Mayagüez. Ysrael “Shorty” Castro Vélez cumpliría 90 años hoy, el día en que fue sepultado en su amado pueblo de la Sultana del Oeste, con su gente, con música de plena y haciendo un recorrido, por última vez, por el litoral que lleva su nombre, y por cada una de las calles que marcaron la vida de ese gigante de las artes. Así se cumplió su última voluntad, como le solicitó a su familia.

Su ataúd fue colocado en un nicho en el cementerio municipal y no en el panteón familiar porque, según supo este diario, las medidas del féretro resultaron más grandes. 

Parecería que hasta el último momento el libretista demostró su grandeza. 

“¡Shorty sigue vivo!”, le alababa su hermana Eli Castro, junto a sus hermanos, nietos y bisnietos a la llegada de los restos del comediante al cementerio municipal seguida por los presentes que lanzaban vítores a su ídolo y, entre aplausos, echaron al viento tres palomas.

 Fue entonces que su nieto, Jorge Montañez, quien cuidó del libretista hasta el final de sus días, reveló a este diario que se convertiría en pastor, como deseaba su abuelo.

“Voy a predicar la palabra como él me pidió; ya yo lo sabía porque yo tenía sueños y visiones. Me veía predicando, pero dentro de todo eso haré mis cosas porque todos mis talentos los voy a utilizar en la iglesia de Dios”.

Además, se anunció en el velatorio celebrado en el Palacio de los Deportes Wilkins Vélez, que la escuela Federico Asenjo, donde el aclamado artista estudió de niño, se convertirá en el Museo Shorty Castro donde estará su memorabilia.

 Hermanos, nietos, biznietos, y la viuda de Vicente Castro, único hijo del comediante, hablaron con alegría de la vida de su hermano. Solo estuvieron ausentes la hija del actor, Vicky, que se encuentra cuidando a su madre, María Elena, quien está muy delicada de salud en la Florida.

Mientras que la exactriz Álida Arizmendi le cantó un tema tradicional de cumpleaños.

Jorge Montañez comentó, además, que se había podido despedir de su abuelo horas antes de morir.

“Me siento tranquilo porque ya yo me despedí de él porque el día que le celebré su cumpleaños sabía lo que venía porque yo soy asistente médico, capellán y consejero, y siempre me desahogaba con él. Tranquilo que vas a tener un cuerpo nuevo, vas a ver a Cristo, una ciudad de oro, vas a ver los ángeles a muchos de tus compañeros. Tengo alegría, satisfacción porque no tengo cargos de conciencia. Me siento libre porque batallé junto a él”.

Sobre si surgieron problemas entre la familia, Montañez aseguró: “Estamos todos bien, no hay discordias, en paz. Como les dije, echen eso para un lado y vamos hacia adelante”.

Terminado el velatorio en el Palacio de los Deportes, el recorrido hasta el cementerio incluyó las cercanías del barrio La Quinta - donde nació-, la Barriada París -que él hizo famosa-, el sector Dulces Labios -donde conoció y le robó el primer beso a la hoy su viuda- y el Litoral Shorty Castro.

Entonces, recordamos una petición del libretista en una entrevista con GFR Media. 

“Me gustaría que cuando habláramos de este lugar se refirieran al Litoral “Shorty” Castro, no solo al litoral, porque es un honor que este espacio tenga mi nombre. Además, es para que los niños vean que no hay que nacer en cuna de oro”, pidió.