Para Gloria Rodríguez, Gloria Sáez e Iliana Santana, su participación en el reality show Reina por un día, de Univisión, es una vía para que el pueblo puertorriqueño las tome como ejemplo y se anime a hacer el bien por los más necesitados sin esperar nada a cambio.

Debido a que este domingo , a las 8:00 de la noche, una de las tres participantes será seleccionada para la semifinal de la competencia, Gloria Rodríguez, natural de San Juan, indica que “esto es una participación, no una competencia”.

“Nosotras tenemos nuestras coronas, la corona de la caridad, la corona de la fe y la corona de la esperanza. Cada una hacemos nuestra función (en la sociedad)”, dice con simpatía la programadora de computadoras de 54 años, cuya misión en la vida es ayudar a los niños maltrados y con cáncer en el Hogar Cristo de los Milagros en San Juan y Niños que quieren sonreír en Santurce.

Iliana Santana, quien es dominicana y reside en Puerto Rico desde hace 15 años, indica que “queremos ser portavoz para que otras personas puedan unirse y vernos como un ejemplo a seguir”.

Su paso por Reina por un día es para la joven de 28 años de edad “una experiencia superlinda. Papito Dios nos ha dado la oportunidad de exponerle a Puerto Rico (a través de la competencia) que sí hay esperanza y se pueden tocar otras vidas a través de la labor que hacemos”.

La ponceña Gloria Sáez, quien no imaginaba cómo sería concursar en este tipo de programa, todos los años les lleva alegría a los niños de escasos recursos en su pueblo natal.

Su meta es planificar anualmente una caravana para celebrar el tradicional Día de los Tres Reyes Magos repartiendo regalos, refrigerios y mucha alegría.

“Visitamos los residenciales y lugares pobres. Cuando esos nenes vienen bajando, yo lloro (de la emoción) y cuando salen de los callejones, eso es una cosa grande”, expresa la enfermera en el hospital San Lucas en Ponce.

Más allá de esta caridad, Gloria Sáez, de 52 años de edad, también ha tenido que enfrentar varias pruebas en su vida como la adicción de uno de sus hijos, el Alzheimer de sus padres, y su entrega a su hija de 22 años con retardo mental, que lo que han provocado es mucha fortaleza.

“Dios me ayudó para sanar a mi hijo (que tiene 32 años de edad) de las drogas. Lo tuve que meter hasta preso (para su rehabilitación) y gracias a Dios salió de eso hace cuatro años”, detalla.

Gloria Rodríguez, por su parte, asegura que su compromiso voluntario con los niños con cáncer se debe a que ella como madre de dos varones no quisiera que sus hijos pasarán por esa prueba porque “he vivido y he visto cómo los padres sufren con sus niños”.

En tanto, Iliana Santana se destaca por ser asistente administrativa en el Hogar Amparo, en Santurce, donde se alberga personas deambulantes o sin familia.

Su misión en la vida es su trabajo voluntario en Hope World Wide, donde se ofrece ayuda a la comunidad, en especial a los niños y jóvenes.