Nueva York

Para ser justos, es probable que en este punto punto de una intensa campaña de premios, contestar preguntas sobre la misma película lo haya forzado a colocarse en piloto automático. Sin embargo, fue cuestión de tiempo para que el actor de 36 comenzase a mostrarse más cómodo dentro del limitado espacio en el sótano del Hotel Whitby ante una audiencia genuinamente interesada en su nueva película.

“Marriage Story” se muestra a varias cuadras de ese hotel en el legendario Paris Theater de la 58, el cual reabrió sus puertas para mostrar la cinta de Netflix. Esta es solo una de las propuestas con la que la principal compañía de “streaming” busca meterse en la carrera por el Oscar, e indudablemente una de sus más seguras apuestas para lograrlo. Con al menos 181 críticas registradas, la película cuenta con un 97% de aprobación en el portal Rotten Tomatoes, haciéndola una de las películas mejor reseñadas del año.

La cinta dramática relata el divorcio de Charlie (Driver) y Nicole (Scarlett Johansson), y sirve de vehículo para que ambos actores ofrezcan las mejores actuaciones de sus carreras.

Para Driver, quien interpreta a un director de teatro que de la noche a la mañana debe luchar por la custodia de su hijo en otro estado, cada escena de “Marriage Story” fue drenante por diferentes razones. Sin embargo, hubo una escena en particular junto a Johansson -una fuerte discusión- que se sintió más agotadora que el resto. La escena es incuestionablemente una despliegue de actuación como pocos este año y será el clip que ruede en las distintas ceremonias de premiación cuando se anuncien los nominados en categorías de actuación.

“Fue muy intensa”, aseguró el actor. “La rodamos en el transcurso de dos días. En el segundo día nos dimos cuenta que no podíamos simplemente saltar al final. Debíamos comenzar siempre desde el principio, así que cada vez que hacíamos la escena, la hacíamos desde el principio hasta el final. Se sintió casi como hacer teatro”, añadió Driver, quien no perdió tiempo para elogiar al director Noah Baumbach. Esta es su cuarta colaboración desde “Frances Ha” en el 2012.

“(Noah) nos da muchas tomas, así que tenemos la oportunidad de intentar diferentes cosas dentro de los límites del lenguaje”, explicó el actor, quien aprovechó para hacer hincapié en que nada de esto es algo en lo que piense durante la filmación, sino una sensación que llega más tarde, cuando ya ha finalizado el rodaje.

“No fui analítico mientras estábamos grabando”, confesó. “Hay decisiones que tomas estando consciente y otras más inconscientes de las que debes despojarte cuando están grabando. Así que no fue algo que entretuve hasta que habíamos finalizado. Creo que es igual que la película. La realización llega cuando otras personas comienzan a preguntarte y te ves forzado a ser analítico en una forma en que no lo eres cuando estás haciendo la película”, añadió.

La película, en ambos Fine Arts desde hoy, hace todo lo posible por presentar ambos lados de la historia con la mayor honestidad posible, evitar tomar posturas o favorecer uno de los lados. El divorcio, como acertadamente presenta aquí el guion de Baumbach, pocas veces es blanco y negro. Por lo tanto, Driver y Johansson, en los roles principales, deben existir en una área gris que no es necesariamente fácil de presentar.

“Hay cierta ambigüedad en la situación, pero el crédito es para el guion”, resaltó Driver. “Siento que eso es más fiel a la vida real. No vivimos en un género (de cine). Las cosas no siempre suceden alrededor de un evento culminante obvio”, explicó el actor, hijo de padres divorciados. Sobre su propia experiencia con el divorcio de sus padres, el actor argumenta que no fue prerrequisito a la hora de interpretar este rol.

“No es mi trabajo sentir algo, sino poder proyectarlo o contar una historia para que la audiencia sea quien la sienta”, puntualizó.