“El cine está bajo asalto”, expresó el director Steven Soderbergh el pasado fin de semana durante una ponencia que duró poco más de media hora que ofreció en el Festival de Cine Internacional de San Francisco, y, según él, sus mayores enemigos son los estudios de Hollywood y la propia audiencia.

Soderbergh tomó el podio y pinto un panorama sombrío de las realidades actuales que afrontan los cineastas que laboran en esta industria, donde el dinero tiene un valor exponencialmente mayor que las aspiraciones artísticas.

“El problema es que el cine, como yo lo defino, y como algo que me inspiró, está bajo asalto por los estudios y, por lo que puedo ver, con el total apoyo del público. Las razones para esto, en mi opinión, son más económicas que filosóficas, pero cuando sumas una amplia cantidad de miedo y escasez de visión y escasez de liderazgo, obtienes una trayectoria que es muy difícil de enderezar”, aseveró el director, quien asegura se retiró de dirigir para la pantalla grande con su último largometraje, Side Effects, para canalizar sus impulsos creativos en el teatro, la televisión, o incluso en Twitter, donde hace unos días publicó –en extractos de 140 caracteres- los primeros siete capítulos de una novela que está escribiendo.

Aun dentro de toda la negatividad, el director ofreció un rasgo de esperanza en torno al futuro del séptimo arte. “Cuando me desespero, pienso que hay alguien allá afuera, en algún lugar, mientras estamos aquí sentados, alguien allá afuera está haciendo algo cool que vamos a amar, y eso es lo que me mantiene en marcha”.

Todavía no puedo procesar la idea de que no volveré a ver una nueva película de Soderbergh, fuera de Behind the Candelabra, la cinta de Liberace que estrenará el 26 de mayo en HBO y que tuvo que vendérsela al canal cuando ningún estudio quiso distribuirla. Me parece trágico que mientras hay directores que semanalmente producen chatarra, alguien con el talento y la envergadura de Soderbergh no reciba el apoyo que merece.

Pero ese es el deprimente estado del cine actual en Hollywod, uno que siempre ha sido un negocio, paro que en los últimos años se asemeja más a una desalmada máquina que ha olvidado sus orígenes artísticos. Se ha quedado sin cojones, reacio a tomar riesgos, y cuando excrementos de películas como A Good Day to Die Hard y Transformers: Revenge of the Fallen hacen cientos de millones alrededor del mundo, Soderbergh tiene razón: el público ES cómplice.

“Los estudios sólo apuestan a los fines de semana de apertura en lugar de apoyar cineastas a largo plazo. En mi opinión, se trata sobre los caballos, no las carreras”, manifestó el director, quien dijo que de él estar al mando de un estudio, buscaría a cineastas como Shane Carruth (cuya sublime Upstream Color estrena el próximo martes en VOD, Blu-ray y DVD), Bary Jenkins y Amy Seimetz y les preguntaría “¿Qué quieren hacer? No creo que sea irrazonable esperar que alguien a cargo de un negocio multimillonario sea capaz de identificar talento”. Lamentablemente, ese parece ser el caso. 

El discurso de Soderbergh fue capturado en vídeo, esto a pesar de que él pidió que no fuese grabado. Los insto a que lo vean y compartan sus impresiones en los comentarios. No sólo es sumamente acertado, sino extraño ver a un cineasta hablar con brutal honestidad acerca de la industria a la que le dedicó tantos años de su vida. 

State of Cinema: Steven Soderbergh from San Francisco Film Society on Vimeo.