Tiene 33 años de edad y apenas su nombre comienza a reconocerse en el firmamento de las estrellas de cine. Sin embargo, Sam Worthington tiene ante sí un reto sin igual: convencer al público de todo el mundo que James Cameron acertó al escogerlo para protagonizar Avatar, la épica de ciencia ficción con la que regresa a la pantalla después de Titanic.

Worthington encarna a “Jake Sully”, un ex infante de marina que está paralizado de la cintura para abajo y quien es invitado a ser parte de una expedición a una luna distante llamada Pandora, habitada por los Na'vi, seres místicos, grandes y azules. Su misión será infiltrarse entre ellos insertando su conciencia en un avatar, un ser creado a base de ADN humano y Na'vi. Sin embargo, Sully se reencontrará con su esencia humana desde el cuerpo de un extraterrestre.

¿Cómo es “Jake Sully”? ¿Qué clase de hombre es?

“Es un infante de marina rudo, pero el enfoque que yo le di fue el de un niño de siete años al que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Mi inspiración fue mi sobrino Ridley, porque aun cuando Jake es un infante de marina, su esencia es su capacidad de asombro”.

¿Cuál es el conflicto o dilema de Jake?

“El dilema que tiene es que descubre un mundo que ama pero está en una misión militar y es humano, así que realmente nunca puede estar por completo en Pandora; es un hombre atorado entre dos mundos. Para mí eso es de lo que se trata el viaje de Jake: está atrapado entre su lealtad a la humanidad en la tierra y su lealtad a la humanidad como un todo. El conflicto gira en torno a esta cuestión. ¿Debe “Jake” completar su misión con el ejército, lo que significa invadir y apoderarse de los nativos? ¿O se une a los Na’vi y lucha de su lado, aun cuando nunca pueda ser uno de ellos?”

Es un tema interesante.

“Creo que el tema es muy relevante porque hoy en día vamos a otros países a luchar por su tierra y recursos como el petróleo y menospreciamos a otras culturas en el proceso, aun cuando apenas sabemos algo de ellas y creo que hay muchas de estas insinuaciones políticas subyaciendo el tema de Avatar”.

Worthington explica que la filmación de Avatar se extendió por 14 meses, con jornadas de trabajo de 18 horas diarias.

¿Cómo describes el haber sido dirigido por James Cameron?

“Jim cambió mi vida y abrió un mundo nuevo para mí. De ahora en adelante, gracias a Jim puedo sentarme en un cuarto con gente que toma decisiones sobre películas y siempre y cuando el estándar y calibre de mi trabajo permanezcan fuertes, puedo seguir progresando y trabajando. En el momento en el que te duermes en tus laureles no continuarás estando aquí porque hay cientos de otros tipos trabajando igual de duro que tú, listos para tomar tu lugar”.

¿Cómo fue trabajar con la tecnología de filmación que se estrenó con esta cinta?

“Trabajamos con la tecnología más avanzada jamás usada en un set de películas, pero cuando estábamos filmando, todo fue bastante rudimentario porque siempre se trata de ti como actor y la otra persona que está contigo. Corríamos alrededor de lo que se llama ‘el volumen’ (o volumen de captura), que es el set de captura de movimiento y éramos como niños de cinco años, sumergiéndonos en un mundo que no estaba ahí y usando nuestra imaginación. Tienes tu traje de buzo de velcro y tu casco y estás atrapado en un mundo donde no hay nada. Si la actuación es la verdad en circunstancias imaginarias, en este caso tienes que lograr una verdad absoluta en circunstancias absolutamente imaginarias. Lo único tangible es el otro actor, así que es como una producción teatral.”

¿Cómo enfrentas el desafío específico de reaccionar cuando no hay nada ahí?

“Realmente nunca actúas con la nada. Si hay lianas de donde nos tenemos que colgar, construyen lianas para nosotros y corremos y saltamos y nos colgamos de ellas. Es como niños construyendo un fuerte o corriendo con cajas en la cabeza, simulando que son robots. Luego, cuando lo ves en el monitor, se ve como criaturas azules resbalando por el lodo en la selva”.

¿Cuál fue el mayor desafío de la película?

“El mayor desafío fue las dos diferentes travesías de Jake. Está paralizado; tiene piernas pero no le funcionan. Y está su viaje como avatar, un tipo que infiltra un clan y tiene que demostrar su mérito, un tipo que encuentra que su vida se está volviendo un poco más emocionante. Luego, cuando regresa a su cuerpo humano su vida se vuelve deprimente. Como actor, el reto es interpretar dos lados diferentes del mismo personaje, intentar equilibrarlos y no hacerlos clichés melodramáticos. Se trata de mantener involucrado al corazón”.