Madrid. El misterio alrededor de la verdadera edad e identidad de la recién fallecida mona “Chita” insta a recordar el uso que Hollywood ha hecho de los animales para rodar sus películas, desde el delfín “Flipper” a la orca “Willy”, pasando por el cerdito “Babe” y la perra “Lassie”.

“Chita” no era mona, sino mono, no se sabe exactamente su edad y qué planos de las películas de Johnny Weissmuller corresponden a él o a otro chimpancé que Hollywood tuviera bajo nómina. El cine, arte del engaño por excelencia, sigue utilizando a “animales-actores” para llamar la atención de su público, pero ¿quiénes son?

Alfred Hitchcock decía que no había que trabajar ni con niños ni con animales ni con Charles Laughton. Pero uno de sus títulos más recordados fue The Birds.

Algunos de ellos eran mecánicos, pero otros eran tan reales que Tippi Hedren, la sufrida protagonista, casi pierde un ojo en el rodaje, pues el maestro del suspenso se los ató a la chaqueta para favorecer la sensación de angustia. Entonces, no había Asociación Protectora de Animales, que se fundó en 1981.

Aki Kaurismki, en cambio, prefiere trabajar con perros que con actores, porque así “con silbar es suficiente” para comunicarse con ellos, dice. En Le Havre, su última película, cuenta con una perra llamada “Laika” y que es miembro de una familia con siete generaciones de perros-actores.

Pero “Chita”, el mono que murió el día 28 de diciembre en Florida, asumió el estrellato de lo que, en realidad, era un trabajo en conjunto. Hollywood, que en un principio pensó en utilizar a hombres disfrazados para el filme, trabajó con innumerables chimpancés para dar vida al inseparable compañero en castellano su nombre suena femenino y se quedó en compañera de Tarzán.

Lo mismo sucedió con “Babe”, que al ser un lechón crecía con rapidez y tuvo que ser interpretado por 48 cerditos diferentes. Los 101 dálmatas de Walt Disney, en la versión con Glenn Close, fueron en realidad 230 cachorros y 20 perros adultos.

Este año, además del filme de Kaurismki, dos producciones que suenan a Óscar han contado con un papel importante para un animal. Por un lado, War Horse, en la que Steven Spielberg hila un drama bélico alrededor de un caballo convertido en héroe de guerra, y para el que el rey Midas de Hollywood buscó “equinos sensibles”.

Ni corto ni perezoso, buscó un equipo de 100 caballos dirigidos por Bobby Lovgren, que también había trabajado con los caballos en Seabiscuit, quien a su vez contrató a domadores de Australia, España y Estados Unidos. De ellos, 14 sirvieron para interpretar a Joey, el protagonista de la historia, al que filma desde que era un potro.

En el rodaje, al despliegue habitual, Spielberg sumó un equipo de mozos de cuadra, adiestradores y transportistas, un veterinario y también una unidad de peluquería y maquillaje para equinos, además de a Barbara Carr, de la Asociación Protectora de Animales para que supervisara el conjunto.

En The Artist, fiel recreación del cine mudo en la que no podía faltar una mascota y la elegida es un perro llamado Jack (no en vano un Jack Russell Terrier), que se mimetiza con el personaje de Jean Dujardin en uno de los momentos más brillantes de la película y que fue, en realidad, interpretado por tres perros, Uggie, Dash y Dude, que fueron peinados y maquillados para parecer el mismo.

Como curiosidad, uno de los perros más famosos del cine, Beethoven, fue entrenado para las películas por Eleanor Keaton, la viuda de la estrella del cine mudo Buster Keaton.

Como él, algunos animales tan legendarios contaron con un único actor. En el caso de la famosa collie, fue un perro macho, Pal, el encargado de interpretarla desde Lassie Come Home, en 1943, a Challenge to Lassie, en 1949. Todos los collies que han interpretado a Lassie en cine y televisión son descendencia suya.

Flipper, por su parte, fue interpretado en los años sesenta por el simpático delfín Mitzie. Sin embargo, la historia más emotiva de un animal actor la de la roca Keiko, actriz en la popular Free Willy, que por coherencia con el propio mensaje de la película -y presión mediática- acabó siendo también devuelta al amar en 2002 después de 22 años en cautiverio.