"Rudo y Cursi" muestra el precio de la fama

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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El amor por el fútbol, y cómo sus reglamentos e idiosincrasias se relacionan con las vidas de aquellos que lo adoran, forman una parte tan integral de la trama de Rudo y Cursi que fácilmente se pudo haber titulado Zen y el arte del fútbol.
Dirigida y escrita por el mexicano Carlos Cuarón, la entretenida comedia -que estrena hoy exclusivamente en los teatros Fine Arts- se centra en el vasto conocimiento de un viejo buscador de talento que reconoce las destrezas futbolísticas de los hermanos “Beto” (Diego Luna) y “Tato” (Gael García Bernal), conocidos respectivamente por los fanáticos como “El Rudo” y “El Cursi”.
De la noche a la mañana, ambos se transforman en estrellas del fútbol mexicano, pero con la fama llegan las tentaciones y excesos que muchas veces acaban trágicamente con las carreras de muchos deportistas. El futuro de ambos dependerá de un gol cuando la poderosa pierna de “Tato” se enfrenta a la impenetrable defensa del arco de “Beto”.
La película marca la reunión cinematográfica de Luna y García Bernal desde que ambos protagonizaron Y tu mamá también, curiosamente, bajo la dirección del hermano de Carlos Cuarón, Alfonso. La pareja de artistas demuestra nuevamente una tremenda química escénica y transmite una fricción fraternal como si en efecto se hubieran criado juntos.
Donde la cinta sufre un poco es en el manejo del drama y la comedia. Cuarón no consigue un balance efectivo entre estos dos géneros tan distintos, por lo que tenemos momentos demasiados extendidos entre las escenas cómicas, que son la fortaleza del filme. Sin embargo, la fusión del popular deporte con el conflicto ambos hermanos es lo que nos mantiene interesados en la trama.
Cuarón aún tiene que hallar su propio estilo cinematográfico, ya que emula demasiado el de su hermano, pero como va, lleva un buen camino.