Manantiales de ternura las novelas coreanas
Destacan la dulzura dentro de luchas sociales.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Estás pasando de canal en canal y de repente ves a una princesa parecida a “Mulán”, la de Disney, ahogada en gemidos débiles, sólo que es de carne y hueso y usa ropa moderna, igual que el hombre que se le acerca para acariciarle la cara... sin besarla.
Ésta es la ventiúnica escena romántica de alguna película de karatecas de las que tiene guardadas el canal 6, supones. Pero hay algo que no te cuadra: una mujer espigada mira de reojo mientras susurra sus planes de separar a la pareja.
Es que estos personajes no son japoneses, y esta secuencia no es una película.
La escena es de Educando a la princesa, uno de los títulos que Puerto Rico TV introdujo en este país a partir de 2006, cuando la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública empezó a importar telenovelas coreanas bajo la presidencia de Víctor Montilla.
“Cuando yo vi eso, me chocó. ‘¿Cómo es posible que pongan esto por la tarde?’, pensé yo en ese entonces. Inmediatamente, las mandé a quitar del aire”, cuenta a Primera Hora Israel “Ray” Cruz, actual presidente de la Corporación, en la que se incluye Puerto Rico TV, canales 6 y 3.
“Para mi sorpresa, las cartas empezaron a llegar, la gente comenzó a llamar y tuvimos que ponerlas nuevamente”, indica Cruz sobre lo que denomina una “fiebre que está madurando” en la Isla a partir de ese año, cuando se emitió por primera vez Escalera al cielo.
Hasta el momento, la emisora televisiva ha transmitido 10 teleseries, como también se les conoce por su duración breve: de 13 a 30 capítulos. El denominador común, no obstante, es el desarrollo de una pareja romántica como figura principal en la trama, razón por la que se les enmarca dentro del género de la telenovela, clarifica Irene Martínez Zarandona, colaboradora de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos.
Según Ray Cruz, más de 150,000 residentes de Puerto Rico ven de lunes a viernes las telenovelas coreanas. Para el horario de 1:00 a 2:00 y de 5:00 a 6:00 de la tarde, esta cantidad se traduce en un aumento de dos a tres puntos de rating en comparación con la programación anterior en ese periodo.
“A las 5:00, que es una hora competitiva, antes se sacaba un punto o menos, y ahora sacamos tres, cuatro, cinco, que es una cifra bastante exitosa para este canal público”, sostiene el presidente de la Corporación.
Cruz explica que la negociación para traer estas teleseries se hace con PopKorea, una compañía que traduce y distribuye productos televisivos de distintas estaciones de Corea del Sur.
En el 2006, la Corporación obtuvo cada capítulo de Escalera al cielo por $1. Es decir, el producto entero costó tan sólo $28, sostiene el ejecutivo. Este precio contrasta, por ejemplo, con el de las telenovelas mexicanas, las cuales pueden llegarle a costar de $2,000 a $5,000 por capítulo, si son repetidas, y $5,000 a $12,000 por capítulo, si son nuevas.
“Actualmente, (las coreanas) llegan por $300 a $400 el capítulo, pero sigue siendo muy costoefectivo”, atisba.
“Pienso que los coreanos han hecho una buena estrategia y han penetrado el mercado latino con buenos precios. Ellos no están buscando tanto la ganancia monetaria, sino penetrar su producto”, asegura Ray Cruz al invitar al público a enviar sus sugerencias a PRTV.
Para fanáticas entrevistadas por Primera Hora, el formato de las telenovelas coreanas que ven por el canal 6 es innovador. Algunas privilegian el drama, mientras que otras se orientan a la comedia, y un grupo más reducido se concentra en tramas históricas y sociales.
La primera reacción, sin embargo, no siempre ha sido favorable. Ése es el caso de Karla Beltrán, de 23 años de edad.
“Al principio me chocó, la vi por casualidad y no me dieron ganas de seguir viéndola. Era algo a lo que no estaba acostumbrada”, indica la bayamonesa a este periódico.
Quien le hizo la recomendación sabía que a ese rechazo inicial le seguiría una etapa de “enamoramiento”, añade Karla, televidente de Mi adorable Sam Soon.
“Me impactaron tan pronto las vi”, asevera Érica Sánchez, de 22 años. El acercamiento de Érica a estas tramas se asemeja al que tuvo Sheila Torres, de 23, quien además es fan de un sinfín de grupos musicales coreanos.
En cuanto a la forma, las tres estudiantes de maestría destacan como atributos de las teleseries coreanas que son cortas, que sus temas principales giran en un solo sentido, y que son producciones bien cuidadas.
“No las alargan con subtramas añadidas que no vienen al caso”, acota Karla Beltrán, quien se prepara en museología.
Los paisajes, los vestuarios, la escenografía y las costumbres orientales también son una fuente recurrente de atractivo, señalan.
No obstante, el apego va más allá de un gusto exótico. Las interacciones personales y sociales presentes en estas telenovelas muestran diferencias destacables a las de aquellas que vienen de México, Miami, Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Brasil, apuntan las fanáticas.
Sheila Net, madre de Sheila Torres, destaca la importancia de la candidez en estos melodramas.
“Creen mucho en el amor a primera vista, y la familia, sobre todo del hombre, se involucra de lleno en las decisiones de las las parejas”, resalta Net.
“No se ve una relación sexual explícita. Se ve con más sentimiento, delicadeza ”, agrega al subrayar la presencia mínima de cachetadas y otras muestras de violencia física en estas teleseries.
En cambio, a Érica Sánchez no le hace mucha gracia que el varón se presente como figura dominante en los noviazgos, y la mujer como el epítome de la sumisión.
“A veces el hombre aparece abusivo. Ellas se defienden y son fuertes, pero siempre, en la relación, el hombre está en una posición obvia de poder”, especificó la estudiante de maestría en comunicación internacional y redactora de la publicación académica Diálogo.
Otro elemento que Karla, Érica, Sheila Torres y Sheila Net les agradecen a las teleseries coreanas es la ausencia de sarcasmo, egoísmo y afán por hacer comentarios imponentes, rasgos que caracterizan a la mayoría de los protagonistas de las series de ficción estadounidenses y europeas.
“Hay una dulzura, una sensibilidad. Son bien chulitas. Los personajes tienen una inocencia que les sale bien genuina. No es algo que puedas ver en series americanas y les salga bien”, enfatiza Karla Beltrán.
Ray Cruz coincide con esta percepción. “Podemos programarlas con la completa seguridad de que son novelas limpias, sanas”, establece el presidente de Puerto Rico TV.
Dentro de este análisis, Karla observa que “los personajes son bien firmes en lo que creen y son arriesgados, luchan hasta conseguir y están dispuestos a perder todo lo material, pero nunca a perder sus valores”.
En ese sentido, “lo bonito es que eso se muestra como cotidiano, de manera simple, como parte de sus vidas, con actuaciones excelentes, naturales, no como en las novelas mexicanas, que hacen este show, este drama”, diserta la joven.
Los entrevistados indicaron que han acudido a los sitios web YouTube y Hulu, entre otros, como fuentes primarias para ver, aunque sea, una de las telenovelas coreanas antes de que llegue al canal 6.
Ante este panorama, Ray Cruz pronostica que pronto las emisoras comerciales intentarán adquirir estos productos.
“Va a ser inevitable que otros canales las quieran pasar, pero la Corporación ha sido el cliente fiel. No tenemos tal cosa como exclusividad, pero hemos sido constantes”, expresa el ejecutivo mediático.
Asimismo, Cruz entiende que esta inmersión de los televidentes boricuas en las teleseries coreanas podría lograrse a la inversa, de Puerto Rico a Corea del Sur, utilizando la misma estrategia de mercadeo.
“Esto que están haciendo los coreanos es un ejemplo para Puerto Rico. Pudiéramos estar doblando en otros idiomas y convertirlo en una alternativa de exportación para entrar a otros países”, sugiere Cruz al destacar que “en Puerto Rico hay mucho talento”.
Después de todo, Karla, Érica y Sheila tuvieron que admitir que un porcentaje de la razón de su sintonía fiel a estas telenovelas está en lo guapos que son sus galanes, en el deseo oculto de toda televidente de ser abrazada tiernamente por ellos, así como la protagonista de Educando a la princesa.
Por cierto, Sheila cuenta que una de sus amigas, que era de las fanáticas más entregadas de las novelas y música coreanas, ahora trabaja en la elaboración de productos culturales de ese país. La joven se llama Aimee Lee e incluso ha grabado música coreana, según le contó a Sheila en una entrevista.