Mantiene vivo en su corazón a Raúl Juliá

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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No importa que hayan pasado 14 años desde su deceso, Merel Poloway piensa todos los días en quien fuera su esposo, el actor puertorriqueño Raúl Juliá.
Ese recuerdo se hace más palpable cuando es invitada a participar de algún homenaje dedicado al destacado intérprete, como el que recibirá hoy, viernes, durante la gala de la reposición teatral “La mamá de David”, a realizarse en el Centro de Bellas Artes de San Juan. La misma es a beneficio del Fondo de Ayuda Económica del Colegio San Ignacio de Loyola, de donde Juliá se graduara.
“Cuando Raúl estaba vivo venía a Puerto Rico con más regularidad. Compartía mucho con mi cuñada María Eugenia Juliá González y sus hijos, que son cuatro. Raúl tiene una familia numerosa, tanto por los Juliá, como por los Arcelay”, rememora Merel Juliá, como también se le nombra.
La viuda explica a PRIMERA HORA que aunque ahora sus visitas a Puerto Rico ocurren con menos frecuencia, sus dos hijos procuran venir al menos una vez al año.
De hablar pausado, la mujer de ojos y cabello castaño conversa con este diario sobre su vida al lado de Raúl Juliá, quien falleció en octubre de 1994 a consecuencia de cáncer. Tenía 54 años.
“Comencé como bailarina moderna. Participé en varias producciones en Broadway (“Pippin”, “Rockabye Hamlet” y “SeeSaw”). Cuando me casé con Raúl iniciaba mi transición hacia la actuación”, comparte desde su habitación en un hotel de Isla Verde.
En 1983 participó en una cinta...
-Tuve una pequeña parte en “Baby, It’s You?” del director John Sayles. Luego me embaracé, tuve mis niños, me dediqué a ellos y a la carrera de Raúl. No soy una persona que estuviera enfocada en tener grandes cosas materiales, por lo que puse mi atención en el matrimonio y en mis hijos.
¿Se siente orgullosa?
-Más que orgullosa, satisfecha de haberlo hecho. Fue mi elección. Entiendo que tuve un gran compañero en Raúl.
Merel Poloway, quien estuvo casada por 18 años con el actor puertorriqueño, procreó a Raúl Jr., quien ha procurado seguir los pasos de sus padres al desarrollar una carrera en la actuación; y a Benjamín, aún estudiante universitario. Los tres viven en Nueva York.
Hace dos años la ex bailarina apareció en la serie “The Sopranos” (HBO) como “Gianna Millio”, esposa de “Rusty”, interpretado por Frankie Valli, “un cantante famoso de los años 60”.
¿Cómo se sintió regresar a la actuación?
- Fue muy divertido. Luego de la muerte de Raúl no hice nada más. Mis niños estaban pequeños... Pensé que después que ellos dejaran el nido volvería y me gusta.
Merel también retornó a las tablas y describe como “fantástica” la experiencia de haber protagonizado en varias ocasiones el monólogo “Nosotras lo hacemos mejor”, del dramaturgo Roberto Ramos-Perea.
“Fue increíble. Yo lo hice en inglés en el Thalia Spanish Theatre en Nueva York”, comparte la actriz, quien también intervino en la pieza “Fireflies”. Por ambos trabajos obtuvo premios H.O.L.A. (Hispanic Organization of Latin Actors)
¿En qué otras cosas ocupa su tiempo?
-Luego del deceso he estado involucrada en muchas actividades de caridad, especialmente en The Hunger Project, cuya finalidad es acabar con la hambruna mundial y la malnutrición.
¿Cuál filme de Raúl disfruta más?
-Son varias, una de ellas la hizo muy temprano en su carrera, “The Gumball Rally” (1976), que me hace reír cada vez que la veo. Por supuesto, “The Kiss of Spider Woman” (1985), “Moon Over Parador” (1988), “The Burning Season” (1994), “Presumed Innocent” (1990), “Romero” (1989), creo que estoy dejando dos o tres fuera, pero también está “The Addams Family” (1991).
¿Qué es lo que más extraña de él?
- Mmmmm. He internalizado todas las cosas que él me dijo. Solamente lo extraño, punto. (Ríe y medita). Él era muy gracioso, listo... gracioso, muy responsable.
¿Cómo desea que lo recuerden?
-Pienso en Raúl todos los días, pero en muy pocas ocasiones, como ésta, pienso en él de una manera más especial. Cuando vine esta vez a la Isla me preguntaba qué pasa con Rául que la gente se desvive por recordarlo. Las personas quieren homenajearlo. Él siempre estuvo lleno de amor y pienso que de ahí proviene todo. Él podía decir cualquier cosa, hacer cualquier locura, comportarse inadecuadamente y cinco minutos después tenía gente a su alrededor.