"X-Men First Class": Un comienzo de primera clase
Lee la reseña de X-men First Class y ve otro episodio de Pa'l Cine.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Si no fuera por los X-Men, probablemente el medio cinematográfico habría estado libre de superhéroes por los pasados 11 años. Fue el filme original del 2000, dirigido por Bryan Singer, el que desató los universos de DC y Marvel Comics en la pantalla grande. Se podría decir que gracias a él hemos disfrutado de The Dark Knight, Iron Man y Spider-Man 2, cintas que gozaron de una excelente recepción por parte de la crítica y también se convirtieron en rotundos éxitos taquilleros.
Los mutantes creados originalmente por Stan Lee y Jack Kirby regresan hoy a nuestros cines en momentos cuando las películas de superhéroes parecen estar sobresaturando el medio. Con X-Men: First Class, el director Matthew Vaughn (Kick Ass) no sólo enfrentaría el reto de distinguir su largometraje entre los demás que estrenan este verano con otros justicieros, sino que además tendría que confrontar el mal sabor que dejó la decepcionante secuela X-Men: The Last Stand y la pésima X-Men Origins: Wolverine entre los fanáticos del género. Y, ¿saben qué? El cineasta británico pasó la prueba admirablemente.
X-Men: First Class devuelve la franquicia a su infancia, presentándonos la fundación de los X-Men en la década del 60. Vaughn, junto a otros tres guionistas, consiguen hacer algo nuevo con el género: desarrollar su argumento dentro de un contexto histórico, específicamente la crisis de misiles en Cuba que se suscitó durante la Guerra Fría. Esta innovadora decisión le agrega peso a la trama por ser una amenaza real que enfrentó la humanidad.
El corazón del filme se halla en la relación entre “Charles Xavier” y “Erik Lehnsherr” -mejor conocidos como “Professor X” y “Magneto”- quienes aquí se conocen por primera vez. “Charles” es un brillante joven recién graduado de Oxford, mientras que “Erik” es un ex prisionero de un campo de concentración judío que anda recorriendo el mundo buscando los nazis que escaparon la justicia. Ambos son mutantes y sus caminos se intersecan en un enemigo común: “Sebastian Shaw” (Kevin Bacon), otro mutante que desea iniciar una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia.
El excelente actor germano-irlandés Michael Fassbender (Hunger, Inglourious Basterds) da una sensacional actuación como “Erik” con una imponente presencia escénica que demanda respeto. Su química junto a James McAvoy (“Charles”) es perfecta, permitiéndonos ver el origen de su amistad antes de que ambos siguieran caminos distintos en sus respectivas visiones de lo que debería ser el futuro de los mutantes.
Donde la película sufre un poco es en el desarrollo del resto de los “X-Men”. El talento de la joven Jennifer Lawrence (Winter’s Bone) es desperdiciado como “Mystique”, papel que merecía mayor exposición dada su relación con “Charles” y “Erik”, mientras que el poder mutante de January Jones (Unknown, Mad Men) como “Emma Frost” -además de transformar su cuerpo en diamantes- parece ser simplemente mostrar su busto y actuar mal.
Sin embargo, Vaughn compensa estas deficiencias con unas memorables secuencias de acción que utiliza todas las diferentes destrezas de los superhéroes de forma orgánica. El desenlace deja las puertas abiertas para futuras aventuras que con suerte veremos en los próximos años sin que se restrinjan por los orígenes establecidos en el cómic. Si algo demuestra Vaughn, es que lo importante no es ser totalmente fiel al texto, sino contar una buena historia con estos emblemáticos personajes.