y va a ser convertida en su propia saga. Y aunque no veo necesidad de ello, estoy listo para montarme en este viaje espacial al “infinito y más allá”.