“The Sandman”: un adiós encantador
La segunda temporada de la serie destaca, pese al historial inestable de Netflix con la fantasía.

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La relación de Netflix con el género de fantasía parece complicarse con el pasar del tiempo. A pesar de sus obvias ambiciones por construir una franquicia duradera al estilo de “Game of Thrones”, su historial revela una serie de intentos que -aunque visualmente ambiciosos- no han logrado consolidarse comercialmente. “Shadow and Bone”, por ejemplo, fue cancelada tras dos temporadas aún teniendo una base de fans sólida. Por otro lado, se estima que “The Witcher” sufrirá una notable caída en recepción tras la salida de Henry Cavill. Incluso, apuestas más arriesgadas como “Cursed” o “Fate: The Winx Saga” fueron descartadas tras su primera o segunda entrega.
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“The Sandman”, basada en la icónica novela gráfica de Neil Gaiman, parecía estar destinada a romper esta maldición. Su primera temporada generó entusiasmo entre los fanáticos del cómic y del género de fantasía, pero los problemas estructurales de Netflix reaparecieron rápidamente: largas pausas entre temporadas, marketing errático y una falta de estrategia clara a largo plazo. Aunque la segunda temporada (dividida en dos partes) intenta expandir el universo con una producción elegante y momentos de gran fidelidad al material original, llega en un momento complicado.
En estos primeros seis episodios nos reencontramos con “Dream” (Sueño), quien luego de tener una reunión tensa y reveladora con sus hermanos viaja al infierno para tener una reunión importante con Lucifer y remendar un error que cometió hace miles de años. Pero esto le costará más de lo que pensaba. Así se desatará una cadena de eventos que la obligarán a cuestionarse si realmente es quien creía ser.
Asistir esta nueva temporada no dejó de apenarme ya que el potencial de esta serie y de su elenco continúa siendo muy evidente. Y no lo digo tan sólo porque el actor Tom Sturridge prácticamente nació para interpretar a “Morpheus” (también conocido como Dream), sino también porque las historias y estilo de este proyecto son hermosamente únicos. La cinematografía, escenografía, las localizaciones y efectos especiales góticos de “The Sandman” son cautivadores.
De igual forma, esta temporada nos presentan varios problemas conmovedores a los que “Dream” se tendrá que enfrentar, incluyendo el reencuentro con una persona importante de su pasado, el misterio de la desaparición de uno de sus hermanos y la compleja relación con su hijo “Orpheus”. Esta última en particular fue mi historia favorita dentro de estos seis episodios pues vemos lados emocionales del personaje que no hemos visto antes y los cuales hacen que tome decisiones impresionantes a lo largo de la serie.
“The Sandman” incluso se atreve en uno de los episodios a desarrollar una conversación fascinante entre Dream y Lucifer acerca de las consecuencias que causa el peso de sus responsabilidades y de cómo no tienen que ser las personas que son sólo porque eso es lo que se espera de ellos; un momento que resultó intrigante, divertido y excelentemente actuado por parte de Tom Sturridge y Gwendoline Christie.
Por lo general, el elenco de esta temporada hace un buen trabajo con sus actuaciones. En esta ocasión podemos ver más del resto de los hermanos de Dream; Mason Alexander Park hace su mejor imitación de Lady Gaga para interpretar a “Desire” (Deseo), Esme Creed-Miles es adorable como “Delirium” (Delirio), pero la actriz se parece tanto a Emma Myers que distrae un tanto. Por último, Adrian Lester como “Destiny” (Destino) y Donna Preston como “Despair” (Desesperación) fallan en impresionar con unas actuaciones insípidas y olvidables.
En conclusión, los primeros seis episodios que componen la primera parte de la última temporada de “The Sandman” son encantadores y un buen comienzo para la conclusión a esta historia que lamentablemente abandona nuestras pantallas demasiado pronto.
Ya está disponible en Netflix.