“El arte termina cuando la gente lo ve”, dice la actriz Lucienne Hernández tras cruzar una puerta que en menos de dos años la adentró al mundo del cine como guionista. Cómo llegó hasta allí, lo tiene muy claro; lo que aún le resulta difícil verbalizar es la emoción tan fuerte y desconocida que la invade al saber que en pocas semanas verá cómo su primer guión tomará vida a través del trabajo artístico de sus colegas y amigos en Teatro Breve.

Ya encontrará forma de describirla. Ahora es tiempo de gozarse el proceso que comenzó cuando decidió aprovechar la oportunidad que tenía en frente de tomar alguna clase en la Universidad de Michigan durante la primavera del 2019, como beneficio adicional de una beca que recibió su esposo en la misma institución académica. Fue su primera y única clase hasta entonces de escritura de guiones. “Esta es mi oportunidad”, dijo sin dudar.

Previo a esa experiencia entre universitarios y sintiéndose mamá de todos, excepto del profesor, con quien logró una conexión generacional, Lucienne se probó en lo que ha sido su “canvas perfecto”, Teatro Breve. “Es un espacio perfecto para lo que hago, para lo que me gusta hacer, y perfecto, porque Teatro Breve no es solo esa corporación, ese nombre. Teatro Breve es que tenemos un espacio, una productora (Naíma Rodríguez) que viabiliza los proyectos, las cosas que se nos inventan, actores y actrices a quienes admiro, que siento que cualquier cosa que yo traiga, no es que lo dejan ahí, es que es eso y más, y también está esa retroalimentación y esa confianza de tantos años de que ya sabemos que nos podemos herir”.

De pronto en ‘Noche de Jevas’, fui asumiendo, ‘Esto me gusta’, ‘De verdad me lo estoy disfrutando’. Poco a poco, según sigue pasando el tiempo, no es que no me guste actuar, pero hay algo de eso (escritura) que me he ido disfrutando tanto o a veces más que actuar, es como un rompecabezas”

-Lucienne Hernández, actriz

Sentada entre “undergraduates” reconoció que esa experiencia pronto se convertiría en un choque cultural, porque la historia de amigas cuarentonas, que una de ellas quiere parir en la casa, la tenía delineada en español, con un humor caribeño, y la clase era completamente en inglés.

“Yo sé inglés más o menos, pero no para escribir en inglés, y de momento estoy, ‘Espérate, qué yo hice’”, compartió riendo. “Hubo mucho choque cultural en esa clase, porque no nada más eran gente que son bien jóvenes, y yo era la única latina, (sino que) estoy ahí con muchachos de 21 años escribiendo historias de millenials, y yo estoy escribiendo de estas cuarentonas que una de ellas se preña”, recordó.

El guion que desarrolló como trabajo de clase fue el primer borrador del largometraje que tentativamente lleva por título “El parto” y que será la segunda entrega del colectivo Teatro Breve para el cine. El rodaje está previsto para el mes de octubre, con la dirección de Vivian Bruckman-Blondet.

“Lo que me gustó de la clase fue contar algo a una gente que no tiene idea, y ahí sí me daba cuenta, ‘Espérate, tampoco es que quiero ser universal con lo que estoy escribiendo, pero sí que lo pueda entender todo el mundo, y si estoy haciendo chistes de Fortuño y Rosselló es demasiado isleño’, así es que esa parte estuvo chévere, porque me sentía que tenía que clarificar la historia para que todo el mundo lo entendiera”.

El texto que ahora está en manos del elenco, integrado por actores y actrices de Teatro Breve, entre otros artistas, incluida la misma Lucienne, es el resultado de un proceso de reescritura, que contó con la asesoría “espectacular” de la escritora y cantautora Rita Indiana, así como de la productora y directora Noelia Quintero. Con ellas, la novel guionista adaptó el texto de ser “muy teatral”, a uno más dirigido al cine. “Eso fue volver a empezar”, comentó.

Lucienne mantiene el teatro como su primer amor en las artes, tanto que proyecta escribir una obra de formato largo, “porque salí de escribir sketches de 15 minutos a tirarme a escribir un guion de un largometraje”. Sea para las tablas o la pantalla grande, la escritura despertó en ella nuevas formas de conectar con la audiencia que la sigue desde la comedia, además de ser una nueva “válvula de escape” para exponerse como artista.

“El proceso ha sido para mí buenísimo, de crecimiento, de descubrir que es algo que quiero hacer y quiero hacer más”, afirmó.