Desde que irrumpió en el medio cinematográfico en 1989 con su película “Sex, Lies and Videotape”, la carrera del director Steven Soderbergh se ha ramificado en múltiples direcciones, reinventándose con cada nueva producción y quebrantando constantemente los paradigmas del séptimo arte.

Ya sea con filmes de bajo presupuesto como “Bubble” o con éxitos taquilleros del cine comercial como “Ocean’s Eleven” y sus secuelas, el aclamado cineasta –ganador de un Oscar por su trabajo en “Traffic” (2001)– jamás se limita a un solo género, siempre al acecho del próximo proyecto que lo retará como artista, motivado por una incansable obsesión por mantenerse creativo.

PRIMERA HORA se comunicó con él en sus oficinas en Nueva York para hablar sobre su más reciente largometraje, la épica independiente “Che”, que lo reúne con nuestro Benicio del Toro en el papel protagónico del líder revolucionario Ernesto “Che” Guevara.

¿Tuvo la oportunidad de ver los premios SAG el domingo cuando Sean Penn  reconoció el trabajo tanto suyo como de Benicio del Toro en “Che”?

– (Se ríe) Escuché sobre eso. Valió cada centavo que le pagamos.

¿Está sorprendido por la falta de atención que ha recibido la cinta dentro de los círculos de premiación en Estados Unidos?

–No.

¿A qué le atribuye esto?

–No teníamos dinero para una campaña de promoción y, cuando eso sucede, nadie habla sobre ti.

¿Entonces no considera que tenga nada que ver con su temática?

–En verdad que no. Creo que es sólo el dinero que, en cierta forma, sí tiene que ver con su temática. Eso es parte del punto que el Che estaba tratando de hacer: ¿se puede construir una sociedad que no esté completamente basada en dinero? Pero en este caso, si no te anuncias en las publicaciones, cuando se escriben las historias durante el fin del año, no te mencionan. Sabía que esto iba a suceder porque no teníamos dinero para gastar que no fuera dirigido a llevar la película a los teatros. Pero está bien. Estoy muy contento con la victoria de Benicio en Cannes y la película está allá afuera, que es todo lo que importa.

Usted ha dicho en varias entrevistas que no conocía mucho sobre el Che antes de hacer la película. ¿Tiene ahora una opinión formada sobre el Che Guevara?

–Es complicado porque no estaba buscando formar una opinión sobre él. Una vez tomo la decisión de estar involucrado en un filme basado en una historia verídica, el asunto de opinar o juzgar desaparece por completo. Lo que busco es, en este caso, un aspecto de su personalidad que yo pueda entender lo suficiente como para que me sienta cómodo exponiéndolo en la pantalla. Me sentí atraído por los periodos de su vida en  que estuvo en la jungla. Para mí, ésa era la parte más interesante y fascinante de él: su voluntad para seguir regresando a la jungla. Así que no sé si “opinión” es la palabra indicada.

¿Cree que sea posible separar las ideas del Che de sus acciones o ambas van de la mano?

–Creo que son la misma cosa y por eso es que todavía hablan de él. Él dijo muchas veces que la gente que sufre y está siendo explotada necesita más que nuestras palabras de nobleza, y él estaba dispuesto a actuar, a agarrar una pistola. Éso es un gran paso.

¿Cómo usted se acerca a una figura histórica de esta magnitud, sin enseñar toda su vida en pantalla como suelen hacer los filmes biográficos convencionales, y aún mantenerse fiel a su persona? ¿Es posible entender a Ernesto Guevara con tan sólo ver lo que se mostró en la pantalla?

–Si uno acepta la idea de que en verdad no puedes mostrar la vida completa de nadie en ninguna pieza de arte, la cual por definición va a ser una representación de una vida,  entonces puedes comenzar a entrar en el mundo de tu propia preferencia. En este caso, opté por mostrar un periodo más corto de su vida en más detalle que uno más largo con menos detalle. Ésa fue una decisión creativa de mi parte basada en mis gustos. Observé el filme como un tipo de mosaico en el cual cada escena compone uno de sus pequeños pedazos, y pensé que si te doy suficientes pedazos, si te alejas para verlo, te sugeriría una imagen que tú mismo podrías rellenar. Estaba buscando historias, verdaderas historias, que representaran un pedazo de él.

¿Hay alguna otra etapa de la vida de Ernesto Guevara que le hubiese gustado filmar?

–Sí, el Congo. Hablamos de hacer un cortometraje, digo, tuvimos la fantasía de hacer esta película central que tratara sobre el Che dando un discurso en Argelia en el que critica a los soviéticos. Al regresar a Cuba  tiene una gran confrontación con Fidel y luego parte hacia el Congo, que fue un desastre. Luego se queda unos meses en Praga escribiendo un ensayo sobre lo que aconteció en el Congo y es visitado por su esposa que es cuando toma la decisión de irse a Bolivia.

¿Cuál fue su mayor reto al hacer el largometraje?

–En realidad… todo. El proceso de desarrollar el guión fue difícil porque era muchísimo material. Encontrar el dinero fue difícil, la filmación fue difícil. Hasta conseguir que la cinta saliera en Estados Unidos fue difícil. Así que yo sabía desde el principio que el filme iba a ser un “niño problemático”, pero eso está bien. Hay que tener ésos de vez en cuando.

¿Aprendió algo nuevo como cineasta durante la filmación?

–Pues no, aunque ciertamente fue una experiencia que, cuando terminó, sentí que de ahora en adelante todo es fácil. Por mis estándares, no creo que volveré a estar ante algo tan difícil como esto. No estoy diciendo que hacer cine sea tan difícil como ser un minero, pero en términos de hacer una película, ésta ha sido la situación más difícil en la que me he visto involucrado. Así que salí de ella sintiendo que, como no morí haciéndola, me imagino que ahora estoy más fuerte.

Si hubiera sabido hace siete años lo difícil que sería ¿lo habría hecho?

–Sí. Creo que siempre lo supe, tenía un presentimiento. En esta situación en específico sentí que no era una opción, que tenía que decir que sí, que debía hacerlo, incluso aunque no quisiera. ¿Cómo uno puede llamarse “cineasta” y no aceptar esta oportunidad? No era una opción.

¿Piensa que si le hubiese dedicado todo un capítulo adicional a lo que aconteció en La Cabaña eso habría satisfecho a los detractores de la película?

–No creo que nada lo hubiera hecho. Para ciertas personas él es definido completamente por lo que pasó en La Cabaña. Para mí, no. Es una parte de él y pienso que el Che que se  está representando en el filme posee esa parte de él. De eso se trata todo el segmento en Nueva York. Es él lidiando con ser esa persona. Pero para alguien que considere que ese capítulo lo expresa a él en su totalidad, no hay nada que pueda hacer para satisfacerlo. Si ese tema no se mencionara en la película, pues sí sería un problema, pero la verdad es que sí se menciona, pero no lo suficiente para quienes sólo lo ven como el supervisor de La Cabaña.

Cuando hablé con la productora Laura Bickford ella me dijo que la cinta sufrió algunos cambios desde su premier en Cannes. ¿Le entristece tener que cortar escenas en sus películas?

–Nunca me molesta cortar. Frecuentemente me veo en situaciones con los productores en las que yo quiero cortar cosas y ellos quieren que las deje. Sonará extraño viniendo de alguien que acaba de hacer un filme de cuatro horas y media, pero me gusta que las cosas sean tan cortas como puedan. Tras la premier en Cannes, tuve una semana para trabajar en el corte, así que corté siete minutos de la primera parte y cuatro de la segunda, y creo que ahora se mueven mejor.

¿Cómo describiría su experiencia de filmación en Puerto Rico y estaría inclinado a regresar aquí con otro proyecto?

–Me alegra decir que tuvimos una gran experiencia. El equipo local estuvo fantástico y no lo pensaría dos veces para regresar allí a filmar, y básicamente no traer a nadie conmigo. He motivado a todos los que me han preguntado de ir allá a trabajar.  

Lleva varios meses hablando de “Che” ante la prensa. ¿Hay alguna pregunta que ya esté cansado de contestar?

–En realidad no. Hay ocasiones en las que me preguntan cómo me involucré en el proyecto y esa historia ya se ha contado mucho. Pero lo bueno de hablar con la prensa sobre una película como ésta es que hay muchísimos temas de los que se puede hablar. El Che te permite ir en diferentes direcciones. La gente tiene una idea muy personal del Che y eso es muy interesante. Cuando hablé con Benicio, me dijo que por la cercanía de Puerto Rico con Cuba, el tema del Che todavía es uno muy emocional en la Isla.

¿Cree que hay espacio dentro del movimiento independiente de hacer cine en Estados Unidos para una película tan ambiciosa y épica como “Che”?

–Absolutamente. Mi actitud es que los cineastas deben encontrar una manera de hacer las películas que ellos quieren hacer. Que la parte de negocios de la industria es lo que es y no se lo pueden tomar a pecho. Si quieren ver algo que sea diferente, tienen que ingeniarse la manera de hacerlo. Muchas personas pensaban que la cinta jamás se estrenaría en Estados Unidos y, de ser posible, menos pensaban que se podría presentar en su totalidad y que la gente la quisiera ver en una sola función. Resultó ser que ésa es la versión más exitosa de la cinta en Estados Unidos, la de cuatro horas.

Mi experiencia al ver la película fue que sentí que era necesario ver ambas partes de corrido para poder apreciarla. ¿Fue concebida para funcionar de esta forma y considera usted que quienes las ven por separado se están perdiendo algo?

–Yo siempre la vi como una gran cosa en dos partes. Pero sí, para mí la mejor manera de verla es una tras la otra porque, como tú dijiste, la “conversación” entre ambas películas es más obvia cuando las ves juntas. Al mismo tiempo, estoy seguro de que hay alguna satisfacción en verlas por separado y tener tiempo para pensar en ellas. Creo que eso depende de los gustos de cada quien. Pero lo que me gusta de verla de rabo a cabo es que te fuerza a sentir su experiencia un poco más. El sentimiento de no poder escapar, la claustrofobia, de verdad que considero que es mucho más pronunciado en la versión completa.

La forma como filmó la muerte del Che, desde su punto de vista… ¿eso fue escrito así en el guión o fue una decisión que tomó después?

–No, eso surgió en el momento.

¿La grabó de algún otro modo?

–No, fue así por dos razones. La primera fue que mientras filmábamos el material que predecía ese momento no me podía imaginar ponerle bolsitas de sangre a Benicio y tener una conversación con él sobre cuál debería ser su expresión. Me pareció poco interesante. Eso, combinado con esta miniobsesión que comencé a tener con preguntarme, “después de todo por lo que pasó Che… ¿qué fue lo último que vio?”. Se necesitaron siete tomas para que quedara bien porque sentía que necesitaba un toque especial.

Cuando hizo “Bubble” hace unos años, se habló de que éste sería el primero de seis proyectos de bajo presupuesto que haría. Su próxima cinta, “The Girlfriend Experience”, es el segundo capítulo de esta propuesta. ¿Podemos esperar el mismo estilo improvisado y fascinante que se vio en “Bubble”?

–Eso creo. Estamos utilizando el mismo método en el que tenemos bosquejos de cada escena que detallan la historia y los personajes, y luego contratamos personas sin experiencia histriónica para encarnar los papeles, con excepción del principal. Ésta tiene más personajes, más escenas, es en Manhattan, así que es una idea más grande. Estoy muy contento con ella.

¿Cómo fue recibido el corte inicial que enseñó la semana pasada en el Festival de Sundance?

–(Se ríe) Fue interesante. Para mí fue como una prueba gratuita y me llevé unas buenas ideas para la próxima ronda de edición.

¿Seguirá el mismo método de distribución de “Bubble” de estrenar simultáneamente en los cines, televisión y devedé?

–Sí. En todos los formatos, todo el tiempo.

 ¿Cree que el futuro de la distribución de películas reside en el mundo digital?

–Creo que hay que verlo dentro del contexto de cada filme. Pienso que lo que vamos a ver son acercamientos distintos para distintas películas. Parte del problema actual es que todo el mundo piensa que hay un sólo modelo que todos debemos seguir y que se le debe aplicar a todo. Eso es un error. Cada cinta deber ser evaluada de una forma diferente y debe ser posible crear tu propio modelo de acuerdo al caso. También hay que tomar en cuenta cuál es el público de tu película. La audiencia de “The Girlfriend Experience” no es el público general, así que nos podemos dar el lujo de experimentar.

¿Se le ha hecho más fácil hacer las películas que usted quiere hacer tras su victoria en los Oscar?

–Es difícil  decir porque eso vino justo en el medio de un periodo muy ajetreado de mi carrera. Con “Out of Sight”, aunque no recuperó el dinero invertido, me ayudó muchísimo. Luego, el éxito financiero de “Erin Brockovich” y “Traffic” me impulsó y me permitió coordinar películas con mayor facilidad. No creo que los premios sean relevantes para las personas que financian las cintas. Es más importante su desempeño comercial. Así que en mi caso, creo que el hecho de tener a  “Traffic”, “Erin” y “Ocean’s Eleven” estrenando una detrás de la otra fue muy beneficioso.

Si tan sólo pudiese preservar una de sus películas para que futuras generaciones la pudiesen ver, ¿cuál sería?

–La próxima.

¿“The Girlfriend Experience”?

–No, la próxima. La que todavía no he hecho. Ésa es la que siempre me da los mejores sentimientos.

“Che” va a ser distribuida en devedé bajo el exclusivo sello del Criterion Collection. ¿Qué tipo de sorpresas o bonos especiales podemos esperar en esa edición?

–Tenemos un montón de escenas que no terminaron en la película que nos gustaría incluir. También una montaña de material investigativo que recopilamos: entrevistas en vídeo, documentos secretos que han sido revelados, material documental, en fin. Va a ser un enorme trabajo para alguien en Criterion, pero va a ser un disco fantástico. Me alegró mucho saber que se llegó a un acuerdo con Criterion porque son los mejores.

¿Qué les diría a las personas que se rehúsan a ver “Che” simplemente por su personaje principal?

–Ésa es su decisión. Los comprendo en un nivel emocional, pero no intelectual. He visto un montón de películas sobre figuras históricas que no son de mi agrado, pero las veo porque me interesa la historia y, específicamente, cómo la historia queda representada en celuloide. Los entiendo, pero es una posición que yo nunca tomaría. Jamás dejaría de ver una película por esa razón, pero quizás eso sea porque yo hago películas.

 ¿Qué es lo más importante que se lleva con usted de trabajar en “Che”?

–Nunca te asustes y nunca te rindas.